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A propósito de ladrón de sábado, de Gabriel García Márquez


Enviado por   •  21 de Enero de 2018  •  Ensayos  •  1.539 Palabras (7 Páginas)  •  1.057 Visitas

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La Pluma del ensayista.

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Eduar de Jesús  Barbosa Caldera.

A propósito de ladrón de sábado, de Gabriel García Márquez

Escribir,  es un momento que consta de las posibilidades que se van tejiendo en las aguas  del  océano cerebral  del que  fluyen las ideas y luego el temible   síndrome  del papel en blanco intenta oscurecer o eliminar. Narrar para los escritores latinoamericanos impulsados por el “BOOM” que en principio obedeció a lo novedoso, a un cambio de dirección, a una mirada distinta, para poder generar confianza en unos lectores con visos de corte europeo, con distinciones aburguesada y sumado a  ello, la  insipiente credibilidad de la narrativa nuestra que divagaba en  la búsqueda de una especie de auspicio a lo Médici,  en la cortina medieval - renacentista y que dio pie  para el apoyo y reconocimiento de muchos escritores con este movimiento si le puede llamar así.

 El pasado reciente para los escritores de las naciones hispanas del nuevo mundo era un escenario y un imaginario literario que se nutría de su propia vida exótica , lo rupestre y la idiosincrasia de todos los pueblos de esta América  salvaje e indomable - que no se daría por muchísimo tiempo - y que consistió en la valoración de sus producciones escritas con unas características que las hicieron únicas y llegaron a ser tildadas como relatos  trascendentales como es  el caso de El túnel de Ernesto  Sábato, El llano en Llamas, de Juan Rulfo, Rayuela de Mario Vergas Llosa y Cien Años de Soledad de García Márquez .Es así como  salió a la luz pública todo tipo de recursos que nos indican de alguna manera la  estela del nuevo hilo narrativo,  los vericuetos que llevan consigo y un cambio de perspectiva que si bien en principio no recibió el aval de los entendidos en la materia,  fue dando un paso progresivo hacia una empresa que apoyaba la narración.

 Se aprecia con meridiana claridad,  los saltos del presente al pasado  en un  flashback no solo de regreso, sino historias contadas partiendo del final y después ir contando detalle por detalle al estilo de crónica de una muerte anunciada del mismo escritor y,  qué decir de Cortázar y Borges en sus recursos con el tiempo y el tiempo, la trasgresión y la imperceptible y  delgadísima línea  divisoria en el cual el personajes va a otro plano en el mismo cuento. Es una muestra evidente de que los paradigma otrora ejercido, se quedaron anquilosados en el pasado, que en ningún caso hay que guardarlos en el cuarto de San Alejo, sino más bien que sirvan  como referentes para anotar los cambios que ha tenido el hombre y las prismáticas hazañas de redacción  que le ha tocado adoptar por los cambios vertiginosos del tiempo para inmortalizarse al igual que los maestros de otras épocas.

En ese sentido, ladrón de sábado, podríamos dividirlos en cinco episodios que condensan la historia y que  nos lleva de alguna manera a la simpleza que tienen consigo los resúmenes y que deja las minucias, los detalles, que son el ornamento del texto, en este caso particular a un segundo plano – injusta tal vez insisto - .  

Ellos son:

  • La intromisión de Hugo en la casa de Ana amenazándola con una pistola y quitándole las

Joyas

  • Decide quedarse, usurpa la ropa del dueño de la casa
  • Ana se quiere deshacer del ladrón y quiere darle un somnífero, piensa en Pauli y se tranquiliza. Él corta los cables del teléfono e incomunica la casa.
  • Hay complacencia entre ambos – comida, música, baile y empatía.
  • Se les acabó el tiempo, él le aconseja y se han contactado para el próximo fin de semana.

Ahora, si le seguimos el juego al orden cronológico de los hechos es justo que detallemos aspectos como el estar en vilo, noctámbulos, lo bohemio quizás se intuye, padecimiento que involuntariamente los conecta en la misma atmósfera y es el hecho que ella dirija un programa nocturno de música caribeña y para más señas resalta al gran Benny Moré  y él también insomne por su ocupación – velador de banco -  es en principio un punto convergente que inconscientemente los reúne. Y que después en el desarrollo de la narración lineal va dando muestras de los gustos que ambos van aceptando paulatinamente sin que  se encuentre un ápice de rencor de connotaciones enormes; en cambio para tal caso, hay es una especie de arrepentimiento a cada intención “dañina” se asienta en una introspección que da razones por la forma como se comporta el intruso – el caso de la utilización del somnífero -. Aquí los juegos aleatorios del destino no aplican, más bien la sagacidad de insomne y no de un hombre que quiera hacerle daño a la niña y mucho menos a ella, su acción está centrada en su deseo de robar y como habíamos dicho fue declinando por la complicidad de ambos, complicidad que se afinca cuando una amiga quiere invitarla a salir y ella pasa de la “indignación” a la complacencia a  patrocinar tácitamente la impunidad de un acto que perdió su intención primaria. Situación que siente el respaldo de ambos en el sentido de los gustos que fueron disfrutando poco a poco como la comida, el baile y la forma como trata a la niña – este punto sí que la convence y no hay atenuante alguno para ese momento, sobre todo cuando utiliza el artificio de la magia tan convincente para los infantes y luego avanzada en  la historia la forma como comparten en el jardín. Un padre putativo y transitorio, que entre en escena y que ella ve con buenos ojos.

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