Aurretraro

Autorretrato

Esta que ves aquí de cabello negro como la noche y casi lacio, ojos brillantes como el diamante y llenos de pestañas largas y finas; el cuerpo entre dos extremos ni grande ni pequeño. Con boca chica de labios delgados y suaves como las nubes del cielo. Mi cara, en todo su conjunto, suele darte la percepción acertada de que soy una persona sumamente sincera. Mis manos finas y tersas son de tamaño regular. De altura media, no  baja, ni muy alta, y de contextura es normal. Casi siempre podrán encontrarme vestida con pantalones azules y un saco muy bien parecido.

Soy más impredecible que los daños ocasionados por un tsunami pero me fascinan las historias donde existe un final feliz. Me considero de derecha aunque la vida sin motivo me puede cambiar a la izquierda, considero que tengo un carácter que lastima pero también que soy capaz de reconocer mis errores. Cualquiera que me conozca podrá decir que soy honesta con los demás y con mi autoestima a pesar de lo que digan los demás.

Tengo una sonrisa que refleja una vida llena de dichas y alegrías, y te recuerdan a los pequeños niños cuando juegan y corren. Tengo astucia para demostrar mis sentimientos, a través de abrazos y besos, he logrado conquistar el cariño de quienes me  rodean.

A veces feliz, a veces triste, un poco amargada y alegre.

Con sus amigos demuestra su personalidad y su manera de ser. Siempre dispuesta, a veces cansada, con un gran corazón, amiga de aquellos que ama, sociable, con una memoria a corto plazo, apasionada al dormir, viajar y conocer, siempre apenada en situaciones ajenas a las comunes, persistente y muy desordenada. Su afición por las cosas hermosas, por los peluches y por el color rosa. Es capaz de escuchar cuando nadie habla, sueña con lo que vendrá y da sin recibir absolutamente nada a cambio, cuando aconseja a aquellos que ama, pero la lastiman fácilmente.

Esta, soy yo…

Cecilia Guadalupe Zamora Rodríguez

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