Discueso

Debo inicialmente formular una aclaratoria: en este corto mensaje, al mencionar a las personas en masculino, lo hago en un sentido genérico, referido siempre, en un plano de meridiana igualdad, con inmenso afecto y escrupuloso respeto, a hombres y mujeres. Ahora si, quisiera comenzar estas breves palabras, agradeciéndole al honorable Consejo General de Docentes del Liceo Juan Germán Roscio, haber sido designado junto al Profesor Manuel Rangel, como uno de los padrinos de esta Promoción, uniéndome a la inmensa felicidad que hoy, junto a sus representantes y familiares sienten cada uno de ustedes, jóvenes bachilleres de la República Bolivariana de Venezuela, para quienes pido sinceramente un fuerte aplauso. En efecto, es para mí motivo de profunda satisfacción, compartir tan importantes momentos con 213 nuevos bachilleres que egresan del memorable Liceo Juan Germán Roscio de San Juan de los Morros, no solo Casa del Conocimiento, sino fuente de formación de ciudadanos dignos, Sanjuaneros y Guariqueños que hoy culminan una nueva etapa de sus vidas y que se disponen a emprender orgullosos el camino de la formación universitaria. No obstante, es necesario recordarles, que esas amplias sendas que dentro de poco, comenzarán a recorrer en las distintas instituciones universitarias del país, deben ir precedidas no solo por las luces, sino por la moral en la cual insistió de manera vehemente nuestro Libertador Simón Bolívar, poniendo siempre en alto el nombre de su querido Liceo Roscio. Tras ustedes, queda toda una comunidad educativa, pendiente de celebrar sus éxitos y alentarles frente a los tropiezos que implican las dificultades y problemas propios de la vida universitaria y adulta, cuya solución sin duda encontrarán, actuando siempre orientados por valores cardinales como la tolerancia, la justicia, la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos, la igualdad y la solidaridad, entre otros. Ciertamente, es necesario que comprendan, que tal como señala el escritor estadounidense Orison Swett Marden, “el éxito jamás es una donación, es siempre una conquista” y por lo tanto deben luchar incansablemente para alcanzarlo. Asimismo, en mi humilde opinión, podemos ser buenos ciudadanos y desempeñar eficientemente nuestra profesión, prescindiendo de la gloria y la grandeza, pues tales calificativos dependen de cómo nos mira la sociedad, pero jamás debemos permitirnos prescindir de hacer nuestro mejor esfuerzo, por ser útiles a nuestro país, a nuestra región y a nuestra familia; eso si sería inaceptable e imperdonable. Por otra parte, considero un deber impretermitible, exhortarlos a mostrar lo que cada uno de quienes nos sentimos “auténticamente roscianos” hemos expresado de múltiples maneras: un inagotable e inmenso amor por nuestro Liceo Roscio. Sin duda, muchos de ustedes, roscianos exitosos, ostentará en un futuro no muy lejano, posiciones importantes en los ámbitos académico, político y económico,

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