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EL VIEJECITO

JuanIgnacioEnsayo18 de Octubre de 2015

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EL VIEJECITO

Cubierto de andrajos, aquél hombre viejo, apenas si puede mover en silencio.

Sus ojos de anciano, tienen poco brillo, más no cede nunca, en seguir en su empeño.

Antes fue muy rico Construía casas. De esas que a los hijos Él se las cedió.

Ahora ya no puede, está ya cansado

Vende sus semillas, espera los chiquillos, son quienes le compran, eso sabe bien.

Es una canasta la que tiene abajo. Él ahí parado, esperando el cliente…

Y llegan a verlo, compran cacahuates, piden las pepitas, se llevan un muégano…

Al final del día, sabe cómo fue, aquello vender, estando en la calle.

La banqueta es su asiento, la silla la deja, para ahí colocar, esa su canasta.

Es cuando angustiado Para sí solito… Mirando muy triste La cesta vacía,

Sabe apenas tiene Algo qué vender… Mas no desanima, pues debe seguir

¡Hoy no es estuvo bueno, poco se vendió…! Con paso cansado recoge ya todo

Debe ir al paso, donde está su morada. Ahora es tarde, teme retornar,

Por deber pasar, donde vive el hijo. Ahí nadie invita. Aunque ese fuera,

Más antes su hogar…

Donde estuvo ella, la esposa del alma… ¡Pero ya se fue…!

Ahora vive sólo, con su alma angustiada

Y tantos recuerdos, que dejara su amada.

Ya no tiene nada. Todo repartió

Los hijos se fueron

Llevando consigo

Cuanto les servía,

Aunque a él le dejaron

Con nada de cosas.

Un jergón con trapos, eso sí, una mesa, aunque tenga toda la pata amarrada.

También una silla, es donde se sienta, es la que le sirve para ahí poner

Lo poco que vende y debe resurtir. Hay una cubeta, en ella se lava.

No lo hace ya mucho… Al fin, ¿Para qué…? ¿Pa´ comer tortillas, que serán su cena?

¿Y el chile picoso que dio una mujer…? Se sabe muy solo, él siente el recuerdo.

Es lo que sostiene y le hace seguir, vendiendo semillas, en la calle real.

De pronto escucha. ¡Ha llegado un coche!

Asoma un poco y lo puede ver…

Alegra feliz se pone contento

¡Un Mercedes Benz…!

Parece que el viejo, tan solo de oírlo Recibe un calambre y siente en sus venas

Fluir bien bien la sangre, rejuvenecer Sale ahí corriendo, eso está por verse,

pues apenas puede, las piernas mover. Ha llegado un hijo, es uno de siete

Que ya nunca vienen…

Que de él avergüenzan…

Que están ocupados…

Viviendo en las casas Que él construyó…

Ha venido uno, después de dos años Igual que los otros, es un triunfador.

Viene bien bien trajeado, Su saco y corbata, son de lo mejor.

El viejo lo sabe, ese hijo al menos vino a visitar, aunque sea de paso

Por ello no pasa adentro, saluda apenas Se limpia la mano. Entrega un billete

comenta lo trajo, será para él. Luego frunce el ceño, Reclama gruñendo

¡Debía de bañarse, mírese nomás…!

¿Pues qué pordiosero?

su aspecto de harapos…

Hasta da vergüenza,

cuando yo lo vengo a ver.

Palabras muy duras, pero él no las oye, sólo está sabiendo… ¡Lo vino a ver…!

Aunque haya sido, luego mucho tiempo. Se retira el hijo, él está contento

Al día siguiente, con cuanto le diera, Comprará semillas, pa´seguir vendiendo.

Y pasan los meses, la misma rutina Esperando siempre, por si viene un hijo,

aunque nada dejen, los quisiera ver

Sabe tiene nietos, alguien se lo dijo.

Qué diera por sólo mirarlos… Pero sabe bien,

No debe acercarse,

Pasarían vergüenzas

Eso no lo quiere

Pues viven muy bien…

Resigna a su suerte.

ya poco le falta, para él partir,

donde él bien

...

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