Ecocultura

kljNace el ecooptimismo.

Las viejas campañas ecologistas basadas en mensajes apocalípticos empiezan a cuestionarse. Ahora se pretende explotar las buenas noticias y los eslóganes positivos.

La historia del movimiento ecologista es un rosario de denuncias, logros y fracasos basados, generalmente, en la alarma. La mayoría de las campañas de defensa del medio ambiente se centran en la misma idea: el planeta está en peligro y, si no ponemos remedio, nuestros hijos heredarán una Tierra inhabitable.

El medio ambientalista Wilfred Beckerman lo expresa así: “Desde principios de los años ochenta, se ha proporcionado munición fresca a los alarmistas que pronostican un desastre ambiental y llaman a la adopción de medidas duras”.

Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo tipo de ecologismo que busca la divulgación de las buenas noticias ambientales en lugar de la denuncia de los peligros y las enfermedades. Es lo que se ha dado llamar ecooptimismo.

Estos nuevos defensores del medio ambiente no sienten reparos en reconocer que el aire de hoy en día es más limpio que el de 1975, que la lluvia ácida está remitiendo, que las naciones ricas están controlando la pérdida de sus bosques y que las democracias occidentales incorporan en sus políticas cada vez más medidas de defensa de la naturaleza.

Al mismo tiempo, no dudan en criticar a los grupos ecologistas que utilizan el alarmismo como base de su combate, amenazan con terribles enfermedades y auguran la destrucción de los recursos naturales.

Uno de estos ecooptimistas es Gregg Easterbrook, conocido naturalista estadounidense que asegura que “la mayoría de los ecologistas proclaman emergencias que realmente no existen“. Como alternativa propone un “ecorrealismo que sensibilice a la población de los auténticos problemas del entorno y de sus soluciones”.

La directora de Greenpeace-México, Monique Mitatstein, no está de acuerdo: “Hace 25 años, cuando los grupos ambientalistas empezaron a advertir del peligro, se les tachó de alarmistas".

“Hoy se han cumplido sus pronósticos. Las organizaciones como Greenpeace trabajan sobre bases científicas que las apoyan. No nos inventamos los problemas, lo que pasa es que no se quiere reconocer que son consecuencias de los modelos económicos que estamos siguiendo”.

La ultima tendencia es la ecología de la liberación.

Frente a estas dos estrategias de defensa ambiental ha surgido un tercer movimiento en discordia: la ecología humana de la liberación. Uno de sus representantes es el teólogo brasileño Leonardo Boff, quien denuncia que “los ecologistas europeos han dejado fuera al ser humano”.

No sabemos en qué quedará la polémica, pero parece que algo se mueve entre las filas ecologistas.

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