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Frankenstein


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2015  •  Tareas  •  422 Palabras (2 Páginas)  •  144 Visitas

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Lo que Víctor va narrado se representa en la grabación, por lo tanto los personajes interviene de forma directa pocas veces.

Capítulo 13

Víctor como narrador: (con voz melancólica): el proceso sobre el asesinato de Clerval terminó pronto. Kirwin presentó infinidad de testigos que aseguraban que yo me encontraba en Orkney cuando el crimen tuvo lugar. Finalmente, el jurado rechazó la acusación y obtuve mi libertad. Inmediatamente mi padre me sacó del país, nos quedamos unos días en París, y luego, nos dirigimos a Ginebra.

A pesar de las amenazas del monstruo y del terrible destino que tenía guardado para mí luego de haberlo condenado a una soledad inquebrantable, siempre quedaba la esperanza de luchar y vencer. La victoria era improbable, pero si me preparaba para resistir el ataque, quizás podría sobrevivir. Yo, era su creador, sabía de qué estaba hecho; su materia era igual a la de todos los mortales, un certero tiro de pistola podía acabar con él.

Unos días antes de llegar a Ginebra escribí la respuesta a la carta de mi amada. En ella le expresaba la necesidad que tenía de contarle mi más profundo secreto, pues deseaba con el alma que entre nosotros no existiera desconfianza alguna, este secreto, revelaría la causa de mi tristeza y de mis desventuras. Le recalco, además, ser prudente y no mencionar nada referente al asunto hasta el día siguiente a nuestra boda.

Al llegar a casa encontré grandes cambios. Elizabeth, que recibió mi carta, me recibió de manera afectuosa, pero me di cuenta que estaba muy desmejorada, había perdido peso y en su semblante quedaban pocos rastros de la alegre vivacidad que en otros tiempos la caracterizaba tanto. Sin embargo, era ella la única que podía calmar la ansiedad y el profundo dolor que invadía mi corazón cuando pensaba en esa figura infernar que había creado.

Días más tarde, finalmente se fijo la fecha de la boda. Elizabeth se alegró ante la proximidad del evento, casi de inmediato recobró la vitalidad y yo me vi obligado a acompañar su actitud, disfrazando mis sentimientos con un exterior alegre y entusiasta. Pero lo cierto era que mientras todos se preparaban para una fiesta, yo lo hacía para un sacrificio.

Se hicieron los preparativos. Se ordenaron los más deliciosos manjares provenientes de todos los rincones de Europa. Mi padre, orgulloso por sus gestiones, nos comunicó que había obtenido el reconocimiento de una parte de la herencia de Elizabeth: éramos dueños de una propiedad en la costa del lago Como, llamada “Villa Lavenza”; en donde pasaríamos la noche de bodas.

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