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Fray Perico


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  254 Palabras (2 Páginas)  •  324 Visitas

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ESTABAN los frailes durmiendo la siesta a pierna suelta, pues estaban molidos de tantas emociones, de tantos días sin pegar ni despegar ojo, de tantos saltos y sobresaltos, cuando, ¡pum!, un cañonazo, y adiós el ciruelo donde estaba durmiendo fray Mamerto

Los frailes siguieron roncando.

¡Pum!, otro cañonazo, y la bala se llevó la pluma de fray Olegario.

Los frailes dieron media vuelta y siguieron con su bendito sueño.

De pronto se oyeron unos gritos:

—¡Que se llevan a San Francisco!

Los frailes dieron un brinco.

Eran las voces de fray Perico, que corría detrás de unos carros que iban dando tumbos camino abajo, en dirección al río.

Los carros corrían y corrían llevándose las cosas más queridas del convento: los floreros de Talavera, cuatro jamones, el gato, un cuadro que decían era de Zurbarán, con un fraile muy serio; cinco candelabros de plata, dos sacos de almendras, el reloj inglés de pared donde cabía tan ricamente un fraile durmiendo, no sé cuántos libros rarísimos de fray Olegario, la colección de mariposas de fray Procopio, dos pellejos del mejor vino de fray Silvino, cien tarros de miel de fray Ezequiel... y ¡para qué seguir! Lo peor era lo de San Francisco.

—¡Que se llevan a San Francisco!

La voz hacía eco en los claustros vacíos:

—¡San Franciscooooooooo!

—...ciscooooooooo!

—...coooooo!

—...oooo!

Fray Tiburcio no lo pensó dos veces. Se levantó de un salto y salió corriendo escaleras abajo, sin ponerse siquiera las sandalias. Entró en la fragua, cogió el martillo y salió a todo correr hacia el camino de los almendros, por donde huían los carros en dirección al pueblo.

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