Ikykdfli

¿Por qué el cuento se titula "La casa de Tellier?

No estoy seguro pero es algo raro porque casi no estuvieron en la casa durante el cuento, la casa teiller era una casa de citas donde en esa época todos asistían ya sea de clase pobre o rica y un día no abrió por que se fueron a una comunión las encargadas de la casa y en el pueblo todos se preguntaron por qué no abrió

¿Quién es la Madame?

Esposa del Sr. tellier que murió y es la encargada de la casa... Pues la casa pertenecía a su esposo

Describe físicamente a Madame.

Era alta, bien parecida. Su tez, pálida por la oscuridad de ese albergue siempre cerrado, brillaba como bajo un barniz grasiento. Un delgado adorno de rulos, falsos y enroscados, rodeaban su frente y le daban un aspecto juvenil, que contrastaba con la madurez de su figura.

Describe como es la casa de Tellier.

El edificio, húmedo y viejo, olía ligeramente a moho. Por momentos, un aroma de agua de colonia pasaba por los pasillos, o bien una puerta entreabierta en el piso bajo hacía escuchar en toda la casa, como una explosión de trueno, los gritos populacheros de los hombres del piso bajo, y ponían en la cara de los señores del primero una mueca inquietud.

El Sr. Telleir murió de?

De un ataque engordo demasiado y daño su salud

¿Quién es Frédéric?

Un camarero del 1º piso

El salón Júpiter (descripción y función)

Se reunían los burgueses, tapizado de papel azul y ornamentado por un gran dibujo representando la Leda.

Se llegaba a este lugar por medio de una escalera de caracol terminando en una puerta estrecha, dando a la calle, y sobre ella brillaba toda la noche.

¿Cuál es el nombre de las 3 damas del primer piso y también descripción?

Fernanda, Rafaela y Rosa

Fernanda representaba a la bella rubia, muy gorda, casi obesa, fofa, hija del campo, y cuyo pelo ondea, corto, claro y sin color.

Rafaela, una Marsellesa, puta de puertos, jugaba el rol indispensable de la bella Judía, delgada. Sus cabellos negros, brillantes, formaban unos ganchos sobre sus sienes. Sus ojos hubiesen sido bellos si el derecho no hubiese estado marcado por una nube. Su nariz arqueada caía sobre una mandíbula prominente donde dos dientes nuevos.

Rosa la Jaca, una pequeña bola de carne, contaba unas historias interminables y triviales, no cesaba de hablar callando sólo para comer y de comer sólo para hablar. Siempre agitada y ágil como una ardilla, a pesar de su gordura y la exigüidad de sus patas; y su risa, una cascada de gritos agudos, estallaban, aquí, allá, en el dormitorio, en la despensa, en el café, por todos lados, sin ningún motivo.

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