LA HERRENCIA

“LA HERRENCIA”

Juan, Miguel y Alberto, primos y únicos herederos directos de las fábricas de juguetes “Tiovivo”, se reunieron el fin de semana en la mansión de su difunto tío, para escuchar la lectura del testamento que se realizaría en la sala de juntas de la empresa juguetera, y que según acordaron sería el domingo por la tarde. Miguel y Alberto acudirían con sus esposas, no así Juan, que era soltero.

Lo que Juan no podía sospechar era que habría salvado su vida si no hubiera encontrado aquella vieja bicicleta en el garaje de la casa. No obstante, en lugar de matarle en el bosque, su asesino habría encontrado cualquier otra ocasión con tal de impedirle que estuviera presente en la lectura del testamento que todos pensaban que le favorecía.

El tío de Juan había conseguido amasar una considerable fortuna y la mayor parte de ella iría a parar a manos de su sobrino Juan, ya que era el único de la familia que desde joven había seguido los pasos empresariales de su tío, habiendo alcanzado en los últimos años incluso la dirección de la empresa. Una pequeña parte de la fortuna había decidido que se repartiera entre sus primos Alberto y Miguel, así como entre varias personas más, entre las que se encontraba el servicio de la casa, el ama de llaves, el chófer y la cocinera, que había trabajado allí durante toda la vida.

El sábado por la mañana Miguel salió para dar un paseo por el bosque cercano, media hora después, Alberto, como era su costumbre, se puso una prenda deportiva y salió a correr también por el bosque. Juan, por el contrario, era un hombre al que no le gustaba el trato con sus primos. Paseando por los garajes encontró una vieja bicicleta y no pudo resistir la tentación de dar un paseo, cosa que no hacía desde muchos años atrás. Una hora más tarde fue encontrado en el bosque, junto a la bicicleta, asesinado por uno de sus primos, pero lo curioso es que ambas se acusaban mutuamente declarando que habían sido testigos oculares del asesinato. Miguel declaró que mientras paseaba escuchó voces cercanas y al apartar unas ramas vio a cierta distancia a sus primos, de pie, dialogando. Se proponía acercarse hacia ellos cuando vio a Alberto que golpeaba a Juan con una piedra que tenía en la mano, mortalmente herido, Juan se derrumbó en el suelo. Decidió alejarse del lugar guardando silencio sobre lo que había visto.

Alberto por su parte declaró que, tras correr una cierta distancia, se tumbó junto a un árbol entre la vegetación. Poco después escuchó el ruido de la vieja bicicleta de Juan al pasar sobre unas hojas secas. Se levantó para hablar con él y en ese instante declaró que vio a Miguel que salía de la espesura y atacaba a Juan con una piedra sin esperar a que Juan bajara de la bicicleta.

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