La Parafrasisi

La victoria de Hamas es despreciable pero comprensible.

Es justo describir a Hamas como fundamentalista, extremista y violentista, y como una seria amenaza a la paz y a un acuerdo políticamente justo, pero Hamas no es tan extremista como otros ya que declara que estará de acuerdo con una tregua con Israel sobre la base de la frontera reconocida a nivel internacional antes de la guerra árabe-israelí de junio de 1967.

Estados unidos e Israel insisten en una salida política que incluya la ocupación de Israel de partes como Cisjordania (y de las olvidadas colinas del Golán, en Siria).

Hamas gano con una gran resistencia hacia la ocupación militar creando organizaciones sociales de base y de servicio a los pobres, que probablemente haría ganar votos en cualquier lugar. No obstante para la administración de Bush esta victoria es un obstáculo para su programa.

Las elecciones en palestina fueron prolongadas hasta la muerte de Yasser Arafat, como una oportunidad para la realización de la “la visión” de Bush sobre un eventual estado palestino democrático que es el reflejo del consenso internacional sobre un acuerdo de dos entidades estatales, que Estados Unidos viene bloqueando desde hace 30 años.

Steven Erlanger del “The New York Times” poco antes de la muerte de Arafat escribió: “La era posterior a Arafat será la última prueba de un acto de fe norteamericano por antonomasia: que las elecciones proveen de legitimidad incluso a la más frágil de las instituciones”.

En el párrafo final leemos: “Sin embargo, la paradoja para los palestinos es rica. En el pasado, la administración Bush se resistió a apoyar nuevas elecciones nacionales entre los palestinos. La idea era que las elecciones harían lucir mejor a Arafat y le darían un mandato fresco, y podrían ayudar a Hamas a ganar credibilidad y autoridad”.

Las elecciones son buenas solo cuando sus resultados sean los deseados.

El tema se relaciona. En Irak, la resistencia masiva no violenta obligó a Washington y Londres a permitir las elecciones que habían tratado de bloquear, a través de ventajas sustanciales al candidato favorito de los ocupantes y también fracaso la expulsión de los medios de comunicación.

Los gobiernos de Estados Unidos e Israel tienen ahora que acomodarse a negociar y que Hamas acepte una tregua en base a las fronteras previas a la guerra de 1967.

El compromiso de Hamas de “destruir Israel” lo pone a la par con Estados Unidos e Israel, que no habría ningún “Estado palestino adicional” (aparte de Jordania), hasta que ambas naciones aflojaron parcialmente su posición.

Como conjetura, que Hamas permitiese a los israelíes vivir en cantones desparramados e inviables, en Jerusalén, mientras los palestinos construyen enormes asentamientos y proyectos de infraestructura

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