Carnavelizacin
20 de Septiembre de 2012
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Apesar de haber sido publicadas en 1973, las Tradiciones en salsa verde han sido objeto del silencio por la cr�tica literaria. Aparte de los comentarios y notas aparecidas en diarios y revistas con motivo de su publicaci�n, son pocos los estudios realizados amparados en un aparato cr�tico. La causa del silencio es� posible relacionarlo con la proliferaci�n de t�rminos denominados groseros y las im�genes picarescas que alteran el concepto que se ten�a de literatura. Los cr�ticos �serios� optaron, entonces, por el silencio a la espera que la comunidad literaria definiese el calificativo que otorgar�a a dichas tradiciones; sin embargo, una lectura de textos como El clavel disciplinado �o Fatuidad humana no desmerecen en nada frente a sus famosas tradiciones. Es la presencia de estas palabras e im�genes las que los convierten en textos subversivos y problematizan su ubicaci�n en el canon, y mientras se dilucida su aspecto literario, los estudios llegar�n a cuentagotas.
El objetivo del trabajo es la identificaci�n de elementos carnavalescos en las Tradiciones en salsa verde mediante el estudio de su contenido, elementos que los convierten en textos carnavalizados seg�n Mijail Bajt�n en Problemas de la po�tica de Dostoievsky. Es decir, c�mo el lenguaje del carnaval, de la calle, conforma parte de un texto literario y provoca alteraciones en la relaci�n normal entre los personajes o entre el personaje y su entorno. Apoya a estos fen�menos la presencia de libertadores, virreyes y obispos, personajes distanciados del com�n de la gente, y que sufren los efectos de un lenguaje homogeneizador que los ubica en el nivel del pueblo llano.
Para facilitar la consecuci�n del objetivo, se ha estructurado el trabajo en dos cap�tulos: El primero dedicado a especificar el concepto de carnavalizaci�n literaria y a se�alar las categor�as que la conforman. El segundo dedicado a la aplicaci�n de las definiciones de las categor�as en los textos con la finalidad de ubicar los elementos carnavalescos que permitan catalogarlos de textos carnavalizados. Finalmente las conclusiones correspondientes al resultado de la parte pr�ctica del segundo cap�tulo.
I. La carnavalizaci�n literaria seg�n Bajt�n
La categor�a de lo carnavalesco, significa para Bajt�n, la categor�a de la cultura no oficial; aquella que se aparta del ser y hacer de la ideolog�a dominante para hacer escarnio y burla de sus r�gidas estructuras organizacionales. Subvierte el mundo social jerarquizado para convertirlo en el �mundo al rev�s� en donde se ridiculiza las figuras autoritarias, ya sea aristocr�ticas, religiosas o familiares, a trav�s de personajes par�dicos que cumplen an�loga funci�n, pero en un medio festivo e irreverente que anula la imagen y las acciones que representan. No s�lo se acortan distancias respecto a las autoridades o personajes de nivel elevado, sino que tambi�n las distancias entre personas de la misma condici�n popular. Los valores considerados morales e idealizados, son opacados por el exceso y la desmesura, por la degradaci�n a lo corp�reo y la comuni�n con referentes considerados inmorales. El cuerpo, la vestimenta, la alimentaci�n, la bebida, el sexo; son los medios utilizados para provocar dicho universo carnavalesco. A ello debemos agregar el elemento esencial: el lenguaje. El lenguaje otorga un significado especial a las personas y hechos, mediante �ste se producen los mecanismos anteriormente se�alados. Era el lenguaje del pueblo, muy diferente al de los diferentes estamentos oficiales y reinaba en las calles, muy especialmente en las plazas, aunque a veces �contaminaba� los sitios normados por el orden.
El momento primordial de lo carnavalesco era el carnaval y su espacio por excelencia la plaza p�blica. No por ello no puede aparecer en otros momentos y� lugares, pero estos eran sus espacios y tiempos por naturaleza. Con el tiempo, el carnaval de El contexto de Francois Rabelais fue perdiendo fuerza y sobreviviendo en los d�as de fiesta y el lenguaje popular de la calle. La literatura carnavalesca, determinada por el contacto directo del carnaval, deriv� hacia una tradici�n literaria carnavalizada que remite a un carnaval ya lejano en el tiempo.
Durante el carnaval se organizaba un lenguaje que expresaba hechos concretos y sensibles, acciones realizadas en masas o peque�os actos individuales y que se prestaba a una transposici�n al lenguaje de la literatura, fen�meno que ha venido a llamarse carnavalizaci�n literaria. El texto literario se explicar�a entonces en relaci�n con la cultura.
Bajt�n llamar�a literatura carnavalizada �a aquella literatura que haya experimentado, directa o indirectamente, a trav�s de una serie de eslabones intermedios, la influencia de una u otras forma del folklore carnavalesco. (Bajtin. 1986:152). No es necesario encontrar un texto poblado de elementos que remitan a lo carnavalesco para se�alarlo como carnavalizado, lo que posibilita abarcar una gran cantidad de obras literarias en este aspecto. Toda la literatura c�mica es literatura carnavalizada, y textos serios como las obras de Dostoievsky y el Quijote de Cervantes son textos carnavalizados cuyos elementos carnavalescos aparecen difuminados por el car�cter tr�gico o solemne que se les ha dado. Bajt�n cita entre otros fragmentos, uno de Bobock en donde el narrador aparece burl�ndose de los muertos, y Agust�n Redondo repara en la risa que provoca la parodia del Quijote al� caballero andante. Es la visi�n seria de la cr�tica la que ha impedido reparar en el car�cter carnavalizado de muchos textos cl�sicos en donde el dolor y el sufrimiento han adquirido una denotaci�n solemne y la risa un aspecto fr�volo y poco recomendable para el estudio. Es necesario, antes de ingresar al texto en estudio, conocer las categor�as de lo carnavalesco propuesto por Bajt�n.
1.1. Categor�as de lo carnavalesco.
El carnaval, como fen�meno social, estaba orientado por actitudes comunes entre sus participantes que alteraban el curso normal de la vida y que Bajt�n los enmarc� en cuatro categor�as.
La primera corresponde al �contacto libre y familiar entre la gente�, a la aniquilaci�n de las distancias entre las personas y en todos los sentidos. Distancias provocadas por la situaci�n econ�mica, el estamento social, la edad, la relaci�n familiar y el grado de amistad; pierden su valor cuando el individuo ingresa a la plaza p�blica durante el carnaval. Se desarrolla un contacto libre y familiar entre los participantes que permite un nuevo modo de relaci�n entre la gente el cual se opone a la relaci�n jerarquizante de la vida cotidiana. La anulaci�n de distancias conlleva a la liberaci�n del individuo sometido a normas de convivencia en el ritmo normal de los d�as y que ha convertido en r�gido su accionar en la vida social. El carnaval es el momento de liberaci�n que lleva a la excentricidad.
La segunda categor�a corresponde a �la excentricidad�. Es la manifestaci�n de los aspectos emocionales reprimidos y que se expresa en forma concreta. Se encuentra relacionada con la primera categor�a. La anulaci�n de distancias permite la excentricidad y mediante la excentricidad se anulan las distancias. En esta categor�a los individuos asumen caracterizaciones y actitudes que contradicen el actuar normal y las buenas costumbres. Se ridiculiza a las personas distantes con la finalidad de acercarlas y hacerlos part�cipes del carnaval.
La tercera categor�a corresponde a �las disparidades carnavalescas�, a la aniquilaci�n de distancias entre los valores, ideas, fen�menos y cosas. Se anulan las fronteras que separaban lo concebido como bueno y malo, se mezclan invirti�ndose o difuminando su carga valorativa. Son los participantes del carnaval quienes se encargan de la nueva valoraci�n.
La cuarta categor�a corresponde a �la profanaci�n�, al rebajamiento de lo considerado sagrado y mantenido en un status especial para la comunidad. No s�lo los referidos a la religi�n cristiana, tambi�n la tierra como fuerza productora, los juramentos y parodias de lo sagrado. La imitaci�n rebaja porque es negaci�n de lo real y apuesta por la imitaci�n.
Estas cuatro categor�as determinan una visi�n de mundo carnavalesco, en donde puede estar presente m�s de una categor�a. Su existencia dentro del texto le da un car�cter carnavalesco a la narraci�n y subvierte el universo ordenado donde se desenvuelven sus personajes. Se trata, entonces, de textos carnavalizados.
II. Las Tradiciones en salsa verde como textos carnavalizados
La tradici�n literaria carnavalizada en el Per� data desde el momento mismo de la conquista, cuando en una an�nima copla enviada al Gobernador de Panam� se compara a Almagro como un acopiador de ganado, a Pizarro como el matarife y a los soldados como el ganado presto a ser llevado al sacrificio. La noble empresa de conquistar tierras para el reino y almas para el cielo es parodiada con la labor de un comerciante de carnes, y tanto Almagro,� Pizarro y los soldados conquistadores son engranajes de un vil oficio de la �poca. A��dase a esto que el texto no representa la ideolog�a de la conquista y es un discurso disidente al discurso que lleva Almagro a Panam�. La copla no concuerda con la voz oficial de Pizarro llevada por Almagro y se r�e de �l, del discurso oficial, neg�ndolo.
Desde aquel momento hasta las Tradiciones en salsa verde, surgi� primero
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