EL POSITISMO
FRANCELYSCAMPOS19 de Junio de 2012
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La fuerza que el positivismo tiene en Argentina -y también en Latinoamérica- a fines del siglo XIX, remite al proceso de formación del Estado nacional. El liberalismo del período independentista, a partir de los 80 se ve reforzado por el positivismo comteano y spenceriano a los efectos de pensar un país ordenado e integrado.
Es en esta instancia donde la ideología positivista cumple "un papel hegemónico, tanto por su capacidad para plantear una interpretación verosímil de estas realidades nacionales cuanto por articularse con instituciones que -como las educativas, jurídicas, sanitarias o militares-tramaron un sólido tejido de prácticas sociales en el momento de consolidación del Estado y de la nación. De hecho, la incorporación más plena al mercado mundial y las tareas de homogeneizar las estructuras sociales para tornar gobernables a países gobernantes a países provenientes del período de enfrentamientos civiles pos-independentistas coincidieron con una etapa de centralización estatal y con la penetración y difusión de la filosofía positivista.
El positivismo en América Latina
El positivismo fue una corriente de pensamiento filosófico y político que surgió en Europa como reacción a las revoluciones, por el temor al desorden y al caos, y que le permitió a la naciente burguesía diseñar un nuevo orden político y social que les garantizara la posibilidad de ejercer sus privilegios económicos. Esta corriente se opuso a las ideas liberales de cambio en las estructuras políticas y sociales, pero apoyó y legitimó el modelo capitalista con su división del trabajo, el libre juego de la producción según la ley de la oferta y la demanda, la industrialización, la división social en clases y la no intervención estatal en la producción y su poca participación en la economía.
Los positivistas como Augusto Comte, diseñaron un sistema filosófico desde una perspectiva histórica, ética y social, para abordar de manera científica todos los asuntos sociales, y así aprehender la realidad a partir de la experiencia. Tenían una concepción progresista de la historia, la sociedad y la vida, según los principios evolutivos, pero no solo en el ámbito material y técnico, sino también en la adaptación del hombre a estos cambios, es decir aceptar la modernidad para superar el estado de barbarie.
En América Latina, con el fin de remplazar la herencia colonial, se adoptaron las ideas positivistas de Comte para los proyectos de nación que estaban surgiendo en las nuevas repúblicas. Varios líderes de la región aceptaron la concepción del progreso siguiendo el ejemplo de los países industriales y capitalistas europeos, pues era vista como la única forma de entrar a hacer parte de la "civilización". Para ello dieron gran importancia a una nuevaeducación basada en los principios positivistas, para así superar el estado de "barbarie" de la sociedad americana, y propusieron una "mejora" de la raza a través de la inmigración europea, principalmente de países del norte de Europa.
Bajo la idea del "orden y el progreso", se planteó un gran esfuerzo por implantar en las nuevas repúblicas una forma de pensar y una sangre que no era la suya, en otras palabras, la deslatinización por medio de la filosofía positivista nacida en Europa, que implicaba una especie de sajonización que no era más que una forma autoimpuesta de "civilización". Algunas de las raíces de las ideas positivistas estuvieron presentes en importantes líderes latinoamericanos como Simón Bolívar, quienes sentían que la realidad surgida por la colonización era ajena a su proyecto de nación, pues implicaba un pasado servil a partir del cual estos hombres veían la negación de su propia identidad, lo que a su vez dificultaba la construcción y el gobierno de una nueva sociedad. A esta problemática se añadió luego el debate de la raza, con líderes como el argentino Domingo Faustino Sarmiento, que se preguntaba quiénes eran en realidad los criollos, pues no podían ser considerados igual al conquistador, ni al indígena, ni al mestizo.
Detrás de este discurso "civilizador", estaban las ideas para consolidar las nuevas naciones, pero permitiendo la inserción de los países latinoamericanos al nuevo sistema económico mundial. Bajo la realidad del siglo XIX, cuando estos países se encontraban en un proceso de consolidación de su expansión económica interna y externa, con un capitalismo dependiente de Europa, principalmente Inglaterra, y a finales de siglo de los Estados Unidos, era necesario mantener una estabilidad política y social en cada una de las naciones, a partir de la cohesión de los diferentesgrupos del sector dominante. Para este propósito servía muy bien la ideología positivista y su doctrina sobre el orden y el progreso, que busca la alianza entre grupos heterogéneos por unos objetivos comunes: el crecimiento económico, la paz interior y la prosperidad nacional.
En conclusión, la base política de las ideas positivistas brindaron los elementos necesarios para el discurso que pretendía la estabilidad política necesaria para generar los cambios europeizantes, civilizadores y económicos deseados por los líderes de los nuevos estados nacionales. Este proyecto se intentó consolidar mediante la inversión de capital extranjero, la inmigración europea y una mayor secularización; siguiendo el objetivo primordial de las elites nacionales de asegurar el orden en función del progreso.
La fenomenología en América Latina
Desde la década de 1930 los principales representantes de la fenomenología han sido objeto de un interés especial por parte de los pensadores latinoamericanos. Los estudios sobre Husserl, Scheler, Hartmann, Heidegger, Sartre, Marcel, Merleau-Ponty, Ricoeur y Levinas han sido numerosos desde ese entonces hasta nuestros días.
El surgimiento de este interés se debió, en primer lugar, al movimiento de traducción de obras filosóficas, movimiento alentado inicialmente por Ortega y Gasset y posteriormente por editoriales mexicanas, lo cual permitió a los latinoamericanos, que no dominaban lenguas extranjeras, el acceso al pensamiento contemporáneo.
Este interés se incrementó gracias al trabajo de divulgación llevado a cabo por los intelectuales españoles que llegaron a Latinoamérica con motivo del triunfo del fascismo. Se deben citar entre otros nombres los de Joaquín Xirau, Juan David García Bacca, Eduardo Nicol y, de manera especial el de José Gaos, quien tradujo de Husserl Las investigaciones lógicas (1929), Ideas (1949) y Meditaciones cartesianas (1942); de Scheler Resentimiento (1927),Sociología del conocimiento (1938) y El puesto del hombre en el cosmos (1938); de Jaspers Filosofía de la existencia (1950); de Heidegger Ser y Tiempo(1951) y, finalmente, de Hartmann Ontología e Introducción a la Filosofía.
Se debe anotar, igualmente, que hasta 1970 el interés por la fenomenología dominó ampliamente el pensamiento latinoamericano. Sin embargo, tuvo mucho de esnobismo y se redujo, en relación con Husserl, a la fenomenología como ciencia eidética y a la constitución de los fenómenos por parte de laconciencia. En relación con los otros pensadores, a la temática existencialista o ética. A partir de la citada fecha disminuye el interés, pero los estudios publicados ganan en rigor y en profundidad. La publicación de la obra inédita de Husserl y la facilidad que se dio de leer a los filósofos en su propialengua, permitió un trabajo investigativo más serio y de mayores alcances: "Las obras investigativas más serias e importantes en relación con la fenomenología y el existencialismo en Latinoamérica se produjeron en la década de 1970 (como aquellas de Hoyos, Herrera Restrepo, Aguirre, Rosales, Cruz Vélez y Núñez, entre otros). Ocurre aquí un claro asincronismo entre la decadente aceptación de la fenomenología y el existencialismo y un incremento en el nivel de investigación concerniente a estas corrientes". (David Sobrevilla).
1. La fenomenología entre 1930 y 1970
Los estudios sobre la fenomenología publicados durante este período tuvieron como objetivo fundamental, en su mayoría, la divulgación o su acoplamiento con otras corrientes filosóficas, en especial con la llamada filosofía cristiana. En relación con Husserl, los estudios se apoyaron exclusivamente en Las investigaciones lógicas y en Ideas. De aquí que el interés recayera en la concepción intencional de la conciencia, en el carácterdescriptivo del método fenomenológico, en la idea del mundo como estructura de sentidos ontológicos intuibles, en la posibilidad de delimitar la ontología propia de cada región de la realidad y, finalmente, en el análisis de la actividad constituyente de la conciencia. Un interés especial se dio en Argentina, Brasil y Colombia por la ontología regional de lo jurídico.
En relación con Scheler, el interés recayó sobre su pensamiento antropológico y axiológico, dada la inclinación de nuestros ensayistas por los temas relativos a los valores éticos y culturales.
Citemos, finalmente, el pensamiento fenomenológico de los llamados "existencialistas", especialmente el del Heidegger de Ser y Tiempo visto desde una perspectiva antropológica. Esto no es de extrañar, pues dicho pensamiento y dicha interpretación dominó igualmente el panorama filosófico europeo durante estos años. Añadamos que temas como los de la muerte, la condición humana, la libertad, la angustia, la finitud, etc., tan propios del existencialismo, eran de más fácil acceso para nuestros pensadores que los temas estrictamente metafísicos. Por lo demás, eran temas que se prestaban más para un tratamiento a través del ensayo,
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