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Imterculturalidad

flacazo20 de Junio de 2013

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El desarrollo de la historia del ser humano siempre ha presentado un carácter social, esto quiere decir que la historia no lo construye una sola persona, sino más bien lo construye la sociedad en su conjunto; entendiendo este aspecto fundamental en el proceso histórico,y para explicar el intercambio dinámico entre las personas que conforman la sociedad y permiten el desarrollo de la historia, es necesario plantear un término que nos permita comprender el proceso actual en donde se forma la historia , a partir de las relaciones e interacciones en la sociedad , es así que planteamos el término de “ interculturalidad” como un concepto que permita comprender y mejorar el desarrollo de la historia ; esto es desarrollar una historia en base a la interculturalidad.

Para entender el término “interculturalidad” es necesario saberlo diferenciar de los conceptos de pluriculturalidad y multiculturalidad; los cuales muchas veces no son comprendidos de manera correcta y suelen ser interpretados de manera errónea, lo cual causa una confusión y un mal uso de estos conceptos. Los términos de multiculturalidad, pluriculturalidad e interculturalidad, contienen la palabra “cultura” por lo tanto es necesario dar una definición previa para poder entender estos términos.

La Cultura desde el punto de vista sociológico, es el sistema de valores, normas, creencias, costumbres, conductas y artefactos compartidos, que los miembros de una sociedad usan en interacción entre ellos mismos y con su mundo.[1]

En este sentido podemos entender a la cultura como matriz fundamental en el desarrollo social y así poder explicar los términos que nos permitirán definir a la interculturalidad como un concepto importante el desarrollo histórico, una vez definida la cultura es primordial definir a la multiculturalidad, pluriculturalidad e interculturalidad.

La multiculturalidad es un término principalmente descriptivo, típicamente se refiere a la multiplicidad de culturas que existen dentro de un determinado espacio sea local, regional, nacional internacional sin que necesariamente tengan una relación entre ellas.[2] Se entiende como un relativismo cultural, es decir, una separación o agregación de culturas demarcadas y cerradas sobre sí mismas, sin aspecto relacional

La pluriculturalidad es un término que representa la particularidad de la región, sugiere una pluralidad histórica y actual, en la cual varias culturas conviven en un espacio territorial y juntas hacen una totalidad nacional. [3]

La interculturalidad es un concepto distinto, ya que engloba un sentido más profundo que los otros dos mencionados, la interculturalidad no solo se refiere al intercambio entre culturas, sino también a desarrollar una interacción que reconoce las diferencias sociales, se fundamenta en la consideración de la diversidad humana como oportunidad de intercambio y de enriquecimiento.

Definir estos conceptos nos permite entender las diferencias sustanciales, que nos permitirán comprender en el desarrollo de este trabajo, la importancia de la interculturalidad en las sociedades actuales y en el proceso de desarrollo en la historia.

En la actualidad las sociedades no toman una importancia verdadera del desarrollo intercultural, esto repercute en la cultura de la población y crea estereotipos erróneos que dificultan la convivencia y la armonía. Es por ello que plantemos la importancia de revalorar a todas las culturas que conforman la sociedad, dar a conocer la importancia que tiene la tolerancia, comprensión y cooperación entre las culturas ya que esto nos permitirá desarrollar un presente y un futuro común que beneficie a todas las personas y genere condiciones propicias.

Es así que entendiendo a la sociedad como un conjunto de culturas que deben guardar una estabilidad social equitativa y justa formaremos en conjunto un desarrollo equitativo y sobre todo seremos parte de mejorar la historia.

Conceptos como la religión, ciencia , sociedad, personalidad, costumbres, etcétera; tienen connotaciones tan diferentes según la cultura de la que se provenga y es a raíz de estas culturas de donde para muchos nace la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, la no aceptación, etc.; de otras culturas por el motivo de ser diferentes, porque creemos que tenemos algo propio, nuestra cultura, que nos identifica; ¿Pero es acaso nuestra cultura la que nos hace diferentes?, ¿Qué pasaría si todos viviéramos en un mundo donde no habría tales diferencias? Podríamos ser capaces de decir que tenemos una cultura propia. Entonces si debemos nuestro sentido de individualidad en este mundo a que existen muchas otras personas que piensan y actúan como lo hacemos, y viceversa.

En algunos casos los problemas entre distintas culturas llegan hasta unos como los ya mencionados en los cuales se pierde por completo el sentido de conciencia universal, de unidad, de que somos una misma especie en este mundo, de que lo compartimos, de que tenemos muchas más en común de las que nos diferencian. Pero a las ves hay cosas que hay en nosotros, intrínsecamente arraigada durante todos nuestros años de formación que forman un muro de intolerancia hacia los demás, bien porque “El reconocimiento y la aceptación de la existencia de otro equiparable en valor y valores a uno mismo”[4], será quizá este uno de los factores del problema; acaso nos hemos vuelto seres tan individualistas y egoístas que le tememos tanto a creer de que quizá existan otras personas de nuestra especie a las que les tengamos recelo y resentimiento, no solo por nuestras diferencias sino que tal vez sea el hecho de creer que ellos son superiores a nosotros por la cultura que tienen; y que esta combinación de celos, envidia e inseguridad en nosotros mismos por creernos inferiores ante los de otras culturas, la base de esta difícil aceptación.

Si ese fuera el caso entonces esto justificaría nuestra forma de actuar que muchas veces refleja nuestro apoyo hacia ese viejo dicho: “Si no puedes con ellos, úneteles“, que es quizá en pocas palabras aquel que describe mejor nuestra forma de actuar. Pero a qué se debe esa personalidad colectiva que hemos formado, porque si John Locke no se equivocó, en su teoría sobre las tablas de la mente del hombre al nacer; entonces a que se deberá aquellos conceptos tan peyorativos y auto denigrantes que muchos tenemos tan intrínsecamente fundidos en nuestra forma de pensar y que hacen que nuestra sociedad viva de esta manera.

Obviamente la solución no es encontrar culpables, porque de que serviría si seguiremos actuando de la misma forma, en nuestra opinión creemos que lo que deberíamos hacer cambiar radicalmente nuestra identidad personal y social hacia un ámbito mucho más universal y complejo en el que nosotros y nuestra cultura no tengamos límites territoriales o marítimos, que nuestro territorio sea el mundo entero y que de esta forma podamos también a su vez aceptar a los demás y no “ asimilarlos”, y mucho menos “subyugarnos” a ellos como lo hemos estado haciendo durante muchos estos años.

Entonces en ese caso a que podríamos llamar historia e interculturalidad, quizá al final de todas estas investigaciones solo sea una forma de observar el proceso de desarrollo de nuestras culturas en contemporánea con muchas otras; un proceso que hasta ahora como ya lo habíamos mencionado no se había llevado a cabo satisfactoriamente. Ya que si ese no hubiera sido el caso, entonces viviríamos no en una sociedad pluricultural, sino en una intercultural en las cuales todos influyan en todos, pero a la vez sin que ninguno pierda su esencia y sus orígenes.

¿Qué tipo de historia se requiere para lograr una formación de corte intercultural?

Esta es una pregunta que el interculturalismo ha adoptado en los últimos tiempos. Cuya respuesta se maneja desde distintas perspectivas si queremos consolidar una noción de convivencia positiva que no se limita a la simple tolerancia, sino que va más allá, hacia el reconocimiento, aceptación y valoración de que el intercambio entre culturas las enriquece a todas por igual.

Es urgente recuperar el sano ejercicio intelectual de conocer nuestra historia empezando por la historia que hemos aprendido, ya que solo así podremos avanzar en la educación o en este caso manejar otra forma de pensar de lo educativo, que devendría en una educación incluyente.

Ubicar la historia de un hecho es fundamental para entender el significado de los cambios que estamos viviendo en el mundo entero. No se trata de preguntarnos si podremos vivir juntos, sino de comprender los cambios que han tomado la convivencia y sobretodo, cómo hacer para que sea posible dar un paso tan difícil como necesario y urgente a la vez.

La historia juega un rol fundamental en la conformación de esta apreciación hacia nuevas formas de asumir y vivir la interculturalidad. Imaginar una historia desde y para la interculturalidad pone en el centro del análisis crítico la manera en que la historia hoy en día es concebida, construida y enseñada, cuestión que si bien pasa por la parte institucional del sistema educativo, no se circunscribe exclusivamente en él.

En la construcción de una historia que de verdad posibilite avanzar en la consolidación de nociones sociales y valores democráticos característicos de una sociedad intercultural, la historia como hasta ahora la hemos concebido y enseñado habrá de replantearse totalmente, pues constituyen la base, por ejemplo, de la identidad primaria del estado nacional, nos referimos obviamente al tema del nacionalismo y su

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