La cruz siempre será salvada

PORQUE LA CRUZ SIEMPRE SERÁ SALVADA

Inicio con esta frase por título, porque la considero el motor para que un tierno sacerdote colocara su sabiduría, adquirida en un confesionario, al servicio del reto que la obra de Gilbert Chesterton le coloca: Enfrentar a un audaz ladrón, con el apoyo de un muy capaz jefe de policía.

El jefe de la policía parisiense, Valentín, asume la tarea de encontrar al internacional ladrón Flambeau, de quien conoce su historial, presupuesta que está en Londres, que se camufla de diferentes maneras para burlar la ley y que la única característica de identidad difícil de disimular es su portentosa talla. Desde que sube al tren que lo lleva a Londres, sabe que no está entre sus seis pasajeros pero observa a cada uno, caracterizando al último como un cura que inspira ternura por su torpeza y apariencia débil. Le recomienda no  contar que lleva entre varios objetos, uno de plata y piedras azules, ya que corre el riesgo de ser víctima de robo.  En la ciudad hay un congreso eucarístico que presupuesta forasteros, ambiente en el que Valentín ubica lugares y circunstancias tan particulares  como Flambeau, centrando su atención en: Una cafetería en donde el azúcar está en el salero, es un impecable restaurante con manchas de sopa en una pared; una venta de frutas con los letreros de la promoción del día cambiados, -NARANJAS- sobre -NUECES- y un relato de manzanas rodando por una calle, todo con el dato en común dos clérigos como protagonistas, uno pequeño y otro de gran talla. Con estos detalles, Valentín sigue el rastro de su ya identificado ladrón, pide ayuda a la policía de la ciudad, siguiendo el informe recibido, sube a una ruta de transporte e invita a sus poco motivados policías a observar "algo inusual" para salvar a una nueva posible víctima. Un vidrio roto en un restaurante les hace bajar del bus, y conocer de dos clérigos que comieron algo, pagaron el triple de la cuenta y cuando les dijeron que era más de lo que debían pagar, uno de ellos, con una sombrilla rompió el vidrio y dijo que el excedente era para que lo repusieran y corrieron en dirección que también tomó Valentín, hasta una particular dulcería en donde la tendera identificando a los policías les dijo que el paquete ya había sido enviado a su destino y que les contaba porque creía que como eran policías, seguramente estaban allí para preguntar por la encomienda que hace un rato, uno de los dos clérigos, le encargó, si encontraba ella, un paquete que él había olvidado. Encontrándolos, finalmente, en un alejado y solitario punto, tras los árboles Valentín escuchaba la animada charla de los sacerdotes: "La razón y la justicia imperan hasta en la estrella más solitaria y más remota" creyendo por momentos estar equivocado en sus anteriores apreciaciones. Cansado Flambeau del tema asume la tarea de identificarse, pedirle al sacerdote le entregue la Cruz Azul, de gran valor religioso y por ser de plata y zafiros. Ante la tranquilidad del cura y con burla por la inocencia le cuenta que ya la tiene, pero el cura le manifiesta su estrategia por la desconfianza que le generó el notar un brazalete que cargaba en su brazo, propio de presidiario y relató su estrategia "PORQUE LA CRUZ SIEMPRE SERÁ SALVADA": Su conocimiento de la condición humana al ejercer su profesión "escuchar pecados" le hacía sabio, conoció que no era sacerdote ya que la razón, no peleaba con la fe y Flambeau no lo comprendía así, su tranquilidad porque la policía estaba presente aún cuando escondida tras los árboles... Asombrados todos por la sabiduría del padre Brown, Flambeau hace la venia a Valentín, quien tomando preso al escurridizo Flambeau, le invita a inclinarse ante el "torpe" sacerdote quien incómodo trata deagarrar bien su sombrilla.

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