Maquiabelo

El político ideal de Maquiavelo

Leonte Brea

Sobre la concepción política de Maquiavelo se han tejido numerosas interpretaciones. Javier Conde, intelectual español de gran prestigio, identifica cuatro de las más significativas: 1) La heroica, expuesta por Meinecke, cuyos ejes principales son la virtud, la necesidad y la fortuna; 2) La demónica, de Ritter, ve en aquellos que se oponen al poder de un grupo como enemigos, y que el afán por el éxito echa por tierra cualquier principio moral; 3) La decisionista de Freyer plantea que aunque la acción política es una técnica que puede ser aprendida y enseñada a todos, sólo puede ser aplicada con eficacia por aquellos que comprenden las “exigencia del momento histórico” y saben decidir correctamente en cada circunstancia; 4) La estética de Gundolf sostiene, entre otras ideas, que la concepción política de Maquiavelo está basada más en el deseo de conocimiento de la realidad que en su voluntad de poder.

Dos aspectos debemos destacar antes de seguir abordando el problema. El primero se refiere a que existen otros enfoques tan importantes ñLefort habla de ocho, mientras Berlin de veintisieteñ como los que acabamos de esbozar. Es decir, presentan múltiples maquiavelos: el historiador, el constructor de la ciencia política, el preceptista, psicólogo social, filósofo, humanista, estratega político-militar, asesor de tiranos, patriota y hasta el satánico.

El segundo aspecto enfatiza el hecho de que estos enfoques no apuntan a diferentes maquiavelos, sino a un solo, pero construido por múltiples determinaciones, con manifestaciones diversas según las circunstancias y visualizado en función de los intereses y subjetividades de quienes lo interpretan. Águila y Chaparro utilizaron un símil muy parecido al que empleó Hobbes para referirse al miedo como el hermano gemelo que nació junto con él. Nos dicen estos tratadistas que cuando Bartolomea y su esposo Bernardo “tuvieron un hijo al que llamaron Niccoló, no tuvieron únicamente un descendiente, sino una multitud.”

Podría suponerse que tantas interpretaciones deberían generar diferentes tipos políticos. En cierta medida así es. Pero nosotros, con la certeza de que pecamos por defecto, planteamos que el político ideal del toscano es aquel que: a) Desea y busca el poder; b) Conoce la realidad efectiva; c) Es resoluto y activo; d) Tiene valor, templanza de ánimo y prudencia; e) Toma medidas preventivas para combatir la mala fortuna; f) Deslinda los asuntos de Estado de la moral común; g) No es bueno con hombres malos; h) Maneja la simulación y el disimulo; i) Es cauteloso con la ambición de sus amigos y enemigos; j) Es persistente, pero con suficiente agudeza mental para cambiar según los tiempos y las circunstancias; k) Es capaz de utilizar la hostilidad racionalmente y asumir grandes responsabilidades; y l) Sabe administrar eficazmente los recursos puesto a su disposición.

Maquiavelo entendió que estas cualidades, y otras más, las poseía César Borgia, mientras ciertos especialistas piensan que muchas de ellas le fueron atribuidas por el florentino como fruto de su imaginación. Como quiera que sea, parece un hecho indiscutible que Borgia, por poseer grandes cualidades guerreras y políticas, era el mecía que esperaba y añoraba Maquiavelo para que reunificara a Italia, su patria grande, dividida y ocupada por tropas extranjeras. No hay dudas de que fue su paradigma fundamental, pues a pesar de los errores del duque, luego que falleciera su padre el papa Alejandro VI, Maquiavelo lo propone como el modelo a seguir “a cuantos lleguen al poder con la fortuna y con armas ajenas”.

No todos concuerdan con que Borgia fue el prototipo político único de Maquiavelo. Algunos, cuando los políticos tienen que combatir a la defensiva y sin ayuda de la fortuna, prefieren, según Aramayo, a Francesco Sforza que logró el poder por la virtud y no por la fortuna. Del Águila propuso a Lucio Junio Bruto, quien, como Claudio, simuló idiotez para evitar que Tarquino el Soberbio lo asesinara. Luego, mostrando gran habilidad y arrojo, aprovechó ciertas circunstancias para desterrar a los tarquinos e instaurar la república. Nosotros agregamos a Castruccio Castracani, no por sus virtudes, que si las tenía, sino porque creemos que fue construido con retazos de las fantasías que aún poblaban el pensamiento de Maquiavelo cuando escribió su biografía en 1520

Mucho de lo relatado por Maquiavelo sobre la vida de Castruccio Castracani fue producto de su fértil imaginación, lo que demuestra que sus sueños sobre el redentor que reclamaba Italia no habían perecido totalmente. Quizás con este personaje, mitad real, mitad fantasía, quería reconstruir la imagen del héroe que nos había propuesto con la figura de César Borgia. Lo cierto

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