Más Allá

MÁS ALLÁ

En algún momento han rondado preguntas ‘tontas’ en nuestros pensamientos, sin exceptuar a ningún ser humano; se está hablando de cuestiones como: ¿de dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿cuál es el motivo de nuestra existencia? Y muchos más interrogantes que abruman al hombre de dudas, pero sobre todo, incitan en él una desesperante necesidad de saber la verdad, de poder explicar el porqué del mundo y lo que en él habita.

Lo único que ignoramos, y que quizá es lo más importante, es que dudas como estas son las que dieron nacimiento a la que hoy es considerada la base de la ciencia. No se puede escribir una palabra equívoca cuando se ha dejado claro que se está hablando de la FILOSOFÍA que en términos claros y concisos se define como ‘EL AMOR POR EL CONOCIMIENTO’.

Resulta increíble como una palabra engloba lo que somos; sólo nueve letras que poseen el grandioso poder de explicar cada pregunta que surge y mantener una respuesta lógica para ella. Porque es eso exactamente lo que da alas a esto, lo que permite su existencia: las dudas y el deseo de esfumarlas.

El principal requisito para entrar al sorprendente mundo filosófico es la curiosidad; interés por conocer la verdad, por encontrar visiones diferentes del mundo y las razones por las que éste existe, y con ello, también se logra obtener distintas percepciones de la realidad: nuestra realidad.

La Filosofía, tal vez, es el regalo más valioso que tiene el hombre, un don que la naturaleza le obsequió y que lo distingue del resto de los seres vivos existentes. Esta es la razón por la que algo tan único no pudo nacer de la noche a la mañana: en su afán de explicar el mundo, y careciendo de conocimientos suficientes, en un principio las sociedades encontraron formas de representar su mundo y vagas formas de conocer la realidad a la que en ese momento se enfrentaban; aunque sus explicaciones otorgaban un sentido lógico a lo que sucedía. Todo esto dio entrada a la primera forma de pensamiento filosófico, dentro del cual podemos citar al mito y la religión.

El mito apagó de una considerable manera la curiosidad, la necesidad de encontrar respuestas: fue este el primer paso en el camino por recorrer, cuya meta es dotar de sentido al mundo y a la vida como parte de él. La segunda opción en este largo camino fue la religión; al igual que el mito buscaba explicar y proveer de sentido a su contexto.

“AMOR A LA SABIDURIA” eso es lo que nos permitió encontrar respuestas, comprender el universo. No es como el mito, la ciencia o la religión, la Filosofía va más allá de cualquiera de estas disciplinas; su forma de ejecución la hace especial. El comienzo de todo es la curiosidad, observar al mundo, ver las cosas tan confusas que en él se encuentran y de repente, encontrarse formulando excesivas cantidades preguntas que seguramente tendrán

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