Poema.

Y tu sombras, fina y lánguida y mi sombra, por lo ratos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban, y eran una, y eran una sola sombra larga, y era, esta noche y estaba sola, el alma llena de las infinitas amarguras y agonías de tu estúpido amor separada de ti misma por el tiempo distanciado, por el infinito negro, don de nuestra voz no alcanza, muda y sola por la senda caminaba…

Ella sola andaba y la luna pálida la acompañaba, sentí frio, era el frio que tenía en tus tristes recuerdos, era el dolor por tu sepulcro, era el hielo de la muerte y mi sombra por los rayos de la luna proyectada, iba sola, por la estepa solitaria, y tu sombra ágil, fina y sangrante como aquella rosa que aquel me cortaste y el día de la rosa que dejaste marchista por siempre al corazón y ahora este corazón busca el infierno que dejaste al marcharte y este 27 de Abril se terminara el dolor, pero tu serás la basura que nunca existió en mi corazón, en esa tarde tibia de la muerta primavera, como en esa noche llena de murmullos de personas y de música que solo me rompía mas el corazón y con ella marcho y por fin esa noche murió para el corazón, el alma, el dolor y el corazón descansara para ver aquel huracán que se llevara todo el estúpido AMOR. Y el hueco ¡oh las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de lagrimas!

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