SIGLO DE LAS LUCES

En primer lugar, el ideal del siglo de las luces (la ilustración) fue la naturaleza a través de la razón. En realidad no es más que el espíritu del renacimiento llevado a sus últimas consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional; la razón también podía llevarle a dios creador del orden universal o bien en no creer en principio supremo alguno. Por ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas o creyentes de alguna religión pero no la practicaban.

Sin embargo, se da enorme importancia a la razón: el hombre puede comprenderlo todo a través de de su inteligencia; solo es real lo que puedes ser entendido por la razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil. Este racionalismo llevo a la lucha contra las supersticiones, por eso en este siglo termina la llamada casa y quema de brujas.

De acuerdo con esto, los deístas afirmaban la existencia de un dios creador y justo, pero consideraban que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de ella. Los deístas rechazaban las religiones reveladas, pero al mismo tiempo practicaban la tolerancia religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas debían ser permitidas.

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