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Enviado por   •  21 de Septiembre de 2012  •  2.859 Palabras (12 Páginas)  •  443 Visitas

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POLÍTICA MONETARIA Y CREDITICIA

Introducción

En los inicios de los noventa, y acorde con el marco conceptual denominado “Consenso de Washington” se fomentó la liberalización de la cuenta de capital de los países periféricos, en procesos que en la mayoría de los casos fueron abruptos y que no contaron con los resguardos suficientes.

Según reconoce el Comité Ejecutivo de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, la liberalización que ha sido fomentada por los países industrializados “contrasta con la evolución histórica de la mayoría de esos países, que incluye extensos períodos de control de capitales y una ee muy gradual de dicha cuenta en las últimas décadas” .

En los años posteriores, luego de experiencias como el “Tequila” y más precisamente la crisis de los dragones asiáticos, las publicaciones de organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional comenzaron a reflejar opiniones mas cautas sobre la liberalización, en función de las experiencias obtenidas a través de las crisis por las cuales pasaron los distintos países. Un elemento coincidente es que los países que sufrieron las crisis mostraron con anterioridad a la misma un proceso de liberalización financiera significativo, con débiles sistemas bancarios domésticos y especialmente laxos mecanismos de control.

De allí que, si bien las mencionadas publicaciones mantienen la recomendación de liberalizar la cuenta de capitales, ésta se encuentra sujeta a una serie de condiciones previas como el fortalecimiento de los sistemas bancarios domésticos y de la moneda, conjuntamente con una liberalización gradual y acompasada.

En el transcurso de la década, se instalaron en la discusión económica las nuevas posturas teóricas que analizan la esencia de la actividad financiera, entre ellas los aportes de Stiglitz y Mishkin , que detallan la existencia de competencia imperfecta en los sistemas financieros debidas a “fallas de mercado” basadas principalmente sobre la asimetría de la información, que genera los fenómenos de selección adversa y riesgo moral. En este contexto teórico, Stiglitz establece el rol que le corresponde jugar al estado basado sobre las fuertes discrepancias entre retornos sociales y privados de la actividad crediticia, discrepancias que son más amplias en el caso de los bancos extranjeros.

El gobierno debe intervenir en el mercado financiero para compensar estas fallas, no sólo a través de medidas regulatorias, sino también a través de la intervención en las instituciones financieras e incluso en la provisión de préstamos directos.

Recientes publicaciones del FMI reconocen la eficiencia de medidas de control de capitales para disminuir los efectos de los shocks externos e incluso su potencialidad para mejorar la calidad de los flujos de capital ingresados, aunque, no necesariamente recomiendan la aplicación de estas medidas o las restringen a períodos cortos .

La definición de los objetivos del Plan Fénix implica ir más allá de este marco teórico, avanzando en regulaciones consistentes con el desarrollo productivo con equidad, y que reduzcan la vulnerabilidad de la economía a los shocks externos generada, entre otros, por la liberalización indiscriminada de la cuenta de capital.

Respecto del marco político, cualquier propuesta económica sólo tendrá validez si existe una fuerza social capaz de instrumentarla. Requiere esencialmente un fuerte consenso político y social que actualmente no existe y que habrá que construir entre todos. Es por ello que las propuestas, en esta etapa histórica de nuestro país, deben ser orientativas, con el objetivo de contribuir a crear ese consenso necesario. Cuando el consenso se origine, será el momento de avanzar en las medidas de política concretas, que serán definidas en el marco del consenso obtenido.

III. Propuestas

III. 1. Políticas orientativas.

El objetivo esencial es recuperar la moneda local y la posibilidad de ejercer políticas monetarias y crediticias que den base a la transformación social y productiva que se pretende en el Plan Fénix.

La definición del nuevo encuadre monetario deberá partir del reconocimiento de la actual existencia de un sistema bimonetario, en el cual los activos y pasivos financieros en moneda dólar superan a los nominados en pesos, y del proceso de liberalización financiera en nivel mundial, que se debe aprovechar a favor de la economía doméstica.

Para ello se propone adoptar una política de encajes suficiente (que no conspire con el financiamiento productivo) y realizar acuerdos de préstamos contingentes con organismos financieros internacionales exclusivamente para fortalecer las reservas internacionales del Banco Central y para sustentar la moneda nacional, hasta tanto se diluya la restricción externa y se puedan acumular reservas derivadas de la cuenta corriente para este fin.

Partiendo de los condicionantes que impone la existencia de la dolarización de la economía, no sólo en nivel financiero sino también en nivel transaccional, que dificulta el manejo de la política monetaria y eventualmente del tipo de cambio, la estrategia debe pasar por reducir el nivel dicha dolarización de la economía, proceso que deberá ser gradual.

Esta reducción de los coeficientes de dolarización de los activos y pasivos financieros internos, deberá realizarse manteniendo la estabilidad del sistema financiero y teniendo en cuenta la protección de los pequeños y medianos depositantes y tomadores de créditos, diferenciando las políticas que afecten a éstos respecto de las políticas orientadas a las grandes inversiones especulativas.

Se propone favorecer la constitución de activos financieros en pesos, mediante las medidas que resulten necesarias. Estas medidas pueden orientarse a la imposición de mayores tributos fiscales a los beneficios (rentas y ganancias por tenencia) de las operaciones en dólares, beneficiar con regulaciones la constitución de depósitos en pesos, y manejar las normas de régimen de garantía de los depósitos a favor de las imposiciones en moneda local.

Se debe perseguir una política estricta de creación de dinero que esté vinculada con la evolución de la economía real y que libere los fondos que dicho sector demanda para su funcionamiento. Dado que se parte de bajos ratios de monetización, el incremento de la moneda doméstica en un contexto de crecimiento productivo propenderá a que la franja dolarizada tienda a reducirse en términos porcentuales.

Será esencial

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