Ingerencia
alsutu30 de Abril de 2015
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARALA EDUCACIÓN SUPERIOR
ALDEA UNIVERSITARIA MANUEL SEGUNDO SANCHEZ
MARACAIBO EDO ZULIA
Ingerencia de Estados Unidos en America Latina
ALUMNOS:
Br: WOLFGANG SOTO
CI: 5.838.481
Br: JESUS REVEROL
CI: 15.626.526
Br: TERESA MALDONADO
CI: 11.898.205
Br: LIAENY INFANTE
CI: 14.737.748
Prof. KEYRA ESPINOZA
América Latina, los Estados Unidos y Europa: Doscientos años de injerencia, intervención, invasión y resistencia.
INTRODUCCION
América Latina, América española, Iberoamérica, Indoamérica, distintas denominaciones para una misma realidad, desde el Río Bravo hasta la Antártida, un vasto territorio de gran diversidad territorial, cultural e histórica, que se reconoce a sí misma por compartir procesos históricos sociales comunes.
No solo la lengua española o el portugués (idiomas fácilmente comprensibles entre sí) unifican y vinculan a las naciones latinoamericanas.
Todos los territorios desde México hasta la Antártida comparten mucho más que la lengua (de hecho, el inglés, el francés y los idiomas de los pueblos originarios se hablan en vastas regiones del continente); comparten una historia común que podría resumirse de la siguiente manera:
- La existencia de poblaciones autóctonas u originarias (en relación a la llegada de los europeos, pues está demostrado que estos pueblos también provenían de otros continentes). Pueblos con una enorme diversidad y complejidad cultural que fueron avasallados, diezmados y desestructurados durante el proceso de conquista.
- Procesos de colonización y aculturación que diezmaron a las poblaciones originarias y las incorporaron por la fuerza al modo de explotación colonialista durante más de tres siglos (España, Portugal, Francia, Holanda, Gran Bretaña, todos formaron colonias en lo que hoy es América Latina).
- Procesos de resistencia a dicha incorporación forzada, expresada en todos los términos posibles: negativa a hablar la lengua invasora, resistencia a la imposición religiosa, reducción de la natalidad, levantamientos violentos durante toda la etapa colonial.
- Procesos de mestizaje biológico y cultural y de sincretismo religioso que fueron conformando nuevos espacios y realidades culturales.
- Largas y terribles luchas de los pueblos en estos territorios coloniales para conquistar su libertad. Luchas que en muchos casos no sólo fueron de carácter anti-colonialista sino también de carácter racial y reivindicativo de los pueblos originarios oprimidos.
- Luego de estos procesos independentistas, el largo camino de construcción de un nuevo orden que , en la mayoría de los casos , se pareció mucho al viejo y , por ende, el inicio de una larga historia de lucha hacia el interior de cada nación buscando la conformación de sociedades libres hacia afuera y justas hacia adentro.
Luego aparece el mayor de todos los imperio convertido así después de la segunda guerra mundial por poseer la mas grande industria armamentista de toda la historia de la humanidad y con este pretexto trata o quiere ingerenciar en la America latina toda y no son otros que los estados Unidos de America
Cuando decimos América Latina, nos referimos a ese proceso……..
DESARROLLO:
La Independencia: Fin de la dominación española, intentos de unidad.
La Emancipación, ese extenso período de quince años de guerras y lucha, finalizó con el fin del dominio imperial español sobre la mayor parte del territorio de América. Salvo Cuba y Puerto Rico que permanecerían bajo dominio español hasta fines del siglo XIX) el mapa de América Latina comenzó a dibujarse desde una organización administrativa colonial bastante unificada (cuatro grandes Virreinatos para un territorio que iba desde los actuales Estados Unidos hasta la Patagonia y el enorme Imperio Brasileño) hacia una creciente balcanización en pequeños, medianos y grandes países que se van constituyendo como naciones independientes.
Esta realidad independiente escondía , en términos internacionales, nuevos peligros para las nacientes repúblicas latinoamericanas: al terminarse la tutela del Imperio Español, nuevas naciones colonialistas podían intentar anexarse territorios en América Latina o , lo que por otra vía tendría el mismo resultado, intentar obtener el predominio económico en el vacío comercial que dejaba el monopolio español.
Por esta razón, serán las monarquías europeas las primeras en intentar hacer pié en América Latina independiente (en particular Inglaterra y Francia) sin contar con las intenciones de la propia España de reconquistar territorios de sus ex colonias y mantener los ya existentes (caso Cuba y Puerto Rico).
En definitiva, será Inglaterra la nación que, ya desde el mismo proceso independentista pondrá la mirada en las posibilidades que para su comercio tendría una América Latina libre del poder español.
Es así que la preponderancia inglesa que reemplazó al rígido monopolio español, se manifestó a lo largo del siglo XIX por el auge del comercio británico en las antiguas colonias españolas. Los barcos británicos atracaron y ocuparon el espacio comercial en las ciudades puertos más importantes de América Latina: Veracruz, Buenos Aires, Valparaíso, El Callao, Río de Janeiro, Montevideo.
Se trataba de una supremacía comercial que no buscaba el predominio político, o sea que la política inglesa en relación a las nacientes repúblicas latinoamericanas no buscaba el dominio territorial directo, sino la posesión de una situación monopólica en los mercados de las nacientes países latinoamericanos. Inglaterra logró este objetivo durante la primera mitad del siglo XIX pese a los intentos de competir contra este predominio por parte de Francia y los Estados Unidos.
El Congreso de Panamá (1826) El primer intento de una “Patria Grande”: la idea de constituir una Confederación de naciones hispanoamericanas que suplantara desde la unidad al orden colonial español luego de independencia, fue el primer intento consistente por evitar la balcanización de las nacientes repúblicas independientes y evitar así (lo que luego ocurriría) la debilidad resultante de una fragmentación política y económica que las dejara en situación de inferioridad frente a las potencias coloniales e imperiales.
Todos los líderes de la independencia latinoamericana tuvieron clara conciencia de la necesidad de la unidad:
Así se expresaba, por ejemplo el Gral. San Martín en 1822:
“La causa del Continente Americano me lleva a realizar un designio que halaga mis más caras esperanzas. Voy a encontrar en Guayaquil al libertador de Colombia. Los intereses generales del Perú y de Colombia, la enérgica terminación de la Guerra que sostenemos y la estabilidad del destino a que con rapidez se acerca América, hacen nuestra entrevista necesaria, ya que el orden de los acontecimientos nos ha constituido en alto grado responsables del éxito de esta sublime empresa”.
En términos similares se expresaba, desde la Banda Oriental José Gervasio Artigas:
“Nosotros no debemos tener en vista lo que podemos respectivamente, sino lo que podrán todos los pueblos reunidos porque adonde quiera que se presenten los peninsulares será a todos los americanos a quienes tendrán que afrontar”
“Unidos íntimamente por vínculos de naturaleza y de intereses recíprocos, luchamos contra tiranos que intentan profanar nuestros más sagrados derechos….No puedo ser más expresivo en mis deseos que ofertando a vuestra excelencia la mayor cordialidad por la mejor armonía y la unión más estrecha. Firmarla es obra de sostén por intereses recíprocos”
Desde Chile, Juan Egaña sostenía:
“Nosotros sólo tenemos un remedio para todas estas desgracias, pero un remedio universal capaz de destruir todos los planes que la Europa haya formado en mil siglos; esta es la reunión de toda América y el prestarse una defensa mutua para todos sus puntos organizando un plan general de las obligaciones y contribuciones que debe hacer cada gobierno en armas, hombres y dinero para el caso del menor ataque o seducción de la Europa” (1811)
El gran impulsor de que esta idea se transforme en realidad será el libertador Simón Bolívar, quien mucho antes de alcanzar la independencia definitiva de América Latina, había pergeñado la idea de constituir una gran confederación. Así, en la Carta de Jamaica en 1815 5 expresaba:
"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo en una sola nación con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; [...] ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojala que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso
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