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La Postcolonialidad


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2012  •  13.396 Palabras (54 Páginas)  •  498 Visitas

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Postcolonialidad y postmodernidad. Jorge Luis Borges o la periferia en el centro/periferia como centro/el centro de la periferia

1. POSTCOLONIALISTA/CENTRO/POSTCOLONIZADO/PERIFERIAVS. POSTCOLONIALIDAD: CENTRO PERIFERIA

El título de este trabajo revela un enfoque que tiene como base la discusión que se viene realizando desde hace algunos años dentro del postcolonialismo.

Lo primero que quisiéramos aclarar, dentro del contexto de nuestra argumentación, es qué entendemos por el término de 'postcolonialismo', ya que fuera de las diversas acepciones de éste, tenemos al menos dos puntos de referencia: aquél de los postcolonialistas y el de los postcolonializados (1) y de allí dependerá su uso. De este contexto se derivan también los términos de 'centro' y 'periferia'. Se podría calificar, sin mayor duda, como centro, a los productores del discurso imperante, esto es, que poseen el poder. Quien tiene el poder, impone el discurso. Aquí ya no basta decir "Wissen ist Macht" (conocimiento es poder/knowledge is power), sino "Macht ist Wissen" (poder es conocimiento/power is knowledge), ya que se trata de la propagación y de la imposición de un conocimiento, de su performancia y no de su competencia. En el estado postcolonialista la raza y la geografía ocupan, al parecer, un lugar secundario, puesto que el lugar importante lo ocupan "tan sólo" la tecnología, la ciencia y en particular la comunicación. Hoy, la comunicación tiene el mayor poder, la velocidad de la comunicación y con esto la efectividad con la cual se expande una unidad comunicativa.

Ahora bien, los términos 'periferia'/'centro' no son estáticos ni unilaterales, sino que tienen al menos dos implicaciones: la periferia se autocalifica como periferia, se periferiza a si misma. Lo mismo ocurre con el centro que se define como tal; es decir, la periferia no se produce siempre como resultado del centro, sino como resultado de su imposición deliberada de periferia y al revés sucede con el centro. Por otra parte, la periferia se desprende naturalmente de la actitud del centro y el centro de la actitud de la periferia. Esta diferenciación basada en implicaciones recíprocas caracterizaría la condición postcolonial a diferencia de la condición colonialista que produce un discurso unilateral. En un esquema podemos representar las relaciones entre periferia y centro así como sus homologías y diferencias de la forma siguiente:

Periferia Centro :: Centro Periferia

Periferia Periferia :: Centro Centro

Periferia / Centro

Una posible distribución de los constituyentes de la periferia y del centro, que además muestra su arbitrariedad, a pesar de tratar en forma diferenciada la distribución, podría ser la siguiente: a la periferia pertenecerían en mayor o menor grado todos los países latinoamericanos, en Europa Occidental todos aquellos países que no son señores del poder del discurso tecnológico, científico y de la información o que sustentan un poder delegado: Grecia, Portugal, España y de cierta manera incluso Escandinavia y en el continente americano Canadá (2); así también toda la parte este de Europa, el mundo Islámico y Asiático. Al centro pertenecen algunos países del oeste de Europa, a saber: Alemania, Francia, Inglaterra, Italia; del continente americano, EE.UU. y en parte Canadá y del asiático, Japón. Dentro del centro ubicaríamos a EE.UU. a la cabeza, seguido por Japón y Alemania. Por otra parte, si partimos de un punto de vista de la producción de ideas de tipo occidental, a EE.UU le debería seguir Francia, Alemania e Italia; Japón quedaría recluido a "cierto tipo" de periferismo o centrismo en alguas áreas de producción occidental (por ejemplo: la moda, el mobiliario, el arte, la arquitectura, los avisos publicitarios). El problema de la periferia y del centro se puede estudiar en forma ejemplar en el caso de Japón (y de la India), país que por cierto pertenece al centro por antonomasia, pero que a su vez la fórmula de su éxito se basó en una adaptación a un tipo de productos occidentales empalmada con una forma de producción enraizada en su propia tradición sociológica. Así, la ambivalencia de los términos periferia/centro es puesta en evidencia, y también los límites entre ambos términos son permeabilizados de manera tal por la cultura nipona, que dejan de tener un sentido definido. Por esto, el término de postcolonialismo debería ser entendido como la relativización del estado actual entre la periferia y el centro y el comienzo de un diálogo (quizás de una redistribución del poder en el campo de la cultura) entre la periferia y el centro.

Quisiéramos hacer algunos alcances más sobre el término "post-". El postcolonialismo se puede entender como un discurso internacionalista de corte político-económico y cultural, pero también como un nuevo nacionalismo, contra el cual ya se ha manifestado Fredric Jameson (3), y se diferenciaría de la postcolonialidad - término o concepción que introduciremos a continuación - en cuanto ésta es una nueva forma de diálogo cultural pluralista e internacionalista entre la periferia y el centro. De este modo, la postcolonialidad comparte el lugar epistemológico del postcolonialismo internacionalizante, pero se concentra en sus investigaciones por razones científicas en el aspecto cultural. Dentro del postcolonialismo se encuentran ambas tendencias, a saber, el nacionalismo y el internacionalismo, todavía vigentes. La tendencia internacionalista y la nacionalista se manifiestan en forma mesurada en Europa Occidental (Alemania, Francia, Italia, Inglaterra); la nacionalista, militante y bélica en Europa del Este; la internacionalista con resabios nacionalistas se da en particular en Latinoamérica, la cual se distancia del colonialismo.

En la discusión del tópico en cuestión existe además el peligro de crear una causalidad directa entre postcolonialismo (o la postcolonialidad) y nacionalismo, este último ligado al concepto de la identidad, lo cual es erróneo e innecesario. La novela del boom que se publicó prioritariamente en España y se tradujo mundialmente, contradice semejante postulado, si solamente consideramos la difusión, puesto que lo que hay que tener en cuenta es la variadísima gama de lectores de la cual gozó (4). Desde nuestro punto de vista el fenómeno del boom no se debió a la tan mitizada realidad latinoamericana de la

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