La Regiom
bb.lanena14 de Agosto de 2011
6.378 Palabras (26 Páginas)745 Visitas
Regionalización
La regionalización implica la división de un territorio en áreas menores con características comunes y representa una herramienta metodológica básica en la planeación ambiental, pues permite el conocimiento de los recursos para su manejo adecuado. La importancia de regionalizaciones de tipo ambiental estriba en que se consideran análisis basados en ecosistemas, cuyo objetivo principal es incluir toda la heterogeneidad ecológica que prevalece dentro de un determinado espacio geográfico para, así, proteger hábitats y áreas con funciones ecológicas vitales para la biodiversidad, las cuales no hubiesen sido consideradas con otro tipo de análisis.
Tipo de regiones
REGIÓN DE PLANIFICACIÓN
Se define como l espacio geográfico sujeto a un mismo centro de decisiones, por lo que comúnmente coincide con las divisiones político - administrativas.
Estas regiones se establecen para trazar políticas de desarrollo económico y social, de acuerdo con las características y las necesidades de cada espacio geográfico.
REGIÓN FUNCIONAL
Se caracteriza por ser producto del análisis de la relación existente entre uno o varios centros urbanos que concentran industria, población y comercio.
Se pueden clasificar de la siguiente manera:
• Región político - administrativo:
Delimitadas por las divisiones administrativas políticas de una entidad territorial, sea un estado o un municipio.
• Región territorial:
Unidades autónomas que hacen parte de las regiones político, administrativo, público y que presentan una unidad territorial definida. Ej.: Isla.
• Región internacional:
Trascienden los límites político - público de los países y se sustentan en acuerdos de tipo administrativo, financiero, comercial, diplomático, cultural o militar.
• Región competitiva:
Aquellas áreas que se conjugan o coordinan con base en proyectos productivos compartidos. Rj: Tratado de libre comercio
REGIONES CULTURALES:
Se pueden construir según el cúmulo de pautas de comportamiento humano, ideas, valores, costumbres y prácticas que se transmiten de una generación a otra, o de un grupo a otro.
La definición de este tipo de regiones implica una investigación sobre las prácticas de las comunidades o grupos que habitan determinado territorio.
LAS FORMAS DEL RELIEVE TERRESTRE
Sobre las deformaciones de la corteza terrestre producidas durante una orogenia actúan los agentes erosivos y, como resultado de la sucesión de ambos procesos, surgen las principales formas del relieve continental, que son:
A) Los escudos o zócalos
Los escudos son viejos macizos montañosos formados durante la era primaria hace más de 500 millones de años y arrasados por la erosión durante la era secundaria, que constituyen los núcleos de los actuales continentes. Están formados por rocas magmáticas y metamórficas muy antiguas, aunque en algunos lugares pueden estar recubiertas por coberteras sedimentarias más modernas. Desde épocas muy remotas los escudos han permanecido estables, sin sufrir ningún plegamiento, aunque han sido afectados por dislocaciones, abombamientos y fracturas.
Los actuales escudos se agrupan en dos conjuntos: septentrional, que incluye los escudos báltico, ruso-siberiano y canadiense, entre otros; y meridional, que comprende los escudos sudamericano (guayano-brasileño), africano, arábigo, australiano, etc.
B) Las cuencas sedimentarias o geosinclinales
Las cuencas sedimentarias son zonas deprimidas o hundidas de la corteza terrestre sobre las cuales se han acumulado sedimentos procedentes de la erosión de los escudos, que posteriormente serán plegados y darán origen a una cordillera de montañas.
Rasgos climáticos.
Con los matices específicos que puedan introducir factores como la orografía, la altitud, la continentalidad, o la proximidad al mar, el clima andaluz se ajusta de forma clara al tipo mediterráneo. En este sentido, hay que resaltar por tanto un régimen de temperaturas bastante, y como carácter típicamente definitorio, un régimen de precipitaciones marcadamente irregular. Respecto a este último aspecto, la irregularidad de las precipitaciones se evidencia a diferentes niveles, distinguiéndose así una irregularidad interanual y otra de tipo intra anual. De la irregularidad interanual merece destacarse la existencia de años extremadamente secos, que al sucederse de forma consecutiva pueden dar lugar a situaciones de sequía de cierta consideración e intensidad según las zonas. Este tipo de déficit hídrico puede dar lugar a situaciones excepcionales vinculadas a problemas de salud derivados del consumo de agua procedente de fuentes de abastecimiento alternativas (acuíferos, cauces fluviales contaminados...), o de condiciones generales de escasa salubridad generadas por la falta de agua. En relación con la irregularidad entra anual hay que señalar la alternancia de períodos de escasas lluvias, con su expresión más evidente en una regular sequía estival, con otros períodos de carácter menos previsible, en los que tienen lugar intensas lluvias de tipo torrencial. Si la regularidad de la sequía estival condiciona el que sólo sea un problema cuando se enmarca dentro de períodos más amplios de sequía (varios años), la ocurrencia de precipitaciones torrenciales supone normalmente una problemática mayor. Estas intensas lluvias pueden vincularse a grandes rasgos, a dos tipos de condiciones meteorológicas. Por un lado, como corresponde al ámbito de las latitudes medias, pueden vincularse a situaciones típicas de invierno relacionadas con el paso de sistemas frontales (frente polar). Por otro lado, con manifestaciones más excepcionales y extremas, y típicas de las estaciones intermedias o de verano, aparecen los desarrollos de lluvias de tipo conectivo. A este último grupo pertenecen una variada gama de fenómenos, que presentan como factores en común los procesos locales de calentamiento de la superficie terrestre, el calentamiento de los mares circundantes (Mediterráneo), y las intrusiones de aire frío en las capas altas de la atmósfera. En conjunto, las lluvias torrenciales suponen un fenómeno frecuente en la región, constituyendo el origen de la mayoría de las inundaciones, así como uno de los factores demás peso en el desencadenamiento de intensos procesos de erosión, deslizamientos, etc. Al margen de estas características generalizables al conjunto de la región, se citaban al principio una serie de factores que introducían matices particularizadores que conviene considerar. En primer lugar hay que hablar de la altitud y de la continentalidad, como factores que tanto por separado como de forma conjunta, suelen suponer cierta rigurosidad térmica. Así, en líneas generales, las zonas de la Andalucía interior suelen caracterizarse por veranos muy cálidos, que en determinadas circunstancias (olas de calor) pueden provocar situaciones problemáticas sobre todo en ciertas poblaciones de riesgo (enfermos, ancianos...). A su vez, existen en Andalucía extensos ámbitos montañosos, donde la altitud (con o sin el factor de la continentalidad), suele condicionar la ocurrencia de inviernos muy fríos, con frecuentes problemas de heladas y tormentas de nieve. En ciertas zonas, estos hechos dan lugar a aislamientos de núcleos y cortes en las comunicaciones y redes de abastecimiento. En ciertas comarcas donde estos problemas se suman a la carencia de servicios básicos por procesos de despoblamiento, y a la presencia de una población fuertemente envejecida, pueden llegar a darse situaciones críticas. Respecto al matiz orográfico en relación a las precipitaciones, debe ser analizado desde un doble punto de vista que supone la existencia de dos situaciones contrapuestas. Así, mientras que para unos sectores la presencia de una barrera orográfica puede convertirse en un factor agravante en la ocurrencia de lluvias torrenciales (aceleración de los procesos convectivos por elevación orográfica), para otros, esta barrera montañosa puede suponer una efectiva pantalla natural que impida la llegada de las masas nubosas y la ocurrencia de lluvias, agravando o haciendo casi perpetuas las situaciones de sequías. Otro factor a tener en cuenta es la proximidad al mar. Si bien como factor climático general, la proximidad al mar supone sobre todo una suavización de las temperaturas, lo que se pretende resaltar en este punto son las condiciones especiales que soportan los ámbitos costeros bajo circunstancias meteorológicas adversas. Efectivamente, el desencadenamiento de fenómenos tormentosos en la costa suelen generar fuertes temporales de lluvia y viento, con efectos ciertamente extremos debidos al embate de las olas y a la invasión de la zona terrestre por el mar. Si estas circunstancias han incidido tradicionalmente sólo en los sectores relacionados con la pesca y el transporte marítimo, el cada vez mayor crecimiento de los núcleos urbanos costeros y la consecuente proliferación de infraestructuras de todo tipo en este ámbito, han supuesto un incremento en la incidencia de estos fenómenos.
2.4. Rasgos hidrológicos.
En el espacio de la Comunidad Autónoma de Andalucía tienen implantación territorial cuatro cuencas hidrográficas, definidas bajo un doble criterio natural y de gestión. Dichas cuencas dependen de otras tantas Confederaciones Hidrográficas, y de mayor a menor superficie ocupada, son la del Guadalquivir (57.400 km2), la del Sur (18.000 km2), la del Guadiana(10.000 km2) y la del Segura (750 km2).Tanto en el caso de la cuenca del Segura como en la del Guadiana, la proporción del área total ocupada por territorio andaluz es mínimo,
...