Al Pueblo Nunca Le Toca

Al pueblo nunca le toca

se basa en el eslogan de una campaña de Alfonso López Michelsen, el cual decía: “AHORA LE TOCA A EL PUEBLO”, pero tantas promesas e ideas fueron en vano así que dicho eslogan se revirtió y quedo “AL PUEBLO NUNCA LE TOCA”.

Este libro trata acerca de toda la guerra que hubo en el siglo XX entre conservadores y liberales en Colombia, en el libro la historia gira alrededor de los problemas políticos y sociales que se viven en Colombia, los representantes de esta historia son dos hombres, La historia de estos dos hombres es que un día empezaron a hablar en un café acerca de la política, de cómo se debería manejar el país, pero los dos tenían pensamientos diferentes ya que Casiano era conservador y Baltasar era liberal, Casiano decía que el gobierno debería ser siempre de conservadores, ya que el pueblo era analfabeta, obreros, etc. En cambio ellos conservadores para Casiano eran los de la clase alta por eso ellos eran los que tenían que gobernar, el decía que el gobierno debería estar conformado por el pueblo, por los obreros, no por los de clase alta, ya que los del pueblo no se robarían el dinero ni nada por el estilo si no que en cambio ayudarían a los de su clase, porque ya sabrían lo que se siente estar del otro lado, como el pueblo que sufre hambruna, pobreza, etc.

El haber experimentado en carne propia las dificultades de conciliar la música tradicional con la nueva música cristiana contemporánea, y el rechazo visceral que la mayor parte de esta última me produce y mi cerrada negativa a seguir participando de los 'conciertos' de los innumerables 'ministerios musicales' aparecidos en mi país, fueron la motivación que me hizo buscar material que me asegurara que mi posición musical 'anticuada' no lo era tanto. pues logra magistralmente fundamentar por qué esta extraña música que ha penetrado disfrazada en nuestra iglesia, debiera quedarse afuera, y no contaminar con fuego extraño el lugar santo. Como dijera un muy buen amigo mío, -quien en su tiempo actuó como baterista en una orquesta de rock con lo cual se ganaba la vida , y hoy ya por muchos años anciano de iglesia-, al expresar su desazón, "me salí de la orquesta y dejé el rock para ser adventista, y hoy estoy escuchando la misma música en mi iglesia, Tampoco entendemos mucho lo que está pasando, quienes toda la vida hemos tenido una orientación musical tradicional, y de pronto se nos dice : "ahora estamos nosotros al mando", y debemos 'soportar' los inoportunos chillidos, golpeteos, fortísima música sincopada, y una letra ininteligible de la cual no queda nada al término de la ejecución de la parte especial. ¿Podemos hacer algo al respecto? O parafraseando el título del libro de otro Samuel (Koranteng-Piping), ¿debemos quedarnos callados?. Creo que sí, que podemos y debemos hacer algo y nunca, nunca jamás

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