Alejandro Toledo

El candidato presidencial Alejandro Toledo pasó a la segunda vuelta electoral junto con Alan García comprometiéndose con los trabajadores arequipeños a defender Sedapar, Seal y Egasa, como patrimonio regional y su calidad de empresas públicas. Lo hizo en acta suscrita el 16 de mayo del 2001 en la FDTA. El documento selló los compromisos que el líder de Perú Posible adquirió en la Plaza de Armas de Arequipa donde criticó la política neoliberal y las privatizaciones hechas por Alberto Fujimori.

Sentado en el sillón presidencial Toledo, tal como Humala hoy, mandó al carajo el compromiso firmado; y, a instigación de Pedro Pablo Kuczynski, inició los trámites para privatizar las empresas energéticas adjudicando la buena pro a la empresa belga Tractebel la misma que ofreció por Egasa 147,43 millones de dólares y por Egesur, 20. La firma belga fue la única que se presentó a la subasta luego que la norteamericana PSEG Global presentara un sobre excusándose de participar en la licitación.

Semanas antes de lo que hoy los medios llaman "arequipazo" se habían realizado varios paros y hubieron gestiones para dialogar sobre el caso. Un solitario Arturo Valderrama libraba su propia y solitaria batalla en el parlamento, aun contra la opinión de su partido, el Apra. En el Poder Judicial había un proceso en marcha y a pesar de eso el gobierno de Toledo siguió con el proceso de privatización de nuestras empresas energéticas.

Los ministros Olivera y Rospigliosi se expresaron despectivamente contra Arequipa y los arequipeños. El ministro de Energía y Minas Jaime Quijandría, pidió explicaciones al partido aprista por el comportamiento del congresista Valderrama. Ricardo Vega Llona, el facilitador de la entrega, se rayó, refiriéndose a Valderrama con términos ofensivos ante la complacencia del APRA. Por eso se recurrió al tema de la dignidad.

Hubo también un problema de propiedad. Los pueblos jóvenes, de diversa manera y después de muchos sacrificios, habían comprado los postes y los cables para la instalación de la energía eléctrica, por lo tanto ellos eran los dueños de la infraestructura energética de su barrios y ahora veían que su empresa pasaría a manos privadas con postes y todo. Ya esto había pasado con Cemento Yura cuando Fujimori vendió a precio de huevo a los Rodríguez (Banda) Rodríguez una empresa que era de todos los arequipeños.

Por eso Arequipa se opuso a la venta de Egasa. El movimiento social no solo hizo retroceder al gobierno, sino provocó una crisis política, detuvo las privatizaciones y sirvió de ejemplo para dar valor y dignidad a los pueblos del Perú. La venta de las empresas públicas era parte del programa neoliberal inaugurado durante el gobierno de Alberto Fujimori. Ese régimen

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