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Anìbal Barca - Frases cèlebres


Enviado por   •  29 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  617 Palabras (3 Páginas)  •  1.242 Visitas

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Una nueva entrega sobre “frases que han hecho historia” nos lleva a la Península Itálica, en pleno Agosto del 216 a. C., en la II Guerra Púnica. Cerca de Cannas se produjo una gran batalla, de la que los historiadores clásicos no se ponen de acuerdo para cifrar sus víctimas, la mayoría romanas. Tito Livio habla de unas 47.000 bajas, entre las que se encontraba el cónsul Emilio Paulo. Polibio, por su parte, indica un número de 70.000 víctimas, mientras que Quintiliano y Apiano reducen este número a 60.000 y 50.000 respectivamente. En lo que si están de acuerdo es en tildar esta derrota como la mayor sufrida por Roma desde su fundación (756 a. C.). En este contexto entre a escena Aníbal Barca, cartaginés, cuya fama en Roma se había acrecentando en los años previos por sus triunfos sobre las legiones romanas en las batallas de Tesino (218 a. C.), Trebia (218 a. C.) y Trasimeno (218 a. C.). Era hijo del general Amílcar Barca, que se enfrentó a Roma durante la I Guerra Púnica (264- 241 a. C.), y miembro de una de las familias más importante de Cartago: los Bárcidas. Aníbal fue capaz de trasladar la II Guerra Púnica (218- 202 a. C.) a los confines de la propia Roma tras atravesar los Alpes en pleno invierno.

La II Guerra Púnica volvía a enfrentar a Roma y Cartago por el dominio del Mediterráneo. La victoria de Aníbal en Cannas le dejaba vía libre para atacar la propia Roma. Los ciudadanos romanos temían la llegada de su más temible enemigo y no cesaban de repetirse: Hannibal ad portas. Sin embargo, el púnico jamás alcanzaría las puertas de la ciudad. Y he aquí dónde hallamos un gran enigma y el origen de nuestra frase, ¿por qué Aníbal no atacó la ciudad de las siete colinas? Las condiciones eran favorables para el cartaginés, pues apenas hubiese encontrado oposición en su camino hacia Roma, donde solo quedaban las milicias urbanas. Tras Cannas, en el bando cartaginés predominaba el optimismo. Aníbal dio descanso a sus tropas, en lugar de partir de inmediato hacia Roma. Según Tito Livio, uno de sus generales, Maharbal, instó a seguir sin demora hacia la ciudad del Tíber, sin embargo, Aníbal le respondió con una negativa y este le contestó: La verdad es que los dioses no se lo conceden todo a una misma persona. Sabes vencer, Aníbal, pero no sabes aprovechar la victoria. ¿Era consciente Aníbal de la posibilidad de la victoria?

Debemos creer que Aníbal era plenamente consciente de tener la destrucción de Roma en sus manos. Hay quien ha señalado que Aníbal no arrasó Roma por una simple valoración táctica, ya que no quiso perder tiempo en un asedio prolongado cuando parecía más sencillo aislar esta ciudad del resto de toda Italia. Otros tildan a Aníbal de hombre sabio y culto que nunca pretendió la destrucción de Roma. Las fuentes que escribirían sobre esta guerra fueron crueles con Aníbal, pues eran el testimonio del vencedor final, Roma. Polibio y Nepote escribieron

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