Comercio

Salvadoreña hace vinos artesanales con aromas del volcán

"Si la vida te da limones, haz limonada", dice el viejo refrán que una salvadoreña emprendedora adoptó y aplicó en su vida. Marta Argueta es una ama de casa de 37 años que después de quedarse sin empleo y ver cómo su esposo se iba con una mujer más joven decidió dejar de lamentarse y tomar lo que la vida le daba para sacarle provecho.

Hasta el año 2005 trabajó como dependiente de una farmacia en centro de Santa Tecla, su entonces esposo le dijo que dejara el trabajo y se dedicará a cuidar a sus dos hijos que estaban por iniciar la escuela.

Ella aceptó y a los pocos meses fue abandonada por el esposo. Marta ya sin empleo regresó a la casa de sus padres en las faldas del volcán de San Salvador y por varios meses le ayudó a su madre a hacer pupusas, hasta que un día viendo la diversidad de árboles frutales que habían a su alrededor se le ocurrió usarlas para obtener un ingreso.

Primero intentó hacer dulces pero las ferias ya estaban colmadas de este tipo de productos así que la venta no fue buena y sus hijos terminaron comiéndose la mercadería.

Luego recordó que su bisabuela hacia además de “guaro curado” licores de fruta para alegrar suavemente a las mujeres en las fiestas familiares y decidió retomar el legado de la bisabuela.

Encontrar quien le diera los detalles de la receta era difícil ya que su bisabuela ya había muerto, entonces decidió experimentar con los elementos que recordaba de la bisabuela y ponerle su toque personal.

Así hizo la primera botella de vino de nance, “Eso fue fácil porque como el nance fermenta por si solo”, dice.

Después vinieron otros sabores propios de la campiña salvadoreña guayaba, tamarindo, jocote y mango son algunos de los que fabricó con fruta que crece en

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