El Carupanazo

El Carúpanazo:

A las dos de la madrugada del viernes 4 de mayo de 1962 estalla en carúpano un movimiento cívico-militar contra el gobierno de Rómulo Betancourt comandado por el capitán de corbeta Jesús “chuchu” Teodoro Molina Villegas, alto oficial del cuartel de carúpano.

De manera sorpresiva, el Batallón de Infantería de Marina numero tres levantado en armas obliga a un pelotón de la Guardia Nacional a plegarse al movimiento y desde su sede se apoderan del aeropuerto, de la policía, de varios institutos y de Radio Carúpano, desde donde comienza a lanzar proclamas y a leer un manifiesto firmado por trece oficiales rebeldes guiados por el capitán Molina.

-Se alzo el cuartel… Hay un Carúpanazo. Esa era la voz que se oía y se deslizaba en las poblaciones de El Muco, Macarapana, San Martin, Tío Pedro y Playa Grande. El desconcierto crecía cada minuto y la mayoría como prevención, decide mantenerse cerca de sus viviendas.

Antes del amanecer una comisión integrada por dos estudiantes y un sargento técnico parte hacia Casanay y Caripito con la misión de convencer a esas guarniciones a unirse al movimiento. Las conversaciones fracasan. Ambos destacamentos rechaza la sublevación y se mantenían firmes al presidente Betancourt.

Con los primeros rayos del día los golpistas se dejaban oír por Radio Carúpano. Mucha gente despierta sobresaltaba escuchando las consignas de los oficiales. Los líderes de la revuelta criticaban al gobierno de Betancourt por tratar de crear en las fuerzas armadas un cuerpo represivo a su favor, distanciándolo del pueblo y que ellos lo garantizaba el éxito simulado de oficiales como Wolfang Larrazábal. “Somos el comando de recuperación Democrática… El país estaba siendo entregado a los monopolios extranjeros”, vociferan por la emisora local los alzados del Carúpanazo. Cada cierto tiempo las proclamas son alternadas con música venezolana.

La radio es tomada por el capitán Molina, el mayor Pedro Vargas Castejón, capitán Omar Echeverría Sierra, los tenientes de fragata José Farías Abreu, Octavio Acosta Bello, Luis Delgado, Enrique Montero Montiel, Héctor Fleming Mendoza, Epifanio Hernández Requena, Alberto Osorio Jordán y los subtenientes Eufracio de Jesús Silva, Rafael Márquez y Jesús Antonio Borges Romero.

De manera simultánea los insurrectos realizan una acción en el aeropuerto. Allí se apoderan de un avión comercial F-27 de Avensa que se encontraba en la posta desde el día anterior y de inmediato lo utilizaron para vuelos de reconocimiento sobre la zona. Molina y su grupo mantiene control de la situación con los con los vuelos del avión secuestrado y con la penetración cada vez más acentuadas en los hogares, a través de Radio Carúpano.

Pero el gobierno no se quedaba inmóvil ante las noticias que le llagaban de Carúpano. Tan pronto se conocía la sublevación, el presidente Betancourt se reunió de emergencia en el palacio de Miraflores con el ministro de defensa general de brigada Antonio Briceño Linares, con el de Relaciones Interiores Carlos Andrés Pérez y con el secretario general de la presidencia Ramón José Velásquez. Enseguida un avión B-25 de la fuerza aérea sobrevolaba por Carúpano y conmina al grupo fascista a rendirse. A través de las emisoras exceptuando Radio Carúpano, el gobierno llama al país a enfrentar a los rebeldes “Solo Carúpano está circunscrita en el país, pero ya comenzaron las acciones de tierra, mar y aire… el gobierno pide rendición incondicional”, dice el presidente por la radio. Por su parte, Radio Carúpano denuncia que el gobierno estaba ametrallando la ciudad. Un clima tenso envuelve a la población y sigue con atención lo que transmite las estaciones radiales. De inmediato Miraflores suspende las garantías constitucionales y Betancourt dirige un ultimátum a los rebeldes dándoles plazo hasta la madrugada para rendirse. El jefe de estado cree que la inspiración del movimiento es extremista. En eso toma los micrófonos y dice:

-Cuando los sucesos de San Cristóbal hubo energía para defender las instituciones democráticas de Venezuela del totalitarismo de derecha; ahora habrá la misma energía, la misma decisión para defender las instituciones democráticas de Venezuela y el porvenir de la nacionalización de los totalitarismos de izquierda.

Al mediodía, el grupo del Carúpanazo abandona el cuartel de infantería de marina y se ubica en el Liceo Simón Rodríguez en el centro de la ciudad.

En caracas el ministro de interior Carlos Andrés Pérez niega que aviones estuvieran ametrallando a Carúpano. Así mismo agrupaciones políticas de la coalición (AD, Copei), Fedepetrol y la CTV, emiten un comunicado llamando a defender la estabilidad democrática. Por su parte Rafael Caldera dirigente de Copei rechaza el golpe, Ramón Escobar Salom del MRP, señala que se debe aprovechar la coyuntura para examinar la crisis económica, política y social que vivía el país y el gobernador del estado de sucre Ángel Fariñas Salgado, asegura desde Cumana que no existe peligro contra la democracia.

En la tarde del viernes la aviación cruza por segunda vez el espacio aéreo carupanero bombardeando la planta transmisora de Radio Carúpano; cerca de playa grande, población de grandes salinas. La torre de la radio sufre dos bombardeos del avión B-25. Los alzados responden a la ofensa y se origina un fuerte intercambio de disparos. Fueron las primeras balas del carúpanazo. También se produjeron los primeros hechos de sangre. Tres soldados de las fuerzas leales mueren en la acción. Ellos fueron Pedro Canache, Pedro Guerra y Erasmo Felipe Díaz. Igualmente pierde la vida la señora Nicolasa Bello de 75 años de edad quien al caminar por la calle sin saber lo que estaba ocurriendo, es alzada por u8n proyectil y fallece en el acto. La lamentable muerte de Doña Nicolasa víctima inocente del carúpanazo ocurre en las inmediaciones de la plaza Bolívar. En el enfrentamiento también resulta herida Alejandra Cedeño, al asomarse a la puerta de su casa. El pánico y el miedo se aprovechaba de la gente. Varios artistas que estaban de visita y por compromiso de trabajo en Carúpano, se aterraban con la plomazón. La cantante Lila Morillo y don Mario Suarez viven estos angustiosos momentos en Carúpano. Ambos cancelan todas sus presentaciones y abandonaron pronto la ciudad.

Nuevamente se sentía el ruido de los

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