Homoludens
cuerpazo_playa2 de Marzo de 2014
3.276 Palabras (14 Páginas)299 Visitas
No hay hombre sin juego ni juego sin hombre.
Entre las varias dimensiones que posee el hombre, está la predisposición al juego. El juego es una actividad que se encuentra íntimamente relacionada con el Homo Ludens u “hombre que juega”.
A través del juego, el hombre se remonta a esa especial dimensión; dimensión de alegría, a otro mundo donde se muestra la esencia de cada uno de nosotros; en forma libre, espontánea.
Abordaremos la siguiente estructura para realizar nuestro trabajo. Primero contextualizaremos lo que es el Homo Ludens, definiendo el juego principalmente como una actividad propia del hombre. Posteriormente, se desarrollarán las relaciones que se dan en el Homo Ludens, tanto con él mismo como también con el mundo. Luego expondremos el punto de vista actual sobre la dimensión lúdica, dándole la relevancia correspondiente a dicha dimensión. Finalmente desarrollaremos una conclusión acerca del tema tratado, donde pondremos los puntos más relevantes que nos permitieron descubrir esta dimensión que le permite al hombre realizarse, dando lo mejor de sí mismo, fortaleciendo sus capacidades tanto físicas como psíquicas y espirituales, logrando así aplicar a la vida cotidiana todo este crecimiento personal.
Conceptualización del Homo Ludens
El juego a través de las distintas culturas a lo largo del tiempo se a considerado de distintas formas y a tenido diferentes explicaciones, tanto sicológicas como fisiológicas, científicas, etc. Pero todas estas explicaciones, se excluyen, no porque sean erróneas, sino porque son muy específicas y parciales. Una no abarca a todas.
Como señala Huizinga “todo ser pensante puede imaginarse la realidad del juego” por lo tanto, éste puede adoptar distintos significados dependiendo del contexto, ya que todos los hombres tienen su mundo propio, que está formado por el conocimiento previo que la persona tenga y por la cultura en la cual se encuentra inmerso.
El juego tiene diversas formas de expresión según las diferentes etapas en la vida del hombre. En un principio se presenta sólo en el ámbito infantil, el cual muestra los rasgos esenciales del juego humano. En lo más profundo del juego infantil encontramos que el encanto del juego aumenta si éste es secreto; es algo para él y no para los demás. Acá podemos observar claramente que es menos profundo que el de los adultos, pero más aceptado.
El juego de los adultos es más profundo, pero como señala Huizinga “el hombre juega como un niño, por gusto y recreo, por debajo del nivel de la vida seria. Pero también puede jugar por encima de éste nivel: juegos de belleza y juegos sacros”. Es aquí donde el juego puede incluir lo serio.
El juego es más viejo que la cultura. Tanto los animales como los hombres juegan, lo cual demuestra que el hombre en sí, no ha añadido ninguna característica esencial al concepto de juego.
Johan Huizinga en su libro Homo Ludens, define el concepto de juego como una “acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de “ser de otro modo” en la vida corriente”
Una de las características más importantes del juego, es ser una actividad libre. “El juego por mandato no es juego”, es decir, no debe suponer ninguna obligación, ya que cada persona debe decidir si estar en él o no y por esta razón puede ser abandonado en cualquier momento, pese que si lo hacen éste puede terminar.
Otra característica es que el juego se aparta de la vida cotidiana, de la rutina. No obstante de estar en “otro mundo”, tiene límites de espacio y tiempo. Esto se refiere a que el juego comienza, cuando se elige libremente jugar y termina por diferentes razones, como puede ser la propia voluntad, o causas externas a la persona (por ejemplo cuando le piden que termine el juego para hacer sus deberes). Cuando se juega, se tiene noción de que es un
escape a la vida corriente, pero como toda actividad debe tener un inicio y un fin; en un tiempo y espacio determinado. Luego de haber terminado el juego, éste quedará en el recuerdo, ya sea como creación o como tesoro espiritual y puede transmitirse como una tradición dentro de la cultura.
Dentro de los espacios en que se realiza el juego, existe un orden absoluto y propio. “La desviación más pequeña estropea todo el juego, le hace perder su carácter y lo anula”, ya que este debe tener una estructura determinada para poder realizarse. El ritmo y la armonía, son las cualidades más visibles que se encuentran en el juego.
Si bien existe armonía y ritmo en el jugar, también existe tensión. Ésta alude a la incertidumbre y azar que se dan en el juego, ya que el juego se va desarrollando a la medida en que el hombre avanza dentro de éste. Esta tensión pone a prueba las facultades de la o las personas que juegan, ya sea en el ámbito físico (como fuerza corporal, resistencia, etc.), o espiritual (la inventiva, el arrojo, etc.). Este último es muy importante ya que el hombre, en medio de sus deseos de ganar debe obtener un equilibrio para no salirse de las normas y reglas del juego. Estas normas y reglas, libremente aceptadas por los jugadores, son un punto fundamental en el juego. Si se transgreden, el juego se acaba, ya que estas le dan la característica de orden.
Al analizar las diferentes características expuestas anteriormente, nos cabe preguntar, qué es la actividad lúdica. Si bien puede ser la forma espontánea en que se expresa el ser humano, tanto social como personalmente. Puede ser la forma de liberar nuestras tensiones, o de esparcirnos o de entretenernos. Pero ante todo, el juego es ocio, ya que nos produce agrado, satisfacción, alegrías. Necesitamos estar contentos sin esos propósitos que suponen esfuerzos en las horas de nuestra vida y por momentos nos entregamos a la búsqueda de un placer puro, válido en sí mismo como acto pleno.
El juego tiene una finalidad, exclusivamente individual; es una actividad que involucra absolutamente al hombre, y en él no se puede disimular.
En conclusión, el juego es creación, tanto la creación de un nuevo mundo, donde existe un orden, ritmo propio, límites, reglas; como también la creación en el sentido de la alta capacidad imaginativa del hombre. Es un reto a su inteligencia, capacidad de lucha, de resistencia y de inventiva; espacio y escenario en los que demuestra su habilidad y su destreza; esa virtuosidad propia de la condición humana.
.
Relación del juego con el hombre
El juego posee gran importancia en relación con el hombre que juega.
La relación más clara que existe entre el juego y la persona, es aquella donde éste la absorbe por completo y logra que la persona se entregue con todo su ser.
El hombre juega con entusiasmo, con emoción, con entrega, y también con seriedad. Al jugar sabe que juega ya que es una acción que elige libremente. Esto es necesario para la vida cotidiana, ya que lo aparta de ella y permite que se dispense y se relaje; lo que le causa alegría y satisfacción. Además, ayuda a que el hombre pueda tener más claridad en el sentido de ver las cosas y tomar decisiones futuras, ya que las ve desde una perspectiva sin presiones ni cargas. “El juego posee una considerable importancia, que cumple una finalidad, si no necesaria por lo menos útil”. Analizando la relevancia que tiene el juego en relación con el hombre, podemos ver que esta cita del libro Homo Ludens, hace referencia a la finalidad del juego, que por cierto va a ser siempre una finalidad solamente para el hombre. Puede ser para satisfacer una necesidad de relajamiento, o para adquirir dominio de sí mismo, como también puede darse como ejercicio para actividades serias que la vida le presente más adelante.
Por otra parte, hace que los hombres se sientan libres y creadores; les ayuda a la formación y fortalecimiento del espíritu del cuerpo, y también le permite crear nuevos mundos dentro del suyo, potenciando su creatividad, que es la que los ayuda; junto con el juego, a abrirse al mundo.
Como bien está expuesto anteriormente (en la conceptualización), el juego se puede realizar a lo largo de la vida, sin importar la edad. Todo esto siempre y cuando este no le traiga complicaciones, ya que no puede olvidar que hay juegos que requieren de cierta estabilidad física. Pero si no es un juego puede ser otro.
Sabemos que jugar produce placer en el hombre, pero no debemos olvidar que el juego requiere un compromiso personal. Si bien es una acción libre, una vez involucrado en él, se debe respetar sus reglas, sus límites personales y parciales, al igual que su fin.
Esta dimensión permite que el hombre se reconozca: “pero quiérase o no, al conocer el juego se conoce el espíritu”. Está presente en su diario vivir, en su sexualidad a lo largo de su vida. La dimensión lúdica al abrir la mente permite que el hombre se conozca mejor, dándose cuenta de sus virtudes y defectos.
Gracias al juego, y en especial a la tensión que se produce en él, se pone a prueba las capacidades del hombre.
No podemos olvidar que el juego está muy relacionado con una competencia. El hombre juega y sabe que juega y este jugar tiene un fin, el cual va más allá de una copa, dinero,
...