IMPERIO ROMANO
sebaz93l20 de Marzo de 2013
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El Emperador de los soldados (capitulo 9)
A finales del siglo III, la guerra civil ha dividido el imperio y ha expuesto sus fronteras a la invasión bárbara. Los romanos de las fronteras este y oeste, alejados de Roma, deben defenderse por sí mismos, para lo cual forman sus propios ejércitos y nombran a sus propios emperadores.
A medida que el imperio se divide, un hombre extraordinario se alza entre las filas de los soldados para convertirse en emperador de Roma. Su nombre es Aurelio y con una confianza inquebrantable en el dios sol, Aurelio se enfrenta a los bárbaros que ya amenazan a la propia Roma.
Una vez que asegura la gran ciudad, Aurelio persigue a los gobernantes de los reinos separados: una reina guerrera en el este y un orgulloso general en el oeste.
Al derrotar a los dos, Aurelio reunifica el imperio durante un breve periodo de cinco años en los que reina la paz, ganándose el título de “Restaurador del Mundo”.
Sin embargo, en el año 275 d.C., Aurelio es asesinado y los romanos de todo el imperio lloran su muerte, ya que saben muy bien que la grandeza que mostró no era habitual entre sus gobernantes.
Constantino el Grande (capitulo 10)
El emperador Diocleciano consigue acabar con las guerras civiles del siglo III. Diocleciano comparte el gobierno con tres co-emperadores. En la corte y en el ejército de oriente de este poderoso emperador, el joven Constantino recibe la formación de un futuro líder.
Cuando Diocleciano se retira, Constantino vuelve con su padre, uno de los emperadores del oeste. Tras la muerte de su padre poco después, Constantino se convierte en su sucesor.
Como emperador de Hispania, la Galia y Britania, Constantino demuestra su fortaleza contra sus enemigos bárbaros. Sin embargo, cuando los otros emperadores romanos empiezan a enfrentarse unos contra otros de nuevo, Constantino decide poner punto y final a esas rivalidades.
Derrotando a un emperador tras otro, Constantino poco a poco consigue hacerse con el control de todo el Imperio Romano y establece una nueva capital en el este.
Durante el proceso, Constantino tiene una visión que cambiará el curso de la civilización occidental para siempre. Luchando bajo la cruz del dios cristiano, Constantino no sólo legitima la joven religión, sino que trata de utilizarla como fuerza unificadora del imperio.
El general bárbaro (capitulo 11)
Al final del siglo IV, los romanos y los bárbaros conviven en el imperio de forma inestable, una situación que a menudo estalla de forma violenta. Cuando el emperador Teodosio contrata a los godos como mercenarios, se apoya en su general de confianza, Estilicón, de ascendencia vándala y romana, para garantizar la lealtad de los godos.
Sin embargo, Teodosio utiliza a los soldados godos como carne de cañón en una guerra civil, haciendo que se rebelen bajo el liderazgo de Alarico, un hombre al que llaman rey. Teodosio muere poco después y deja el imperio a sus dos jóvenes hijos, al tiempo que ha nombrado a Estilicón regente en el oeste.
Ya que Alarico busca un hogar para su pueblo en el imperio y Estilicón lucha para proteger el imperio de nuevos enemigos, los dos hombres cruzan sus caminos, a veces como aliados, otras veces como enemigos.
Sin embargo, finalmente los dos son víctimas de los prejuicios de los romanos, y los godos, dándose cuenta de que los romanos no quieren saber nada de los bárbaros, atacarán de nuevo a la propia Roma.
El soberano títere (capitulo 12)
En el año 450 d.C., Roma no es más que una mera sombra de su antiguo ser. La civilización superior y las grandes expansiones de territorio han desaparecido.
Ahora, los gobernantes romanos están a merced de los invasores bárbaros, ofreciéndoles poder y territorio a cambio de paz. En medio del lento declive del
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