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LOS COLERIENTOS DE MATARUCA


Enviado por   •  4 de Octubre de 2011  •  1.403 Palabras (6 Páginas)  •  632 Visitas

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EL FARRALLON DE LOS VALIENTES. (LOS COLERIENTOS)

En Mataruca hay un sitio ubicado en el cerro El Farallón, donde hay varias cruces y de ellas se dice por tradición oral que fueron personas que presuntamente fallecieron victimas del cólera. Según Cecilio Arévalo, él recuerda haber visto en el sitio aproximadamente unas doce cruces. Él cuenta, que a estas cruces la gente solía prenderles velas, es decir, se les rendía culto, se les hacían peticiones, por cuanto cada cruz tenía una lata, y allí siempre se lograban ver velas encendidas. Si Cecilio vio 12 cruces ¿cuantas pudo haber visto José Lugo y Changa? Tomando en cuenta lo dicho por Águeda Arévalo y Saturnino Cueva de que en Mataruca sólo habían unas cuatro o cinco casas, las cuales eran habitadas por la familia Curiel, Arévalo, Sirit, Lugo y los Rojas, y que en Mataruca todo el mundo sabe que los ascendientes y descendientes de estos grupos de familias están enterrados en El Carrizal, me preguntaba ¿quienes son los enterrados en Los Colerientos?

Es obvio que nadie tiene una respuesta, por cuanto este lugar no estaba habitado. Hay quienes creen que pudieron ser personas muertas en unas de esas tantas guerras que sucedieron por estos lados. Hace 18 años, recién llegado a Mataruca, cuando hice mi primera excursión al sitio, la señora Eudocia Arévalo me comentó, que había escuchado decir que eran muertos de una guerra.

" En la comunidad se cuenta quizás un poco para demostrar que los enterrados allí ciertamente murieron de cólera, que en cierta ocasión al ir a enterrar a uno de los fallecidos, cayó un palo de agua el cual hizo que el presunto muerto se levantara, descubriéndose de esa manera que bañando a los enfermos podría curarse la enfermedad.” Para ser sincero este cuento nunca me lo creí.

Un día estando en la Biblioteca Elías David Curiel mientras revisaba los libro Curiana, de Rafael Sánchez y Memorias Históricas Falconiana, de el Dr. Raúl López Lilo, en busca de información que pudiera serme útil bibliográficamente para la reseña histórica de El Pantano, que estaba escribiendo, me encontré sin andar buscando con la gran respuesta al enigma de los Colerientos. En libro “Curiana” se cuenta con lujos de detalles, como en un hecho sucedido en Coro, lo que aseguran los mataruquenses sucedió en su comunidad. La pregunta que cabe hacerse es ¿si el hecho sucedió en Coro como afirma Rafael Sánchez en su libro? ¿Cómo y por qué los mataruquense lo hicieron suyo?

Esta es la reseña del historiador Rafael Sánchez “Para el año 1856 en que llego el cólera a Coro, como ya dije anteriormente, no se conocía medicina para contrarrestar la enfermedad. La enfermedad era terrible; a diario morían muchas personas y sus cadáveres eran sepultados en fosas comunes detrás del cementerio de la ciudad de Coro, los cuales, no los sepultaban dentro del cementerio para evitar contagios; a otros cadáveres que no les daba tiempo darle sepultura, los quemaban. Cuentan nuestros abuelos que después de haber fallecidos tanta gente de esta terrible enfermedad, el cólera, se vino a descubrir su contra y fue así: “había muchas personas que se ocupaban de llevar los cadáveres a sepultarlos como especie de camilleros, pero para la época no había camillas, sino un aparato que llamaban andas que se semejaba a una parihuela de palos, con una caja o ataúd en el medio y unas tapa puesta sin clavarla. Cuando los camilleros llevaban un cadáver a sepultarlo, los sorprendió un aguacero muy fuerte y ellos, para no mojarse pusieron el cadáver a la orilla de una acera y se recularon detrás de una casa, para pasar el agua y llevar su muerto. Aquí sucedió lo más curioso: resulta que, después que el ataúd se ha lleno del agua de la lluvia, entonces el cadáver que llevaban, tiró la tapa del ataúd, y se paró y empezó a caminar como si estuviese ebrio, Se sentó en una acera donde le caía la lluvia y luego empezó a caminar normalmente. Los camilleros, asombrados, corrieron en busca del médico de la ciudad y le contaron lo sucedido. De allí se descubrió que bañando los enfermos del cólera se mejoraban, es decir que con varios baños se curaban radicalmente

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