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Los De Abajo


Enviado por   •  5 de Junio de 2012  •  1.143 Palabras (5 Páginas)  •  455 Visitas

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Los de abajo" de Mariano Azuela

Mas que nada relata el alzamiento de Demetrio Macias, protagonista de la historia, y como por su valentía es escogido jefe de un grupo de insurrectos al cual se le va juntando cada vez mas gente hasta llegar a contar 500 hombres.

No obstante trae datos históricos, como son las distintas facciones en la contienda, y nos hace ver que tipo de gente era la que se alzaba, y sobre todo, el porqué de su alzamiento que era, para los campesinos, de miseria y opresión de los latifundistas.

Nos encontramos casos de levantamiento por simple coraje (el mismo Demetrio Macías), por llevar una vida de "instintos" (el güero), o "simplemente" por tener un ideal revolucionario (Luis Cervantes).

Al principio del libro se empieza con un diálogo muy rústico, pero al avanzar la obra, como que dejan de hablar de ese modo.

Algo que llamo mi curiosidad fue que Demetrio Macías, sin realmente conocer a Villa, comparte su ideal, y es tomado en cuenta para la toma de Zacatecas, que por su heroicidad se le elevó de rango.

Una guerra donde los valientes eran admirados, y los matones temidos. Y, como siempre, los llamados "avances" no era más que el motín de guerra. Si se habían levantado por haber sido despojados de sus pertenencias, estos iban y les robaban a los demás las suyas.

Balazos, tequila, "avances" y amores fueron la tónica de la novela. Honor y gloria fugaces, al final todo ideal se había extinto y daba paso a la codicia y la avaricia de los poderosos. La lucha por el poder siguió a la muerte de Madero.

Con un principio muy intrigante, uno se "clava" en la historia desde el principio. Ya para el da un gusto de pesimismo del autor hacia la cruda revolución.

¡No va a ser hora cuando nuestras madres sepan si parieron hombres o qué!

Resumen: Muy pequeño

Empieza: "Te digo que no es un animal. Oye cómo ladra Palomo... Debe ser algún cristiano". La mujer fijaba las pupilas en la oscuridad de la sierra.

"Y que fueran siendo federales", repuso Demetrio, que en cuclillas llenaba de chile una tortilla que sostenía en la diestra, de una cazuela a la que metía la otra mano. La mujer no le contesto porque sus sentidos estaban puestos fuera de la casucha. Se oyó un ruido de pezuñas en el pedregal cercano y "el Palomo" ladro con mas rabia. "Seria bueno que por si o por no te escondieras Demetrio", insistió la mujer. Demetrio sin alterarse acabo de comer su taco. Tomo un cántaro, y levantándolo a dos manos, bebió agua a borbotones. Luego se puso en pie.

"Tu rifle esta debajo del petate", pronunció ella en voz muy baja. El cuartito se alumbraba con una mecha de sebo. En un rincón descansaban un yugo, un arado, un otate y otros aperos de labranza. Del techo pendían cuerdas sosteniendo unas viejas tablas que servían de cama donde, sobre desteñidas hilachas, dormía un niño. Demetrio ciño la cartuchera a su cintura y levanto el fusil. Alto, robusto, de faz bermeja, vestía camisa y calz6n de manta, ancho sombrero de soyate y huaraches. Salió paso a paso, desapareciendo en la oscuridad impenetrable de la noche.

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