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Los Sanjuanistas


Enviado por   •  25 de Marzo de 2014  •  2.353 Palabras (10 Páginas)  •  357 Visitas

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Introducción

El despertar del siglo XIX fue testigo del avance del pensamiento liberal, tanto en el continente europeo como en las colonias del Nuevo Mundo, y 1808 fue en particular un año decisivo dentro de la historia del imperio español: la ocupación de su territorio a cargo de las tropas francesas detonaría una reacción en cadena en todos los dominios de la Corona hispánica a partir del levantamiento verificado el 2 de mayo en la ciudad de Bayona contra dicha invasión, el cual propiciaría el detona miento de todo tipo de ideales libertarios en los distintos ámbitos coloniales que, robustecidos ante las experiencias revolucionarias de Norteamérica y Francia, terminarían precipitando, poco tiempo después, la independencia de la mayor parte de las colonias hispanoamericanas. Pero no era todo, otros factores también se habían conjuntado para ello: por un lado la influencia del pensamiento ilustrado francés; por otro el ascenso del Conde de Aranda -conspicuo ilustrado- como primer ministro de Carlos IV a finales del siglo XVIII, además de la creciente convicción dentro del grupo de reformistas españoles en torno a la necesidad de establecer en el imperio español un nuevo sistema de gobierno: el monárquico constitucional.

De esta forma, entre la ocupación gálica y el incontenible auge del pensamiento liberal los españoles desconocen la autoridad de José Bonaparte y declaran que sin rey la soberanía debería recaer en el propio pueblo. Se establecen así juntas provinciales de gobierno independientes y, para el mes de septiembre, la Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino en Aranjuez en calidad de depositaria de la soberanía real, órgano que para diversos tratadistas sería el germen de los primeros y más claros signos de la naciente democracia y pensamiento constitucional hispanos de la época moderna, cuyas raíces más próximas sólo podrían rastrearse en las Cortes visigodas hispánicas como organismos de representación de la época medieval.

Resultado de lo anterior fue la determinación unánime de convocar a la celebración de Cortes Extraordinarias y Constituyentes. Trasladada la Junta de Aranjuez a Sevilla, el 22 de mayo de 1809, se publica la correspondiente convocatoria en la que se advertía que la soberanía radicaría, en tanto aquéllas se celebraban, en un Consejo de Regencia con sede en Cádiz. El 24 de septiembre de 1810 tiene lugar la primera sesión de las Cortes, las cuales en un inicio quedaron instaladas en la ciudad de san Fernando y posteriormente pasaron justo a la de Cádiz, de la que tomaron su nombre: “Cortes de Cádiz”, quedando de manifiesto con claridad en su seno la existencia de tres corrientes políticas: la de los absolutistas, que defendían el retorno de la monarquía, la de los jovellanistas, a favor de las reformas de carácter ilustrado, y la de los liberales, a favor de reformas inspiradas en los principios revolucionarios franceses.

Los trabajos realizados durante el primer periodo de sesiones mostraron un decidido carácter liberal, pues no sólo destacaron entre sus primeros decretos los relativos a la soberanía nacional, división de poderes, igualdad, legalidad y libertad de imprenta. La obra principal y mejor reflejo del sentir liberal gaditano fue precisamente la elaboración de la Carta Constitucional jurada el 19 de marzo de 1812, cuya trascendencia habría de hacerse sentir al interior y exterior del mundo hispano aún después de la emancipación de un buen número de sus antiguas colonias.

Por lo que respecta al ámbito novohispano, las provincias de Veracruz y Yucatán fueron particularmente proclives a la Constitución gaditana con la que compartían su ideología liberal, al grado que sólo les bastó contar extraoficialmente con los primeros ejemplares de la Constitución para presionar a sus funcionarios locales de modo que la declararan en vigor. (Raúl) 

“Un Yucatán liberal”

Yucatán fue uno de los puntos de la Nueva España a donde primero llegó la noticia de los hechos ocurridos en Bayona en 1808. A Sisal, su único puerto de altura, arribó la barca Ventura trayendo las últimas gacetas de Madrid en las que se informaba sobre de la invasión francesa, de la abdicación de Carlos IV y de la usurpación del trono a cargo de Napoleón. Por su parte, en Mérida, notables personajes de la política y comercio locales como José Matías Quintana y Francisco Sauri le solicitaron entonces, a nombre de la ciudadanía, al intendente Benito Pérez Valdelomar reconocer a la Junta instaurada en Sevilla, en tanto distintos sectores de la sociedad campechana, aún sin permiso del intendente, se aprestaron a enviar apoyos económicos a la Junta de Sevilla. La inquietud y el temor ante un futuro incierto para la colonia novohispana eran evidentes, al grado que el propio virrey don José de Iturrigaray le solicitó a Valdelomar la compra -ya fuera en Estados Unidos o Jamaica- de miles de fusiles, pistolas y papel. Era enorme la intranquilidad en la provincia y ésta subsistió durante los siguientes meses, contenida sólo una vez que el Intendente juró obedecer a la Junta Suprema Central.

Una vez formulada la convocatoria a Cortes, correspondió al doctor en leyes y presbítero de origen campechano, doctor Miguel González Lastiri ser electo diputado representante por Yucatán a ellas en las que tuvo una notable participación en las discusiones previas a la elaboración de la Constitución española. Las Cortes de Cádiz trabajaban en la integración de un cuerpo legislativo de tipo liberal que pretendía instaurar un nuevo orden social. El resultado de ello fue la promulgación de la Constitución Española.

Lastiri, signatario por consecuencia de la Carta Magna, fue el portador, semanas después, de los primeros ejemplares constitucionales que arribaron a las tierras yucatecas, siendo el Síndico Procurador General del Ayuntamiento de Mérida, Jaime Tintó, quien presionó a su llegada especialmente para que dicha Constitución fuera publicada, aduciendo que él era la voz del pueblo y que el cabildo meridano, que había tenido la gloria de ser de los primeros en América en haber jurado a su soberano, luego a la Junta Suprema y más tarde a las Cortes, ahora “ansiaba hacerlo a la Constitución”. La ciudad de Mérida compartía el anhelo: no quería sólo brindar su obediencia a las Cortes, también quería dejar patente su lealtad a la nueva ley fundamental. Por ello, conminaba a no tomar en cuenta que aún cuando no hubiera llegado la orden oficial la Constitución ya estaba en territorio yucateco y por tanto dicho juramento debía tener lugar.

Para el 6 de octubre el entonces intendente Manuel Artazo publicó un bando en el que se ordenaba la preparación de los festejos para tal acto y así se encomendó

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