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Los Tres Cerditos


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  586 Palabras (3 Páginas)  •  269 Visitas

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Los tres cerditos

En un ancho valle vivían tres pequeños cerditos, muy diferentes entre sí, aunque los dos más pequeños se pasaban el día tocando el violín y la flauta. El hermano mayor, por el contrario, era más serio y trabajador.

Un día el hermano mayor dijo: - Estoy muy preocupado por ustedes, porque no hacen más que jugar y cantar y no se dan en cuenta que pronto llegará el invierno. ¿Que han cuando lleguen las nieves y el frío? Tendrán que construir una casa para vivir.

Los pequeños agradecieron el consejo del mayor –Si hermano gracias lo tomaremos en cuenta- y se pusieron a construir una casa.

El más pequeño de los tres, que era el más juguetón, no tenía muchas ganas de trabajar y se hizo una casa de cañas con el techo de paja. El otro cerdito juguetón trabajó un poco más y la construyó con maderas y clavos. El mayor se hizo una bonita casa con ladrillos y cemento.

Pasó por aquel valle el lobo feroz, que era un animal malo. Al ver al más pequeño de los tres cerditos, decidió capturarlo y comenzó a perseguirle. -No lobo, no me atraparas- El juguetón y rosado cerdito se refugió en su casa temblando de miedo. El lobo, al ver la casa de cañas y paja, comenzó a reírse.

- ¡Ja, ja! Esto no podrá impedir que te agarre - gritaba el lobo mientras llenaba sus pulmones de aire.

El lobo comenzó a soplar con tanta fuerza que las cañas y la paja salieron por los aires. Al ver esto, el pequeño corrió hasta la casa de su hermano, el violinista. Como era una casa de madera, se sentían seguros creyendo que el lobo no podría hacer nada contra ellos.

- ¡Ja, ja! Esto tampoco podrá impedir que os agarre, pequeños -volvió a gritar el malvado lobo.

De nuevo llenó sus pulmones de aire y resopló con todas sus fuerzas. Todas las maderas salieron por los aires, mientras los dos cerditos huyeron muy deprisa a casa de su hermano mayor.

- No os preocupéis, aquí estaan seguros. Esta casa es fuerte, He trabajado mucho en ella -afirmó el mayor.

El lobo se colocó ante la casa y llenó, una vez más, sus pulmones. Sopló y resopló, pero la casa ni se movió. Volvió a hinchar sus pulmones hasta estar muy colorado y luego resopló con todas sus fuerzas, pero no logró mover ni un solo ladrillo.

Desde dentro de la casa se podía escuchar cómo cantaban los cerditos:

- ¿Quién teme al lobo feroz, al lobo, al lobo? ¿Quién teme al lobo feroz?

Esta canción enfureció muchísimo al lobo, que volvió a llenar sus pulmones y sus carrillos de aire y a soplar hasta quedar extenuado. Los cerditos

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