Neofascismo

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Neofascismo

Asignatura: Estética y crítica cultural Profesor: Norberto Flores Alumnos(as):        - Paula Berríos

• Javiera Riquelme
• Eduardo Zúñiga

Definición fascismo

Movimiento político y social de carácter totalitario y nacionalista fundado en Italia por Benito Mussolini después de la primera guerra mundial. Los militantes del fascismo se denominaban “camisas negras”. Se da generalmente en períodos revolucionarios, en períodos de grandes crisis sociales, cuando no es posible ningún arreglo pacífico entre las clases, cuando la salida no puede ser otra que o fascismo o socialismo. O lo que es lo mismo o victoria de la reacción o victoria de la revolución. El fascismo tiene corta duración. Cuando la burguesía ha aplastado al movimiento obrero y no necesita mantener un movimiento de masas fascista, el régimen evoluciona hacia una dictadura policiaco-militar normal.

La Italia Fascista: Mussolini

Después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la crisis de las democracias liberales, agravada por el crac económico de 1929, favoreció un fenómeno que caracterizaría a la Europa de entreguerras: el auge de los totalitarismos. Su primera manifestación fue el fascismo, denominación que procede de los fasci di combattimento creados en 1919 por Benito Mussolini, quien se hizo con el poder en 1922 e impuso una dictadura de partido único. El régimen fascista italiano se convertiría en el principal aliado de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y corrió su misma suerte tras la derrota.

Al hacerse con el poder, Mussolini cambia la imagen de Italia hacia el mundo. Todo lo logrado antes, en la primera guerra mundial, y las alianzas anteriores se rompe.

Este sería el inicio del Fascismo en el siglo XX, partiendo con Benito Mussolini pasaría a replicarse en otros países siendo los más relevantes a nivel mundial Alemania con Adolf Hitler y España con Franco

Surgimiento del fascismo en sociedades en crisis: desde el sujeto a la sociedad

La personalidad autoritaria

Theodor Adorno, filósofo alemán, en conjunto con Frenkel Brunswik, David Levinson y Nevitt Sanford, determinan en su estudio La personalidad autoritaria ciertas características y rasgos que se presentan en la infancia, las cuales serían propias en un individuo potencialmente fascista, dicho conjunto lo denominan como personalidad autoritaria. Ésta, se

genera principalmente desde entornos con alta carga xenófoba, racista, intolerante, con discriminación social, etc.

Comienza desde la base que los sujetos potencialmente fascistas presentan patrones comunes menos dispersos en comparación a quienes presentan una actitud de oposición a dicha ideología, agregando que se la considera una amenaza grave para las instituciones y los valores tradicionales. Pero, establece además que existen ciertas similitudes estilísticas en la personalidad de los sujetos con tendencias autoritarias y antiautoritarias, entre las que destaca el dogmatismo, la rigidez, la necesidad de orden y poder, el rechazo o aceptación de impulsos determinados y por último la extraversión o introversión excesiva.

Cabe destacar que la utilización del término ideología se utiliza como “una organización de opiniones, actitudes y valores, es decir, una manera de pensar sobre el hombre y la sociedad” (Adorno, 1950), es por ello que sus postulados resultan aplicables para analizar el surgimiento de movimientos fascistas y neofascistas en un sujeto en específico para así posteriormente esclarecer la misma acción, pero en un grupo determinado, es decir, una sociedad, la cual se encuentra, generalmente, en crisis.

Esta teoría posee bases en los escritos de Erich Fromm, quien en 1941 publica El miedo a la libertad, libro en el que expone la conexión existente entre el ser humano individual y socialmente y la noción y ausencia de libertad, siendo ésta última el agente principal en la emergencia y ascenso del nazismo. Debido a esto es que la influencia histórica de Adorno comprende el ascenso del fascismo en 1930, la Segunda Guerra Mundial y el holocausto, y se derivan conceptos propios de la personalidad autoritaria como la destructividad y el autoritarismo.

Adorno, considera como factor de análisis inicial el antisemitismo, mas no desde el punto de vista del porqué de su existencia, sino que formula la pregunta de por qué hay individuos que aceptan esto como correcto y otros que no.

El desarrollo de este tipo de personalidad comienza durante la niñez, se forja debido a la estructura familiar y la influencia de los padres, quienes poseen necesidad de dominación, es decir, poseen dureza en el trato, exigiendo obediencia en base a los comportamientos tradicionales y esperados de su entorno a través de la imposición de reglas bastante rígidas,

además de una postura que incorpora la xenofobia y el racismo como parte de su pensamiento base y la excesiva preocupación por la situación social en algunos casos, lo cual se traduce en el traspaso de las mismas. Los rasgos mencionados anteriormente, hacen que el niño reprima sus sentimientos de resentimiento y agresión hacia sus progenitores debido al sufrimiento causado por dichas reglas y preocupaciones y los cambie por una idealización y admiración hacia sus primeras figuras de autoridad.

A modo de patrones comunes o características encadenadas que conforman este “síndrome” denominado personalidad autoritaria, el autor menciona la existencia de un superego estricto que controla al ego, el cual es más débil y no posee la capacidad de enfrentar los impulsos generados en el sujeto, situación que provoca inseguridad en él y lo conlleva al convencionalismo, es decir, a regirse bajo las normas externas a imposición y una sumisión autoritaria a las mismas. Genera proyectividad, la que se explica como la falta de autoreferencia como medio de defensa del ego, provocando un sentimiento de superioridad frente a grupos que considera inferiores. También, es propia la presencia de la constante estereotipación e intolerancia, causando una visión cínica de la humanidad, que puede desencadenar en fenómenos como la preocupación excesiva y exagerada con la promiscuidad. Finalmente, es posible añadir a esta caracterización las nociones de destructividad en función de su dependencia a la fuerza y resistencia y la aceptación y connotación positiva de quienes agreden los valores convencionales, bajo el nombre de agresión autoritaria.

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