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Niceto De Zamacois

gracielaolmedo18 de Noviembre de 2013

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ESPAÑA 1820 1840

El epicentro de la Revolución de 1820: España

Itinerario seguido por las tropas de Riego en 1820, y focos revolucionarios en otras ciudades de España.

Fernando VII, el Deseado, que había pasado la Guerra de Independencia Española retenido en Francia, a su vuelta a España rechazó jurar la Constitución española de 1812 (la llamada de Cádiz o la Pepa) que los liberales de las Cortes de Cádiz habían promulgado en nombre de la soberanía nacional, aunque previendo el ejercicio del poder por el rey al que consideraban legítimo. Restaurado en el trono, como rey absoluto comenzó una dura represión de los liberales, muy numerosos en el ejército, que intentaron una serie de pronunciamientos militares fracasados entre 1816 y 1820.

Revolución de Cabezas de San Juan[editar • editar código]

El 1 de enero de 1820 se produce la sublevación o pronunciamiento6 del coronel Rafael de Riego, puesto al frente de las tropas acantonadas en Las Cabezas de San Juan (localidad de la provincia de Sevilla que dio nombre a la revolución) y apoyado por otros oficiales (Antonio Quiroga),7 proclamó la Constitución y detuvo al general en jefe del cuerpo expedicionario (Conde de la Bisbal) que pretendía embarcarse a América para sofocar los movimientos independentistas.8 A la espera de recibir apoyos del resto del ejército y de las ciudades más importantes, las tropas de Riego fueron avanzando por Andalucía sin decidirse a emprender una marcha clara en dirección a Madrid, pues encontraron poco apoyo y la intentona parecía que iba a terminar con el mismo fracaso que sus predecesoras.

A comienzos de marzo, mientras se iban dispersando las tropas de Riego, estalló una insurrección liberal en Galicia que se expandió por todo el país en lo que se convirtió en una verdadera revolución. Una muchedumbre rodeó el Palacio Real de Madrid el día 7 de marzo, y el general Ballesteros informó al rey de que no podía garantizar la fidelidad del Ejército del Centro. Fernando VII, viéndose acorralado, esa misma noche firmó un decreto por el que se sometía a la voluntad general del pueblo, y tres días más tarde juró finalmente la Constitución de Cádiz, incluyendo la famosa frase: Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional.9

La revolución de 1820 fue un triunfo, en primer lugar, de las apetencias personales de algunos jefes militares; luego, de las sociedades secretas que les apoyaban; también del oro americano, hecho circular oportunamente por emisarios argentinos para disgregar la fuerza del cuerpo de ejército expedicionario (...); triunfo, en último extremo, aunque quizá el más ponderado, de la libertad.

Jaume Vicens Vives10

Trienio Liberal[editar • editar código]

Artículo principal: Trienio Liberal.

Con el ejercicio del poder por parte de los liberales, dividos entre doceañistas y exaltados, se desarrolló el período llamado Trienio Liberal (1820-1823), en que unas nuevas Cortes retomaron la obra legislativa gaditana, con el claro propósito de acabar con las bases económicas, sociales y políticas del Antiguo Régimen (desamortización, supresión de señoríos y mayorazgos, de la Inquisición, etc.)11

Los Cien Mil Hijos de San Luis[editar • editar código]

La breve duración del nuevo régimen se debió a la intervención exterior. Inicialmente, sólo Rusia expicitó su oposición, mediante una circular en la que pedía a las demás potencias europeas que no reconocieran al nuevo gobierno.12 Posteriormente, la Santa Alianza se reunió en el Congreso de Verona en 1822 y decidió que Francia invadiese España para ayudar a Fernando VII y restaurar el absolutismo. Francia envió el 7 de abril de 1823 un cuerpo expedicionario, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema, que fueron acorralando a las cada vez menos numerosas fuerzas leales al gobierno liberal hasta que, tras batalla de Trocadero (31 de agosto), acabaron con la última restencia bombardeando Cádiz durante varios días y liberando al rey, quien volvió a gobernar de forma absoluta durante la Ominosa Década (1823-1833).

trienio liberal:

Se conoce como trienio liberal o trienio constitucional al periodo de la historia contemporánea de España que transcurre entre 1820 y 1823; que constituye el periodo español de revoluciones de 1820, y que es intermedio de los tres periodos en que se divide el reinado de Fernando VII: posterior al sexenio absolutista y anterior a la década ominosa.

El país se vio envuelto en un largo periodo de inestabilidad política causada por la latente desafección del monarca al régimen constitucional y por los conflictos causados por la rivalidad entre liberales doceañistas o moderados, partidarios del equilibrio de poderes entre Cortes y Rey previsto en la Constitución de 1812; y veintenos, veinteañistas o exaltados, partidarios de redactar una nueva constitución (que sería de 1820) que dejara clara la sumisión del ejecutivo al legislativo, y del rey a la soberanía nacional, además de propugnar una apertura mayor de las libertades y reformas sociales (algunos de ellos, minoritarios, eran declaradamente republicanos).

Los gobiernos iniciales fueron formados por los moderados (Evaristo Pérez de Castro, Eusebio Bardají Azara, el marqués de Santa Cruz y Francisco Martínez de la Rosa). En el gobierno de Eusebio Bardají fue designado Ramón Olaguer Feliú, para ejercer la Secretaria de la Gobernación de la Península constituyéndose en el verdadero hombre fuerte del gabinete liberal, tal fue su influencia que el segundo gobierno constitucional es conocido como el ministerio Bardají-Feliú. Tras las segundas elecciones, que tuvieron lugar en marzo de 1822, las nuevas Cortes, presididas por Riego, estaban claramente dominadas por los exaltados. En julio de ese mismo año, se produce una maniobra del rey para reconducir la situación política a su favor, utilizando el descontento de un cuerpo militar afín (sublevación de la Guardia Real), que es neutralizado por la Milicia Nacional en un enfrentamiento en la Plaza Mayor de Madrid (7 de julio). Se forma entonces un gobierno exaltado encabezado por Evaristo Fernández de San Miguel (6 de agosto).

Las disensiones se manifestaban en todos los ámbitos: las Cortes, la prensa y los enfrentamientos entre las sociedades secretas de la Masonería (liberal moderada), la Sociedad del anillo (moderada) y la Sociedad de los Caballeros Comuneros (liberal exaltada); la Comunería se escindió al principio de 1823 en dos sociedades independientes, una moderada y otra extremista vinculada a la rama española de la Carbonería. Los enfrentamientos intestinos también eran atizados por el propio monarca, que al mismo tiempo negociaba en secreto con la Santa Alianza la invasión de España, y aprovechaba el descontento de algunas unidades militares afines (como la Guardia Real) y la formación en algunas zonas de guerrillas absolutistas (primera forma del carlismo posterior), formadas por campesinos descontentos por la revolución liberal, que más que beneficiarlos los había perjudicado, y veían con añoranza el Antiguo Régimen (la ineficacia y timidez de las pocas que se emprendieron, como el medio diezmo, no compensaban la frustración por la política de reconocimiento de la propiedad de los señoríos). La quiebra de la Hacienda, que negoció además un empréstito ruinoso, imposibilitó más todavía la efectiva realización de una revolución liberal profunda en la sociedad española.

Tras una azarosísima singladura, en 1823 la Santa Alianza (Prusia, Austria, Rusia y la recién sumada Francia) decide en el Congreso de Verona (22 de noviembre de 1822) acudir en ayuda del Borbón español. Fruto de esa ayuda es el envío de los «Cien Mil Hijos de San Luis» (95.000 hombres del ejército francés, bajo el mando de Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema), el mes de abril de 1823. Tras atravesar los Pirineos los Cien Mil no encontraron una efectiva oposición, y acorralaron a las fuerzas liberales, que retrocedieron hasta Cádiz junto con el gobierno y el propio rey, que en la práctica era su rehén.

Los Cien Mil Hijos de San Luis fueron un contingente francés que combatió en España en 1823 en defensa del modelo absolutista por el que abogaba Fernando VII de España. Esto puso fin al Trienio Liberal

Francia intervino militarmente en España el 7 de abril de 1823 para apoyarlo frente a los liberales y restablecer el absolutismo, en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza. El ejército francés, denominado con el nombre de los Cien Mil Hijos de San Luis, fue encabezado por el Duque de Angulema, hijo del futuro Carlos X de Francia. Otro de los mariscales al mando de parte del ejército fue Bon Adrien Jeannot de Moncey.

El ejército lo formaban 95.062 soldados, formados en cuatro cuerpos y uno de reserva. El ejército español constitucional que se formó para hacerle frente lo formaban unos 130.000 hombres, divididos en cuatro cuerpos de unos 18.000 o 20.000 cada uno, además de 52.000 hombres apostados en las plazas fuertes.1

El objetivo fundamental de la intervención francesa era terminar con los liberales (Trienio liberal) en el gobierno desde tres años antes. Las fuerzas españolas leales se enfrentaron con los franceses en Cataluña al mando de Francisco Espoz y Mina, pero no hubo apenas reacción popular de apoyo y debieron retirarse.

Con el avance de las tropas de Angulema, el Gobierno y las Cortes en Madrid decidieron trasladarse a Sevilla, e instaron que Fernando VII les acompañase. El ejército francés ocupó Madrid sin resistencia y siguió hacia Andalucía en persecución de los liberales.

Isabel II de Borbón, llamada la de los Tristes Destinos (Madrid, 10 de octubre de 1830

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