Posdata

Los tres capítulos del libro mencionan momentos de la historia mexicana, a los que Octavio Paz intenta encontrarles ecos y correspondencias. El libro se inicia a partir de la propuesta inicial de explicar/entender lo sucedido en 1968 en México. El análisis histórico que realiza se basa en relacionar la toma de conciencia de un sector social: los estudiantes, sobre las desigualdades y abusos de una forma de gobierno totalitaria e impositiva, donde la democracia es materia de discurso y no de acciones gubernamentales. La toma de conciencia da vida a la crítica y ésta a la demanda, que toma cuerpo en la protesta y la manifestación pública. Las frases de ese momento histórico encuentran su correspondencia en los acciones e inacciones de los gobiernos mexicanos emanados de una revolución inconclusa y crecientemente traicionada. A todo ello Octavio Paz le encuentra raíces que penetran en la historia antigua de México.

En el primer capitulo titulado “Olimpiada y tlatelolco”, Paz nos narra que en el año de 1968 se produjeron ciertos enfrentamientos tales como, protestas, tumultos y motines en distintos lugares del mundo incluido México, donde los supuestos y secretos inspiradores fueron los mismos en todas partes; los estudiantes. Quienes por medio de estos actos, reclamaban sus derechos y necesidades ante la sociedad y el gobierno, pero para el gobierno de aquel entonses. Esa fecha de 1968, fue un año llamado axial que mostro la universalidad de la protesta y su final irrealidad.

En esa misma época, México solicito y obtuvo que su capital fuera sede de los juegos olimpicos de ese año por ser reconocida su transformación a un país moderno o semimoderno, donde los organizadores no solo salieron airosos de la prueba si no que añadieron al programa deportivo una nota original, tendiente a subrayar el carácter pacífico y no conpetitivo de la Olimpida mexicana. Pero, estas celebraciones solo parecieron gestos espectaculares con los que se queria ocultar la realidad de un país conmovido y aterrado por la violencia gubernamental. Así, en el momento en que el gobierno obtenía el reconocimiento internacional de cuarenta años de estabilidad política y progreso económico, una mancha de sangre disipaba el optimismo oficial y provocaba en todos los espíritus una duda sobre el sentido de ese progreso.

En el transcurso de semanas apareció claramente que los estudiantes, se habian convertido en voceros del pueblo sin habérselo propuesto. Los dirigentes y funsionarios de los sindicatos obreros se apresuraron a condenar, en terminos amenazadores, a los estudiantes; lo mismo hisieron los partidos políticos, aunque con menos violencia. No obstante la movilización de todos estos medios de propaganda y de coacción moral, el pueblo engrosó expontanéamente estas manifestaciones juveniles y una de ellas, la célebre “manifestación silenciosa”, agrupo a cerca de cuatrocientasmil personas,

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