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Sátrapa


Enviado por   •  13 de Marzo de 2013  •  Tesis  •  649 Palabras (3 Páginas)  •  287 Visitas

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Sátrapa (en griego: σατράπης satrápēs, del antiguo persa xšaθrapā(van), «protector de la tierra/país») es el nombre que se dio a los gobernadores de las provincias de los antiguos imperios Medo y Persa, incluyendo la dinastía Aqueménida y varios de sus herederos, tales como el Imperio sasánida y los imperios helenísticos.

El término ha pasado a utilizarse en sentido coloquial y peyorativo hacia una persona que gobierna despóticamente.1

Índice [ocultar]

1 Sátrapas medo-persas

2 Sátrapas helenísticos

3 Sátrapas partos y sasánidas

4 Referencias

[editar]Sátrapas medo-persas

El primer uso a gran escala de las satrapías, o provincias, data de la concepción del primer Imperio persa bajo Ciro II el Grande, alrededor del año 530. No obstante, las satrapías se originaron durante la época de los medos, al menos, desde el año 648 a. C. Hasta la época de la conquista de Media por Ciro el Grande, los emperadores medos gobernaban sus territorios conquistados como provincias, a través de reyes y gobernadores vasallos. Como en la cultura persa el concepto de dignidad real era inseparable del concepto de divinidad, los veinte sátrapas establecidos por Ciro nunca fueron reyes, sino virreyes que gobernaban en nombre del rey, aunque en realidad muchos se excedieron en sus atribuciones políticas.

Darío I dio a las satrapías una organización definitiva, e incrementó su número a 23. Los sátrapas eran elegidos directamente por el rey, generalmente entre miembros de la nobleza. Ejercían el poder judicial y administrativo, cobraban los impuestos (Inscripción de Behistún), se encargaban del orden público y de reclutar y mantener el ejército. El propio Darío I se encargaba de su supervisión y control para evitar que se excedieran en sus funciones.

Cambises, el predecesor de Darío I, desconfiando respecto a la lealtad de algunos gobernadores, situó un secretario al lado de cada sátrapa, para vigilar sus actos, y organizó un grupo de funcionarios conocidos como los "ojos y oídos del rey", que recorrían el Imperio para valorar sobre el terreno la situación y emitir un informe. A pesar de estos controles, cuando se producía un acto de sedición, la rápida intervención del ejército, facilitada por la red viaria de comunicaciones, acababa con el peligro antes de que el movimiento provocara el levantamiento de otras regiones por motivos semejantes.

El sátrapa se encargaba del cobro de los impuestos, controlaba a los oficiales locales y a las tribus y ciudades vasallas, y era el juez supremo de la provincia, ante el cual cada criminal debía ser llevado para ser juzgado.

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