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Analisis Del Cueno El Sueño Del Pongo De José María Arguedas


Enviado por   •  17 de Febrero de 2012  •  350 Palabras (2 Páginas)  •  1.337 Visitas

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hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro ángel pequeño que sea también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro llena de miel de chancaca más transparente”.

Dueño mío: apenas nuestro gran padre San Francisco dio la orden apareció un ángel, brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro padre, caminando despacio. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de luz suave como el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.

-“Ángel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen por la piel del hombre.” Y así el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu cuerpecito, desde la cabeza hasta la uña de los pies. Y te erguiste; en el resplandor del cielo la luz de cuerpo sobresalía, como si estuvieras hecho de oro, transparente.

-Cuando tu brillabas en el cielo, nuestro gran padre San Francisco volvió a ordenar: “Que de todos los ángeles del cielo venga el de menos valer, el más ordinario. Que ese ángel traiga en un tarro de gasolina excremento humano”.

Un ángel que ya no valía, viejo, de patas escamosas, al que no le alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio llego ante nuestro gran padre; llego bien cansado; con la alas chorreadas trayendo en las manos un tarro grande. “Oye viejo embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has traído; todo el cuerpo de cualquier manera; cúbrelo como puedas. ¡Rápido!” Entonces con sus manos nudosas el ángel viejo sacando el excremento de la lata me cubrió desigual el cuerpo, así como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y aparecí avergonzado en la luz del cielo, apestando.

Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos vimos juntos ante nuestro gran Padre San Francisco el volvió a mirarnos, ya a ti, ya a mí, largo rato. Y luego dijo: “todo cuanto los ángeles debían hacer con ustedes ya está hec

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