Bella durmiente

En un reino muy lejano, habitó una vez un rey noble y justo que deseaba con fervor tener un hijo junto a su reina. Después de largo tiempo, el monarca pudo por fin disfrutar el advenimiento de una hermosa hija.

Durante la fiesta de bautismo de la princesita, no sólo acudieron personas de todas las edades, sino también unas criaturas fantásticas conocidas como hadas. Aquellas tres hadas eran pequeñas como la palma de la mano, pero su bondad y su poder eran muy grandes, y al ver a la niña quedaron tan asombradas de su belleza, que no tardaron en obsequiarle cada una un don especial.

Fauna: Yo te otorgó el don de la belleza

Flora: Yo te otorgo el don de tener una bella voz

Maléfica: Con que no fui invitada a esta gran celebración.

Reyna: No, no nos hemos olvidado de usted

Primavera: tu presencia jamás fue solicitada

Maléfica: Altesa aunque no me lo crean yo al igual  traigo un don para la bella princesa, ¡Al cumplir los 16 años te pincharás el dedo con una rueca y morirá! ¡Jajajaja!

Rey: Detengan a esa echicera.

Fauna: ¡altesa! Primavera aún tiene su don!

Rey: ¡entonces podrá deshacer el echizo!

Flora: No se podrá romper el echizo pero si salvarla

Primavera: El don que yo te concedo es despertar con el beso del primer amor verdadero

 Después de un tiempo de haber vivido con las hadas y al cumplir los 16 años Aurora estaba caminado por el bosque y se encontró a un apuesto chico; al llegar a casa les contó a las hadas

Aurora: hoy conocí a un joven

Flora: ¿Cómo?

Fauna: ¡tú estás comprometida!

Primavera: ¡con el príncipe Felipe!

Autora: ¿con un príncipe? ¡Pero yo no soy una princesa!

Flora: ¡si lo eres y no volverás a ver a ese joven del bosque!

Aurora sale corriendo al escuchar lo que las hadas le dijeron; se encuentra con una rueca y se pincha  cae al suelo

Llega el príncipe y le da un beso y comienzan a bailar  (eres tú el príncipe azul)

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