DR JEKILL Y MR HYDE. Auditoría I

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Una obra maravillosa como es Dr. Jekyll y Mr. Hyde sin duda alguna nos invita a reflexionar un poco acerca del problema moral que se le presenta al Dr. Jekyll.

En el texto, Stevenson nos plantea a un personaje honorabilísimo que se enfrenta a la temible decisión sobre quién quiere ser. A uno de los personajes principales, el Dr. Jekyll, se nos presenta como un hombre exitoso, de honor intachable, un médico extraordinario y altruista con prestigio social; en la obra se presenta como un hecho extraordinario y lógicamente imposible la separación de su otro yo, su lado malo, su contraparte que vive con él en el mismo cuerpo.

Todo un dilema vive el Dr. Jekyll cuando descubre como transformarse y sacar a relucir a su “yo” contrario, nombrándolo Mr. Hyde (sabiendo que “hide” es una palabra en inglés que significa ocultar, esconder; y se pronuncia igual que Hyde).

Así comienza una doble vida para el Dr. Jekyll, casi pareciendo un acto teatral; por un lado siendo el honorable Henry Jekyll, el respetable y respetuoso; y por el otro, el indeciblemente deforme Mr. Hyde, el abominable criminal de sangre fría.  La decisión no es sólo sobre ser bueno o malo, sino olvidar toda una ejemplar vida construida alrededor de ciertas personas, que saben de qué manera es el, de qué manera actúa y su intachable, hasta ahora, moral. La decisión que el Dr. Jekyll debe tomar no es solo de la noche a la mañana, debe saber, como es vivir siendo cada una de sus partes; comienza para Mr. Hyde entonces, su acercamiento a la realidad, el saber lo que es vivir siendo el mismo y no a la sombra de alguien más.

Es entonces como el Sr. Hyde comienza a vivir, se da cuenta que le gusta dañar gente, herir personas para esconderse después regresando a ser Henry J.

Sin embargo, es de pensarse, ¿es esta transformación que sufre Henry Jekyll, de verdad algo que sólo pasa en una novela? O será que día con día él y todas las personas luchamos contra nuestra parte contraria, tomando de ella actitudes, decisiones, y batiéndonos por hacer lo correcto como la sociedad espera, o explayando los deseos de nuestro “Otro yo”, pero sin podernos ver en el cuerpo de otro. Entonces para Henry Jekyll se presenta muy fácil la oportunidad de ser él y otra persona y cometer terribles barbaridades que le causan placer, claro, pudiéndose ocultar y deslindarse de toda consecuencia que estos le traigan. ¿Cómo es que una persona cualquiera, fuera de toda literatura podría hacer lo mismo que Jekyll? Quizás eso es lo interesante de la obra, el dilema moral, la osadía de Hyde en su verdadera aventura que termina por acabarlo, a él y a su represor de tantos años, Dr. Jekyll.

La idea que nos expone Stevenson no es del todo despreciable, pues nos muestra como la incapacidad de decisión, la curiosidad y esa “espinita” de hacer cosas malas, cosas que van en contra de nosotros, no siempre es buena aunque es necesaria para saber qué parte de nosotros no es tan bueno que los demás conozcan, pues nosotros no tenemos ese elixir que nos cambia la cara y nos hace volvernos de otro aspecto para no hacernos responsables de nuestras consecuencias, cosas que nosotros causamos. Por esto la riqueza y esplendor de esta obra, no sólo por la extraordinaria narración del notario Utterson; sino por el mensaje, lo que nos quiere transmitir el autor; de que situaciones como curiosidad y inadaptación al mundo que nos rodea no son bien vistas, y que tarde o temprano terminan siendo más fuertes que nosotros.

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