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El Conqustador


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2014  •  2.518 Palabras (11 Páginas)  •  202 Visitas

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OBRA ANALIZADA: “EL MATADERO” de Esteban Echeverría.

DATOS BIOGRÁFICOS DEL AUTOR

Esteban Echeverría fue el introductor del romanticismo en hispanoamérica, el autor del primer cuento argentino, el ideólogo de la generación argentina del 37, el introductor del tema del desierto y del indio en la literatura argentina.

Nació en la ciudad de Buenos Aires en 1805 y siendo un joven de 20 años se embarcó hacia Francia, en París se interesó por las letras y las ciencias, particularmente por Shakespeare y los románticos Goethe, Schiller y Byron, aparte de los pensadores y poetas del momento. Sin embargo, no fue la actividad literaria lo que atrajo su atención sino la actividad filosófica, política y cívica. Frecuentó las obras de Victor Cousin, Lerminier, Leroux, Herder y otros, que lo nutrirían de las nuevas ideas liberares, democráticas, sociales y del sentido de la historia.

En 1830 regresa a su ciudad natal en momentos en que Juan Manuel de Rosas gozaba de “facultades extraordinarias” y sufrió una fuerte decepción por la situación política de su patria que golpea en sus esperanzas de aires de libertad.

Desde entonces, publicó inicialmente algunas poesías sueltas y comenzó su labor de vocero del romanticismo con la intención de renovar la literatura americana, no como una mera actitud teórica y estética sino como una toma de conciencia de la realidad en la que ejercía su magisterio sintiéndose exigido a un compromiso con el quehacer histórico concreto.

Sus obras fueron “Elvira o la novia del Plata” – 1832 (considerada como la primera manifestación del romanticismo en lengua castellana). “Los Consuelos” –1834. En 1837 publica “Rimas” que incluye “La Cautiva”. 1838, funda la “Joven Generación Argentina” (asociación que sustituye al Salón Literario disuelto por orden de Rosas) una sociedad secreta de carácter político que pretendía establecer las bases para la organización de la república.

Por estos tiempos, Echeverría es ya jefe y mentor y de la “Joven Generación Argentina” que lo sigue y elogia: Sarmiento, Gutiérrez, Alberdi, Mitre, entre otros.

En 1840 sufrió la persecución celosa de la tiranía, se disolvió el grupo de la “Joven Generación Argentina” y sus integrantes se vieron obligados a emigrar. Echeverría escapó a Colonia del Sacramento y luego a Montevideo, allí vivió en soledad entre penurias financieras sin ver realizarse sus ideales cívicos patrióticos, hasta su muerte acaecida en 1851, pocos meses antes de la ansiada caída del tirano.

Echeverría compuso también diversas obras en prosa, de intención puramente artística. Sobresale entre todas estas páginas el cuento “El Matadero”, que no fue publicado por el autor en vida – acaso por su contenido antirrosista y anticlerical, o porque el autor pensara pulirlo más tarde - , y fue dado a conocer por el crítico Juan María Gutiérrez que lo encontró manuscrito entre los originales de su amigo, en la edición de las obras completas (1874): “El autor no estaba sereno cuando realizaba la buena obra de escribir esta elocuente página del proceso contra la tiranía” escribió su editor.

GENERACIÓN DEL 37:

La generación de escritores, publicistas y hombres de Estado conocida como “Generación del 37” constituyó en la historia argentina el primer movimiento intelectual con un propósito de transformación cultural totalizador, centrado en la necesidad de construir una identidad nacional. Estuvo formada por algunos de los escritores más importantes del siglo diecinueve argentino; cuyos principales exponentes fueron Domingo Sarmiento, Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi. Las figuras principales del movimiento fueron pocas, y dominarían la vida cultural, argentina hasta los años 1880. Sus obras literarias, influenciadas principalmente por el Romanticismo inglés y francés.

Los primeros románticos argentinos lograron en sus comienzos una cohesión grupal y un grado de institucionalización inusitados para la época y para la región: el Salón Literario de 1837, la Asociación de la Joven Argentina, la Asociación de Mayo, y las redacciones compartidas de un puñado de periódicos de ideas definieron un “partido” literario e intelectual, que se imaginaría con capacidad de reemplazar a los auténticos partidos que entonces se disputaban el poder.

La obra de los escritores románticos del 37 abarcó todos los géneros -filosofía, historia, economía, novela, drama, poesía, periodismo político, etc., pero en todos ellos aparecía una problemática común que los mancomunaba: el de la «nación», cuestión típicamente romántica que en un país nuevo como la Argentina se intensificaba por la indefinición propia de un Estado de creación reciente. Toda su obra, en cualquier género, acerca de cualquier tema, debía estar necesariamente supeditada a las necesidades que imponía un país nuevo, cuya tarea primordial era alcanzar un conocimiento adecuado de su propia realidad, para así poder definir su identidad nacional. “El estudio de lo nacional” -proclamado como meta primordial por Alberdi en su discurso del Salón Literario de 1837- se convertiría así en el leitmotiv de toda esa generación literaria. Al haber nacido, además, casi todos ellos entre 1805 y 1821, pudieron concebirse a sí mismos como hijos -e hijas- de la Revolución de Mayo, a quienes les era conferida una misión providencial: el desarrollo e implementación de la segunda fase de la Revolución, la renovación en las ideas que debía suceder a la revolución por las armas, y cuyo sentido central sería definir la nueva identidad nacional en términos de los valores revolucionarios.

Finalmente, si la importancia de la Generación del 37 y del momento romántico inaugurado por ella es indudable desde la perspectiva de la historia argentina, también lo es respecto de la historia intelectual de América latina, ya que marcó para ella el inicio absoluto del Romanticismo.

MARCO HISTÓRICO DE “EL MATADERO”:

La obra fue escrita en la época del segundo gobierno de Rosas.

Tras la exitosa campaña al desierto, Rosas incrementó su prestigio en toda la población y luego de diversas estrategias políticas emprendidas por él y su esposa (Doña Encarnación Ezcurra) asume por segunda vez el cargo de gobernador con la suma del poder público por un plazo de cinco años sin más condición que “conservar, defender, y proteger la religión católica y sostener y defender la causa de la Federación que han proclamado los pueblos de la República”. Esta delegación de poderes

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