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La numancia


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  2.726 Palabras (11 Páginas)  •  247 Visitas

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ANALISIS OBRAS:

LA NUMANCIA

Numancia ha sido elevada por muchos a la categoría de tragedia nacional por antonomasia.

Se considera como uno de los volúmenes más significativos del Siglo de Oro y como la obra maestra de las comedias cervantinas.

En ella se mezclan genialmente la perfecta dramatización de la tragedia de un pueblo con la profunda caracterización de los sentimientos y emociones de una tragedia individual.

Son varios los criterios que se toman a la hora de considerar la importancia del general romano destructor de Numancia, Escipión, el cual, aunque se nos presente en su grandeza y con numerosas alabanzas y gran admiración por parte de todos, no debemos considerarle protagonista, sino verlo como una representación de la inmoralidad y del cinismo. Escipión es perfecto, pero perfecto para conseguir los fines maquiavélicos que se perseguían. De hecho el autor manifiesta su condena contra los romanos en múltiples ocasiones, aún siendo él mismo admirador de su modelo político-militar.

De todos modos no podemos negar que Cervantes no pretende presentarnos a buenos y malos, y que a causa de esto encontramos en el texto ciertas ambigüedades, paradojas, ironías y contradicciones que podrían dificultar un correcto entendimiento de la obra.

Los primeros rasgos de personalización se manifiestan en la imagen mostrada a través de los soldados romanos del campamento de Numancia, completamente entregados a la lujuria, y la reacción de Escipión, que pretende corregir sus conductas no tanto por moralismos como por el fin único de la eficiencia militar. Este último empleará hábilmente sus capacidades oratorias para arengar a las tropas y recuperarlas en el empeño bélico contra los numantinos, que han conseguido resistir durante mucho tiempo el acoso continuo.

Adoptará la estrategia militar del sitio, aunque esto no lo podemos interpretar como una tendencia humanitaria del general, sino como una significación de su maquiavelismo. El fin justifica los medios y, sin dejar de reconocer la temible valentía de los numantinos, decide no arriesgar a sus soldados en un enfrentamiento directo, lo que sí es un rasgo humanitario. Escipión es político y militar, pero siempre se mostrará inflexible y cínico. Es un artista de la guerra y un inteligente estratega que, como buen militar, tendrá como prioridad, ante todo, el objetivo que tiene marcado.

El entiende como completamente razonable la guerra contra Numancia y considera el imperialismo como una predisposición a que el sometedor avasalle sin miramientos al sometido. Un elemento común en la literatura del Siglo de Oro es la ironía de que el subordinado recuerde las responsabilidades legales y morales al superior, que en esta obra aporta relevantes indicios para la comprensión del conflicto básico.

La resistencia de los numantinos tiene una lectura difusa en cuanto a las interpretaciones aunque, en contra de la idea de considerar a los numantinos como orgullosos, obstinados y arrogantes, entendemos que se debe ver como fundamental la lucha por la dignidad humana, anteponiéndola incluso a la propia vida. Los numantinos son conscientes de que vivir bajo la dominación romana sería peor que la muerte, y por eso deciden defenderse hasta el final.

El heroísmo circunstancial de los numantinos ennoblece su condición. La tragedia, el sufrimiento, y el final del suicidio colectivo por la defensa de su pueblo, nos muestran los sentimientos ante la muerte cercana y los deseos de vida. Este agónico final queda perfectamente dramatizado cuando se individualiza el horror y la angustia del sufrimiento. Aquí se empiezan a apreciar rasgos cervantinos, como el pensamiento racionalista, la aparición del amor perfecto y puro, la afirmación de la vida ante la muerte, y la indignidad del ultraje.

El desastre general que se vive con horror y miedo se individualiza para conseguir una emoción en el lector, que es dirigida por los relatos de las figuras alegóricas. El dramatismo no lo encontramos en acciones bruscas, rápidas o sensacionalistas, sino en la intensidad emotiva, que se acentúa con el estatismo de las situaciones y con la anticipación del trágico desenlace final.

Son curiosas las sensaciones de Escipión al comprobar la tragedia del pueblo numantino, desentendiéndose de su responsabilidad ante tan horrible suceso y considerando que no ha sido vencedor, pues no le ha quedado nadie por vencer, lo cual le preocupa pues no quedaría justificada en Roma su victoria. El único que estaba aún vivo se suicida cayendo a sus pies, lo que supone el enojo del militar ante la pérdida de la que podría haber sido su única víctima.

Cervantes siempre tendrá una postura condenatoria ante el maquiavélico general, en el que la conducta rencorosa y vengativa contrastará con la bondad natural del hispano, que de alguna manera aquí se representa por los numantinos, con sus valores éticos tan aproximados a los cristianos.

La secuencia temporal de los rasgos de cada pueblo continúa una evolución por la que las siguientes generaciones hispanas conservan el espíritu noble e intrépido de los numantinos, mientras que la Roma del papa Clemente VII continúa con la inmoralidad y la crueldad maquiavélica. Más adelante se dará, curiosamente, la España Imperial con deseos y fines opuestos al ya antiguo Imperio romano, y considerándose como defensora del Bien contra el Mal del mundo. Así, el dinámico imperialismo español del siglo XVI es un servicio heroico.

Desde esta perspectiva nunca serán sitiadores y sí defensores de la moralidad del mundo y del bien universal. la ruptura con la teoría erasmista que oponía la figura del sabio melancólico y envejecido a la del necio orondo y satisfecho. El héroe cervantino fusiona ambas figuras e incluye una imaginativa portentosa que se une a otras capacidades que facilitan la risa del lector, consolidándose así como una personalidad evolutiva y realista, capaz de cambiar.

La novela no es sino un gran adelanto en la evolución de la narrativa hacia su desligamiento de todo lo alegórico y retórico, pudiéndose comprobar como la poética va claramente dirigida hacia la búsqueda de la invención y a la huida de una imitación servil, convirtiendo al personaje también en alguien imitable, del que su ingenio es uno de los rasgos más destacables.

Los temperamentos coléricos y melancólicos en relación con los vicios y las virtudes son genialmente tratados y conjugados en la particular figura del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Situándonos ante una de la obras maestras de la literatura universal no podemos olvidar su valor como invención de

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