Rupito

Libro: “Rupito”

Autor: Monseñor Leonidas Proaño

“RUPITO”

Rupito es una tierna novela que narra la vida de un adolescente pobre, con el corazón ansioso de libertad y justicia. Desde su temprana edad presenta problemas que le hacen dejar de ser niño. El muchacho vivía distraído, absorbido por completo por sus sueños. Era notorio que estaba necesitado de comprensión y afecto, valores que luego fueron transmitidos por su tío. Al pasar el tiempo Rupito se va de Ibarra con grandes ambiciones y después de 19 años regresa con su familia lleno de nostalgia. Esta obra está destinada a todos los jóvenes adolescentes que están pasando por problemas similares a los de Rupito, mas no sólo por los problemas; sino también para entender y comprender que siempre estará alguien ahí con nosotros para ayudarnos y consolarnos cuando lo necesitemos.

Al inicio de la historia Rupito presenta actitudes y cambios en su personalidad, dando como resultado el querer dejar de ser un niño. Se le presentan varios problemas, primero fueron con sus pantalones. El se da cuenta que ya ha crecido demasiado como para utilizar el terno nuevo que su mama siempre le daba cuando ya era notorio el deterioro del antiguo. Después tuvo problemas con su nombre, llego a querer cambiárselo. Consideraba que el nombre que todos le decían ya no era adecuado para él. Cuando estaba toda su familia reunida decidió decir ante todos que ya no quería ser mas nombrado “Rupito” desde ese instante quería que le digan “Ruperto”. Luego tuvo problemas con su voz, mientras daba a conocer el cambio de nombre, su voz se quebranto dando paso a la burla de su hermanita y prima. Llego a tener problemas de obediencia. Ante un simple pedido de su madre, Rupito decide no realizarlo. Su madre cegada de la cólera e iras que sentía en ese momento decide golpearle al niño. Ante esta serie de problemas que padecía Rupito, una noche de melancolía y triste aquel cansado muchacho se quebrante en llanto, prometiéndose desde aquel día nunca llorar.

Tras el paso del tiempo Rupito comienza a vivir la edad de los sueños. El añoraba el porvenir, quería aprender un oficio ya que no podía pensar en estudios de colegio. Sus padres no estaban en posibilidades de pagárselo. La ambición empezaba a brotar por su alma, el anhelaba tener mucho dinero, ayudar a su madre, ser generoso con sus hermanos, tener buena ropa. Al obtener todo eso ya no quería estar en Ibarra, sus sueños se iban mas allá de su casa. El quería conocer nuevas tierras. Al estar tan pensativo en sus fantasías, no se percata que su prima se aproxima a él y ante un golpe pierde el equilibrio y cae. Como resultado se lastima la muñeca. Una curandera al tratar de curar la herida percibe la valentía la valentía de Rupito, ya que el no lloraba por mas dolor que sentía.

Un día sus padres se reunieron para preguntarle a Rupito que oficio iba a seguir con el fin de ayudar a la familia. Tras varias discusiones, silencios incómodos por parte de Rupito, la sesión reunida para resolver un problema de tanta importancia termino en disgustos, en invectivas, en palabras hirientes. El muchacho sentía una ansiedad incontenible de desahogar su corazón, de ser comprendido y alentado. Después de tener una conversación con su prima se sintió liviano, capaz de seguir como profesión: la mecánica, que es lo que más le gusta.

La prima al primer instante le conto todo lo que había escuchado a su tía, los secretos de Rupito no pudieron ser guardados. Los padres de Rupito al enterarse inmediatamente de la decisión de su hijo, demostraron desagrado, así que decidieron obligarle que siga sastrería. Rupito se sentía desmotivado, no realizaba bien sus mandados, su tío decidió conversar con él para saber qué es lo que pasaba.

El chiquillo siempre regresaba a casa fruncido y malhumorado, se sentía inconforme con lo que realizaba en la sastrería. Una tarde un niño le insulta por su actitud enojona. Ante esta situación fue que conoció a su más leal y grande amigo, Juanito, quien le defendió de los insultos de aquel chico.

Al tener esta nueva amistad Rupito empezó a salir las noches, eso le disgustaba terriblemente a sus padres. Al punto de que el papá del muchacho

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