ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Shiddartha


Enviado por   •  21 de Octubre de 2012  •  4.435 Palabras (18 Páginas)  •  370 Visitas

Página 1 de 18

Capítulo

El hijo del brahman

Siddhartha tiene en casa de sus padres todo lo que el confort conformista puede pedir. Es listo, inteligente, bien formado, conoce la doctrina de Brahman, los ritos, las buenas costumbres, brahman perfecto hijo de un brahman perfecto. Tiene un gran amigo también brahman, Govinda. Se dedica a la meditación, concentración y contemplación. Pero… ¿esto era todo? ¿No eran los dioses criaturas como tú y como yo, sometidas al tiempo y perecederas? ¿Tenía algún sentido ofrecer sacrificios a los dioses ¿No era el Atman el Único e Indivisible? ¿A quién inmolar las víctimas sino al Único, a Atman? Y ¿Dónde encontrar a Atman? ¿Dónde moraba? ¿Dónde sino en nuestro propio Yo, en lo más hondo, en aquel reducto indestructible que todos llevamos dentro?

¿Y dónde se encontraba ese reducto? ¿Qué camino existía para acceder al Yo mismo? Nadie lo conocía.

Todo lo conocía los brahmanes y sus libros sagrados, pero ignoraban lo Uno y lo Único.

Los libros del Upanishads hablaban de que el hombre al caer en el sueño profundo penetra hasta lo más recóndito de su interior. Todo esto lo conocían los brahmanes, pero ¿Quién lo había vivido?

Su padre, le gran brahman, el hombre sereno, ¿era feliz? ¿No era también un buscador consumido por la misma sed de verdad? ¿No estaba Atman dentro de él? Había que encontrar la fuente primordial en el propio Yo y poseerlo. Todo lo demás no era sino búsqueda vana y extravío.

Capítulo

Con los samanas

Una meta tenía Siddhartha: Quedarse vacío, despojarse de todo, incluso de su sed de buscar. Hallar paz y tranquilidad en su corazón vacío.

Aprendió muchas cosas, a recorrer muchos caminos para alejarse del yo, la despersonalización a través del dolor, del hambre, del sufrimiento, del cansancio…

Todo lo podía haber aprendido en cualquier taberna de un barrio de prostitutas. Huir del Yo.

Siddhartha sólo conseguía insensibilizarse momentáneamente. No llegaba al nirvana.

El puro de corazón que meditando se sumerja en el Atman, sentirá en su corazón una alegría inefable.

Capítulo

Go(au)tama

Govinda se queda de discípulo de Gotaza. Siddhartha lo interpela: tu doctrina es perfecta, pero no puedes comunicar el momento de tu experiencia de la iluminación. Tu doctrina no trata sino de la liberación del sufrimiento. Poco importan las palabras. Lo que tú conseguiste no lo has hecho a través del pensamiento, la meditación, el conocimiento y la iluminación. ¡No a través de una doctrina! Nadie accede a la liberación a través de una doctrina. Lo que ocurrió en el instante mismo de tu liberación es incomunicable. Esta experiencia no la contiene tu doctrina.

Cuídate de una inteligencia excesiva, le dijo Gotaza.

Siddhartha siguió el camino en busca de su Yo. “ninguna doctrina volverá a seducirme. Muchas cosas me ha quitado Buda, a Govinda…, pero me ha regalado a Siddhartha.”

Capítulo

Despertar

Al abandonar el bosque Siddhartha abandonaba su vida anterior. Y a todos los que le habían acompañado en ella: su padre, Govinda, Buda…

Analizó lo sucedido llegando a sus causas últimas, pues pensar era eso: sólo así las sensaciones se convierten en conocimiento y adquieren contendido y empiezan a irradiar lo que hay en ellas. Algo no existía más en él: el deseo de tener maestros y escuchar sus enseñanzas.

Lo que había querido aprender bajo todas las doctrinas era el Yo, su sentido y esencia. A la vez era el Yo del que anhelaba desprenderse y aniquilarlo. Mas sólo lograba engañarlo por algún momento. Buscaba a Atman en el fondo de su yo, pero en lugar de encontrarlo se perdía a sí mismo.

¡Quiero aprender de mí mismo! Y miró a su alrededor como si viera el mundo por primera vez. ¡Qué hermoso era, el azul era azul, el amarillo, amarillo, la roca, roca…! Ya no eran los hechizos de Mara, ni el velo de Maya, y en el fondo de todo subsistía latente la idea de unidad… El sentido y la esencia no se hallaban en algún lugar tras las cosas, sino en ellas mismas, en todo.

Siddhartha comenzaba a despertarse y a marchar hacia sí mismo.

“Ya no soy asceta, ni sacerdote, ni brahman” todo esto ha terminado y no se encuentra en mi camino. Él durante años no había tenido hogar, pero ahora lo sentía. (Ni la casa de su padre, ni los samanas, ni el bosque del Sublime). ¿Siddhartha a qué comunidad pertenecía? ¿Con quien compartiría su existencia? Se le heló el pecho, pero se irguió un Siddhartha sólido y fuerte, más posesionado que nunca por su propio Yo. Y caminó ya no hacia atrás.

Capítulo

Kamala

Siddhartha iba aprendiendo a cada paso cosas nuevas, pues, para él, el mundo se había transformado.

¡Qué hermoso era el mundo para quien lo contemplaba así, sin ningún deseo de explorarlo, con una visión ingenua y de infantil simplicidad!

Dijo a Buda que su (de Buda) verdadero tesoro no estaba en su doctrina, sino en esa vivencia inefable e imposible de enseñar que el Sublime experimentara en el instante mismo de su Iluminación.

Siddhartha en adelante tendría que vivir su propia vida. Sabía que su propio Yo era el Atman, formado de la misma esencia eterna de Brama. Mas nunca había hallado de verdad a ese Yo, pues siempre intentaba atraparlo con las redes del pensamiento. Ni el cuerpo ni el juego de los sentidos constituyen el Yo, tampoco la inteligencia, ni el pensamiento ni los conocimientos adquiridos, ni el arte de sacar conclusiones, o ideas nuevas… tanto las ideas como los sentidos eran cosas buenas, tras las cuales yacía el significado último. Había que escucharlas y jugar con ambas, sin menos preciarlas ni darles demasiada importancia. Y a través de ellas sorprender las voces secretas del propio mundo interior.

El pecho de aquella joven tenía una leche que sabía a mujer a hombre, a sol y a bosque, a flores y animales, a todos los frutos y a todos los placeres.

El barquero solía escuchar al río y mirarle los ojos con frecuencia y siempre

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (26.4 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com