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Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  1.597 Palabras (7 Páginas)  •  156 Visitas

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1.) Las actividades deben ser estratégicas(Dinamicas, Obras de teatros Danzas, Béisbol biblico, actividades recreativas. etc

Las actividades deben cumplir una función definida en la estrategia global del ministerio. Es un error agregar actividades a nuestro ministerio sólo porque parecen una buena idea, están de moda, tenemos espacio en el calendario o hay personas que quieren realizarlas. Las actividades siempre deben cumplir un paso específico dentro de una estrategia ministerial.

- Conoce.

- Conéctate.

- Comprométete.

En el primer paso las personas llegan como nuestros invitados. Nuestro desafío es llevarlos al segundo paso para que lleguen a ser nuestros amigos. Y por último, lo que deseamos es conducirlos al tercer paso para que lleguen a ser parte de la familia de la iglesia.

Las actividades, entonces, corresponden a uno de estos tres pasos. Buscamos tener actividades de tipo “conoce” (invitados), otras de tipo “conéctate” (amigos) y también actividades de tipo “comprométete” (familia). De esta manera, todas las actividades tienen la intención de cumplir un paso en la estrategia y ayudar a las personas a avanzar en su relación con Dios. Algunas preguntas útiles para corroborar si nuestras actividades son estratégicas podrían ser las siguientes: ¿A qué paso de la estrategia corresponde esta actividad? ¿Ayuda esta actividad a las personas a avanzar en los pasos de la estrategia hacia la meta? Cuando un ministerio tiene una estrategia definida y cuida que cada actividad cumpla algún paso de la misma, las actividades se vuelven propulsores de las personas, ayudándolas a avanzar hacia el punto donde el sistema las está dirigiendo intencionalmente.

2.) Las actividades deben estar enfocadas. Evangelismo, amor ágape congracion, crecimiento de la membresía de la iglesia, crecimiento espiritual.

Las actividades deben tener un propósito definido y estar preparadas para alcanzar intencionalmente a un grupo determinado. Establecer un enfoque específico para cada actividad nos ayuda a planearla y evaluarla mejor. Toda actividad debe tener un propósito claro para todos los que la organizan. Si la actividad no se enfoca en un propósito claro, se crea un ambiente ministerial confuso para todos los que participan. También a veces, en una sola actividad queremos lograr múltiples propósitos. Lamentablemente, esto sólo resta calidad y eficacia a la actividad. Por ejemplo, si en una misma actividad queremos recaudar fondos, fomentar la oración, edificar a la iglesia, evangelizar y unir al equipo de trabajo, será muy difícil lograr todos estos objetivos con la misma efectividad. Es mejor reducir el enfoque de la actividad para lograr un solo propósito y poner toda la atención y esfuerzo para la consecución de ese único fin. Por ejemplo, si vamos a hacer una actividad para compartir el evangelio, debemos velar que todos los detalles estén centrados en ese propósito. La música, el programa, la ambientación, el orador, el equipo de edecanes y cada uno de los elementos de la actividad deben estar enfocados en el mismo propósito de evangelizar.

Las actividades enfocadas también se caracterizan por estar preparadas para alcanzar intencionalmente a un grupo determinado. Esto lo hacemos en la vida cotidiana. Cuando organizamos una fiesta infantil en nuestra casa preparamos todos los detalles del festejo pensando en los niños invitados. Igualmente actuamos cuando preparamos una fiesta para nuestros amigos adultos. Preparamos los detalles pensando en las personas para quienes será la fiesta que estamos organizando. Esta misma mentalidad debemos llevarla a las actividades de la iglesia. Al organizar una actividad estamos buscando alcanzar a un grupo específico de personas que comparten ciertas características. Pueden ser niños, jóvenes, adultos, matrimonios jóvenes, adultos en plenitud, etc. Los detalles de la actividad deben pensarse y planearse alrededor de ese grupo particular a quien queremos alcanzar intencionalmente. Algunas preguntas útiles para corroborar si nuestras actividades están enfocadas podrían ser las siguientes: A la luz de la estrategia ¿Qué queremos lograr a través de esta actividad específica? ¿Qué es aquello que celebraremos si sucede a través de esta actividad? ¿A quienes queremos alcanzar intencionalmente por medio de esta actividad? ¿Corresponde el orden y arreglo de los elementos de la actividad a nuestro propósito y al grupo de personas que queremos alcanzar? Logramos mucho más cuando reducimos el enfoque del propósito de nuestras actividades y dirigimos los esfuerzos intencionales para alcanzar a un grupo en particular en cada actividad

Consejos para la planificación y realización de actividades

Consideremos, ahora, algunos consejos generales para la planificación y realización de actividades

- Considera las actividades como medios

Una de las primeras cosas que debemos tener siempre en cuenta es que ninguna actividad que realicemos es un fin en sí misma. Ninguna actividad en sí misma es la razón, propósito o motivo final del ministerio en la iglesia. Toda actividad es un canal

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