ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Peluque

mkepesTrabajo6 de Noviembre de 2012

691 Palabras (3 Páginas)489 Visitas

Página 1 de 3

La primera herramienta usada por el hombre para cortarse el cabello fueran las lascas extremadamente afiladas de piedra de sílex, resultantes del laborioso proceso de obtención de material cortante a partir de golpear unas piedras con otras. El corte de pelo se debía indudablemente a cuestiones prácticas o ceremoniales y nada tenía que ver con los motivos únicamente estéticos de épocas posteriores.

Espinas de pescado, dientes de animales y ramitas secas de plantas diversas fueron los primitivos peines de aquellas gentes, que se supone que incluso llegaron a utilizar sangre, grasas y tintes vegetales como colorantes para teñir sus cabellos, siempre por motivos rituales.

Al contrario que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas. Gracias a estatuas y monumentos funerarios se han podido observar detalles de mechones cortos rodeando la frente y melenas largas y recogidas a base de cintas, cuerdas, redecillas y otros elementos decorativos. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura.

En Grecia, como en Egipto, los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas mágicas para teñir y dar forma al peinado, fórmulas de unos cosméticos que empezaban, en aquel entonces, a ver la luz.

El Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que se organizaban por especialidades.

La Revolución Francesa y la Revolución Industrial Aparecieron así los peluqueros, que trabajaban sobretodo a domicilio cuando lo hacían con la burguesía, desplazándose a trabajar al hogar de las clientas. Se asentó definitivamente el oficio, el de expertos en cabello que lavaban y sobretodo peinaban a grupos de clientas a cambio de una remuneración económica; Los caballeros sin embargo, cortaban su cabello en el barbero, sin decidirse todavía a ponerse en manos de los estilistas que trataban a las señoras.

En el siglo XX cuando surgieron los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, cuando estos se acercaron al pueblo, cuando los productos específicos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas, cuando hombres y mujeres decidieron dedicar parte de su presupuesto familiar a arreglar su peinado y cuando surgieron las escuelas y los estudios de peluquería. Pero si hay un hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años veinte: las mujeres se cortaron el pelo corto. Con la incorporación de las mujeres al trabajo, éstas habían dejado de peinarse solamente para arreglarse y habían empezado a buscar la comodidad. La evolución lógica de la búsqueda de lo práctico fue cortarse el pelo como un hombre: surgió el estilo garçon. En ese momento cortarse el cabello se convirtió en todo un símbolo de la mujer moderna.

En el siglo XXI Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com