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AA2. Trastornos psicológicos


Enviado por   •  28 de Diciembre de 2022  •  Ensayos  •  2.780 Palabras (12 Páginas)  •  510 Visitas

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        AA2. Trastornos psicológicos

  1. Revisa los recursos correspondientes a esta actividad.
  2. Analiza el caso clínico que se presenta al final de estas instrucciones.
  3. De forma individual, participa en este foro realizando lo siguiente:

 Participación 1: con base en el caso analizado, determina el diagnóstico de los ejes I y II, y justifica tu respuesta.

 Participaciones 2 y 3: comenta las participaciones de dos compañeros e identifica las similitudes y diferencias del diagnóstico.


Caso clínico:
Andrea tiene 18 años de edad, cursa actualmente el bachillerato y por las tardes trabaja en un restaurante de comida china. Vive con ambos padres, una hermana de 12 años y un hermano de 10. Desde que era pequeña, recuerda los problemas de alcoholismo de su padre, un hombre violento que solía llegar a altas horas de la noche atemorizando a todos, y regularmente terminaba golpeando a su madre por celos sin fundamento. Refiere que desde entonces, fue generando resentimiento hacia sus padres, hacia él porque con el tiempo sus actividades como conductor de camiones foráneos fue deteriorándose hasta quedar desempleado, y en algún momento dejó de aportar sustento al hogar, obligando a su madre a trabajar en diversas actividades como vendedora. De esta recuerda con molestia su actitud pasiva, temerosa y en buena medida justificadora hacia su marido: “compréndanlo, está enfermo, no lo puede controlar”. A pesar de mantener buena comunicación con su madre, Andrea recuerda con ira las numerosas ocasiones en que no la defendió a ella ni a sus hermanos de las agresiones verbales del padre, y el terror que les invadía cuando por trabajar, ella los dejaba en casa al “cuidado” del padre, quien habitualmente se quedaba ingiriendo bebidas alcohólicas. Entrando a la etapa de la adolescencia, Andrea fue volviéndose irritable, desafiante e inestable. “estaba de buenas y de repente estaba hecha un ogro, haciendo corajes de todo, o de la nada me ponía tremendamente triste, llorando casi sin razón”. Pero refiere que fue volviéndose una chica que a pesar de tener diversas actividades, se sentía regularmente aburrida, le acompañaba siempre una especie de sensación de vacío, de confusión, a veces quería una cosa, pero perdía rápidamente el interés. A la edad de 15 años, se percata de que sentía rechazo hacia sus compañeros del sexo masculino, especialmente hacia los que la buscaban con intención de entablar con ella una relación de pareja. “Todos se me figuraban a mi papá, y entre más me buscaban, más gordos me caían”. Y es así como comienza a sentirse atraída hacia las mujeres, notando en ella misma una tendencia a ser dominante, posesiva, controladora, muy celosa y al mismo tiempo intensa. Cuando conoce a Lilia, literalmente se vuelve loca por ella. A Lilia le gustaba salir de noche, tomar alcohol y consumir drogas. Era promiscua y conflictiva. Pronto Andrea se encuentra envuelta en ese ambiente. El comportamiento seductor de Lilia la enfurecía, llegando a iniciar peleas físicas con otras mujeres. “Peleábamos todo el tiempo, quería que me respetara, pero siempre que me decía que iba a terminar conmigo me aterraba y era yo quien terminaba desbaratándome para contentarla”. “Era para mí lo máximo, pero otras veces me parecía que era la peor de las mujeres”. Hubo momentos en los que Andrea se sentía bajo un estrés extremo cuando sus amigos le platicaban que habían visto a Lilia con otra mujer u hombre en actitudes comprometedoras para su relación. Lilia no lo aceptaba ni lo negaba. Andrea se sentía abusada, enojada, asustada. Una tarde encerrada sola en su habitación; tomó una navaja de afeitar y comenzó a hacerse pequeñas cortadas en las muñecas de sus manos y antebrazos… “Sentía un dolor tan desesperante, que necesité hacerme daño en el cuerpo para distraerme del otro dolor, cuando vi mi propia sangre me sentí tan liberada, tan aliviada”... Pero estas descargas de ansiedad permanecían por poco tiempo. Pronto volvía a sentirse deprimida y hacia volver a Lilia hasta que la relación terminó definitivamente. Ahí vino su primer intento de suicidio por sobredosis de medicamentos. Su madre la hospitaliza y una vez recuperada es canalizada al departamento de psiquiatría y psicología de un hospital psiquiátrico, en donde inicia su primer tratamiento psicofarmacológico y psicológico formal. En sus consultas psicológicas se observa cómo a partir de la ruptura de su relación con Lilia y a la par de su intento de suicidio, Andrea también había elevado consideradamente su consumo de cocaína. Lo que en el pasado había hecho con Lilia por diversión, ahora era para Andrea una necesidad irresistible, en cuatro meses había cuadruplicado la dosis de cocaína inhalada y aumentado su consumo; que al principio era ocasional, ahora a razón de tres veces por semana, ya que al estar sin consumir, experimentaba mucho cansancio y su sueño se veía interrumpido por desagradables pesadillas, en donde aparecía Lilia riéndose de ella en brazos de otras mujeres.
Cada vez se ausentaba más de clases y comenzó a tener problemas en su trabajo (en un café internet en ese entonces) por la misma razón. “Quería dejar esa cosa, y me lo proponía pero de repente ya había caminado más de una hora para conseguir más, aun sabiendo el daño que me hacía”. “Mis amigos me decían que había cambiado mucho, ya no salía con ellos, me la pasaba encerrada haciendo lo mío”. Refiere actualmente que ya no sabe lo que quiere, mostrando mucha confusión en cuanto a objetivos, metas y plan de vida. “De lo único que estoy segura es de que amo a Lilia”. Una noche llaman a su psicóloga del hospital psiquiátrico.
Andrea había dejado su medicamento, no había consumido cocaína ese día pero había llegado a la institución fuera de control. El taxista informó que estuvieron dando muchas vueltas, y que en un par de ocasiones ella quiso abrir la puerta del vehículo en movimiento para arrojarse a la calle. Finalmente le pidió ser llevada al hospital. Una vez ahí, los camilleros la sujetaron con gran dificultad, pues para ser una joven delgada y de estatura media, exhibía una fuerza impresionante. Amenazaba al personal diciéndole que iba a averiguar sus direcciones e iría matando a cada uno de ellos, y repentinamente lloraba solicitando la presencia de su psicóloga. El apoyo y contención de ella era lo que su desorganización le permitió buscar, era esa necesidad de recuperar el control de sí misma lo que su mente le indico hacer durante ese episodio, así que pudo pedir al taxista que la llevara a ese lugar. Se quedó internada.

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