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Adicciones Ecuador


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2012  •  676 Palabras (3 Páginas)  •  295 Visitas

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LAS ADICCIONES

Pocos síntomas neuróticos son psico-dinámicamente tan simples y, a la vez, tan tenaces y socialmente mal comprendidos como las adicciones. No importa cuál sea el objeto adictivo (alcohol, tabaco, heroína, marihuana, cocaína, pastillas, máquinas y juegos de azar, internet, trabajo, sexo), siempre hay algo en la conducta del adicto -esa falta de voluntad, esa "esclavitud" de un objeto externo, esos problemas individuales y familiares que acarrea, etc.- que repugna moralmente a la sociedad. Y, más que a nadie, al propio adicto. Se le considera "vicioso", "enfermo", "inútil", "degenerado", "peligro social"...

La cruel sociedad no ahorra ningún desprecio al adicto. Pero, ¿se le entiende en realidad? ¿Qué es un adicto?

La mejor manera de saberlo sería preguntárselo directamente: "¿por qué te enganchas a X?" Muy pronto descubriríamos que lo hace para aliviar o escapar de algún insoportable sentimiento, consciente o inconsciente, de incapacidad, vacío, fracaso, soledad, tristeza, confusión, miedo, auto desprecio o, por supuesto, culpa. La culpa por buscar en la adicción un bálsamo que la sociedad le prohíbe ferozmente: "¡nosotros también sufrimos pero resistimos sin adicciones; haz tú lo mismo!", le increpa con desdén, a veces no sin envidia. Por eso el adicto se aferra aún más a su adicción... y ya tenemos el círculo vicioso. La cronificación. Pues la adicción, como la mayoría de síntomas neuróticos, no sólo es un producto individual, sino también el resultado de algún tipo de maltrato social.

El adicto a X no lo es porque no tenga "voluntad" -allí donde otros sí creen tenerla-, ni, menos aún, porque sea "víctima" indefensa de un objeto intrínsecamente "maligno" y "adictivo", por ejemplo, una droga. El adicto se aferra a su muleta, generalmente, porque su carácter es demasiado débil e inmaduro, demasiado incapaz de soportar la carga de la vida, debido en última instancia a las graves carencias emocionales, antiguas o actuales, que sufre y que anulan su energía e incluso le inducen a la autodestrucción. Ningún ser vivo maltratado puede crecer. El adicto suele ser un niño lleno de miedo, rabia y auto desprecio, y lo es tanto más cuanto más se ceba la sociedad en él ("¡es que no tienes fuerza de voluntad, es que no tienes carácter, es que no dejas tu vicio ni por amor a tus padres, tu mujer o tus hijos, es que te echaremos de casa, es que eres un egoísta, es que te pondrás enfermo, es que eres un fracasado, es que matarás a tu familia a disgustos...!").

Pero la adicción no es el único síntoma que suele sufrir el adicto. De hecho, la adicción forma parte de una constelación de síntomas -depresión, baja autoestima, inestabilidad emocional,

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