ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Bárbara Bobadilla

barbibobadilla13 de Junio de 2014

957 Palabras (4 Páginas)295 Visitas

Página 1 de 4

La preciosidad es su edad

“Preciosidad”, cuento escrito genialmente en tercera persona, que no da otra luz que descansar en la intimidad de una quinceañera saturada de la inminente culminación de la metamorfosis adolescente. Momento, donde su ser se incrusta en los movimientos de la ciudad, emergiendo desde la fantasía íntima, la elocuencia de las trasmutaciones de su yo, elocuencia envuelta en los mitos de la sexualidad, la vanidad y la vergüenza. Niña/mujer urbana que colma los quehaceres de su rutina con pensamientos que llevan a ocultar la posesión de un cuerpo cambiante, que en la vanidad de ser mujer, se aprecia cargada de una espiritualidad que a los quince años se confunde y se posa más o menos en un punto de encuentro en que todas las fantasías y realidades de la niñez, hacen un traspaso difuso a una cierta estabilidad, que por cierto es difícil de encontrar.

Francoise Dolto, psicoanalista francesa, despliega en su obra respecto a los adolescentes, un trasfondo inamovible sobre la edad de los trece y dieciséis años aproximadamente. Ella denomina aquella edad como una “fase de mutación” en que los jóvenes, “…tendrán todos que sufrir ciertos número de pruebas, franquear obstáculos, resolver crisis originadas en su interioridad o en las presiones del medio” . Aquello que la psicoanalista menciona, pueden ser los escarmientos de la muchacha del cuento, ya que sin leer entrelíneas, se vislumbra la majestuosidad de una crisis, pero de una crisis que empezó hace mucho y, a mi parecer, su secuela es brutalmente un cuerpo ignorado, que no se quiere ver, que no se quiere mostrar.

Dolto, escribe, “… en el momento difícil en que los jóvenes se sienten incómodos en la realidad de los adultos por falta de confianza en sí mismos, su vida imaginaria los sostiene ”. Es así como la joven se desenvuelve en el cuento. Ella no es bonita, es delgada y vive con la petición enfrente de no ser mirada. Dentro de todo su baúl de pensamientos ha encontrado dos que la escudan, mostrarse prohibitiva, un tanto fuerte y poseer la virtud de ser aquella compañera que impide la posibilidad de ser vista sino más que por su tino en las respuestas.

Ella desconoce su cuerpo que sigue el curso natural de su ciclo, donde los dones femeninos cada vez se acentúan más. Le acongoja ese cuerpo que ha sufrido cambios y que se aproximan más “en humo y calor”*. Es una crisis, un estallido de conflictos en su mente confundida que propaga un temor exalto de esos que “saben”*, en realidad, todos saben, ahí el escollo de ser vista. No abre los ojos al cuerpo, aquél es una vergüenza, hay una confusión de cuerpo niña y cuerpo mujer, pero algo sospecha por el hecho de que muchos “saben”*, ¿qué saben? que sus pechos ya van camino a la explosión y ya los hombres no la miran como una niña, los hombres “todos”, la ven como una mujer.

En ella habita la confusión incesante de su cuerpo que no ha dejado de crear ensueños de su ser. En ella transita la inexorable idea de ser mujer, pero no aquella que atrae al opuesto por su cuerpo, sino aquella donde es “inteligente”, sin embargo, esa inagotable lucha de no ser vista tiene un delator, sus zapatos.

La existencia de los zapatos tan ruidosos, que revelan la existencia de un cuerpo entre otros, es el encuentro de las ideas tan talladas de la quinceañera. Los zapatos dan la escucha, la hacen existir, denuncian a un cuerpo que se transforma, en el que los escasos indicios de algún anclaje son nebulosos, un misterio femenino que se cuida, se protege, se confunde y espera, pero algo pasa.

Cuatro manos dan un vuelco, cuatro manos hicieron que ella se sintiera en un cuerpo, ahora que la habían tocado, ella ha perdido todo, no tiene nada. Dolto, narra: “la época difícil es el momento de la preparación de la primera

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (5 Kb)
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com