DE LO OTRO A LO IGUAL

De lo Otro a lo Igual1

En La Muerte en los Ojos, parto del examen sobre la figura de los dioses; sobre la manera en la cual los dioses son representados bajo la forma de eso que nosotros llamamos imágenes y que, puede ser, valdría mejor llamarles ídolos. No intento, a través de los mitos griegos, localizar estructuras casi a priori de lo imaginario o del pensamiento, pero sí ver cómo una cultura particular en una época o en otro, ha contado historias. Historias que ilustran la manera de la cual esas personas pensaban y concebían el mundo y las preguntas que ellos se hacían, sin formularlas explícitamente. A través de esos relatos y los documentos culturales que ellos han poseído, se detecta eso que yo llamo a veces una dimensión metafísica; por ejemplo, en el caso de Artemisa, se encuentra el problema de lo Igual y de lo Otro -que Platón ha abordado sobre un plan propiamente filosófico- en la medida en la cual es una diosa de los confines: porque ella cuida que se articulen correctamente los márgenes y el centro, la juventud y la edad adulta. Artemisa asume un rol más importante que la simple función de integración social del joven o del extranjero; ella representa la posibilidad del pasaje del Otro a lo Igual.

Para los griegos, lo Igual, es la identidad social, eso que les aparece como un modelo. El griego piensa la humanidad bajo la forma de eso que no es animal, de eso que es viviente y mortal, eso que es adulto, es decir que ha pasado por ritos de iniciación y se ha incorporado a la vida cívica. Es entonces un ciudadano y un ciudadano masculino. Lo Mismo es entonces esta imagen del hombre que sirve de punto de referencia para concebir a los otros seres vivientes, tanto los animales (que se devoran entre sí y comen crudo) como los bárbaros definidos por una serie de diferencias que le rechazan y dejan fuera de ese modelo. Es igualmente verdadero para el joven que, en Esparta, que se aparta del modelo por su aspecto físico (vestido, peinado, suciedad) del modelo que llamo lo Igual. Todo eso que no tiene acceso a esta identidad es excéntrico. Ahora bien, los griegos han tenido a la

1 Traducción de José Gonzalo Bonilla

vez firmes sentimientos de que esa era la esencia del ser griego y la ciudadanía que definía a la humanidad, pero ellos también fueron llevados con divinidades como Artemisa y Dionisos, a vivir religiosamente el problema del Otro y hacerle un lugar.

Es porque una figura como aquella de Artemisa, diosa de lo marginal es al mismo tiempo fuerza de integración, tiene tanta importancia para mí. Tanto que el joven griego no se ha convertido en un hoplita2, un soldado, un ciudadano. Tanto que la joven no se ha convertido en una esposa y madre de familia, ellos pertenecen al mundo de la alteridad juvenil, donde justamente las cosas no están todavía en su lugar, ya que ellos no están radicalmente separados de la vida animal. Uno de los roles de Artemisa -es que ella misma una diosa de regiones fronterizas, salvajes- es hacer pasar de este mundo, situado a las fronteras de la cultura, de la identidad social de permitir precisamente que los roles sociales sean claramente definidos. Ahora bien, ahora, estos han devenido mucho más confusos. De otra manera, la fronteras entre la adolescencia y la edad adulta estaban claramente trazadas, mientras que ahora, no se acaba más de ser un adolescente…

Esta es la compensación que nosotros acordamos dar ahora a la juventud. En la medida donde el umbral no está definido, el adulto continúa viviendo en la nostalgia de esa edad donde nada estaba establecido de manera definitiva. De allí que la diferencia entre los sexos son menos marcadas ahora que antes. Bajo esta perspectiva, nuestra sociedad se asemeja sobre todo a ese mundo preadulto al cual Artemisa guardaba.

De aquí, a decir que nuestra pretendida modernidad es una regresión hacia la civilización griega dista mucho. No creyendo que haya un progreso de la historia ni una finalidad, yo no sé eso que está antes ni eso que está después. Eso que yo sé, es el escenario sin hacer lugar a Dionisio, que es justamente aquello que mezcla todas las categorías que la religión y las instituciones sociales y políticas

2 Eran ciudadanos que ocasionalmente se dedicaban a la milicia sin perfeccionamiento.

ponen rigurosamente en su lugar. Como si una sociedad no podría impedir establecer un "orden" y de confundirlo al mismo tiempo. Dionisio instaura en la religión griega una dimensión que la sobrepasa, que la escapa y que la niega.

Toda civilización intenta resolver problemas contradictorios, conciliar la vida y la muerte, las sociedades masculinas con la existencia de las mujeres, la edad adulta con los jóvenes que tomarán su lugar. Es necesario tener un orden social bastante estricto, y al mismo tiempo éste, no les será satisfactorio jamás. Así pues, toda sociedad juega todos esos escenarios a la vez: ella intenta constituir cualquier cosa como habitable, siempre teniendo en el horizonte a la Gorgona, como Stalin decía a De Gaulle "siempre es la muerte la que gana".

Porque ellas son anómicas, atípicas, las figuras de la Gorgona, de Artemisa, de Dionisio, me han interesado de forma particular. Los dioses griegos son generalmente representados de manera antropomórfica, mientras que la Gorgona y frecuentemente Dionisio son figuras representadas únicamente por una cabeza. La primera tiene una cabeza monstruosa, a la vez humana, bestial, masculina, femenina, horrible y jocosa, mientras que, en el caso de Dionisio, es un rostro que nos mira fijamente a los ojos, hipnotizándonos.

Dionisio es un dios que nos mira a los ojos y nos domina; es el ojo que nos fija como Gorgona. Como ella, es representada de cara con sus dos inmensos ojos y nos atrapa. Dionisio es un dios evidentemente extravagante, es el único dios griego mágico: es el dios del teatro, de la mascarada, del disfraz, de la ebriedad, y al mismo tiempo es el dios del trance y de la posesión:

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